viernes, 13 de diciembre de 2013

Hombres fuera de juego


LA VANGUARDIA, Tendencias. Sábado, 14 de diciembre de 2013

Para muchos varones la crisis actual ha supuesto la pérdida de su rol de sustentadores principales de la familia y los ha confrontado a diversos interrogantes sobre su condición de homo faber, que ha dejado de controlar su entorno al verse privado de su capital principal. Estudios recientes confirman el aumento de problemas de salud mental referentes a cuadros depresivos, ansiedad o consumo de alcohol que afectaría principalmente al colectivo de personas en paro.
Estos “hombres al sol” nos hablan de sus sentimientos de soledad y de impotencia, asociados a crisis en las relaciones de pareja y al hecho de sentirse desautorizados como padres a causa de su improductividad. Sentimientos de inutilidad que nos confirman que hoy la obsolencia programada no afecta sólo a los objetos, también a las personas que son evacuadas como desperdicios, resto que queda afuera del sistema productivo.
Ellos constituyen el nuevo real social, la llamada nueva pobreza. Ya no son el ejército de reserva tradicional que, aunque en precario, formaban parte del sistema, ahora se perciben claramente fuera de juego. “Vivo la vida por anticipado” es la manera que tiene C. de explicar cómo su existencia depende del crédito mensual de su tarjeta.
Buscar respuestas a estas crisis de ocupación, de pareja y de parentalidad implica partir de sus potencialidades y deseos para transformar eso que se presenta como un conflicto en una solución que incluya al otro -pareja, hijos, profesionales de apoyo- generando y compartiendo ideas juntos (Sennett).
Un taller concebido como un  lugar de encuentro y de palabra, donde cada uno con sus herramientas construye una nueva manera de estar y de hacer, es una oportunidad para exponer esas “invenciones”, compartirlas con otros hombres y resignificar así su nuevo rol como padres y hombres.
Hablar, por ejemplo, de ese sentimiento recurrente de infantilización que experimentan en relación a sus parejas: “nos tratan como niños y supervisan todo lo que hacemos mal en casa y con los hijos”. Hablarlo para salirse de esa posición infantil y permitir con la pareja otro vínculo que no sea de maternaje, y que ponga en juego el deseo, eso que para cada uno, hombre y mujer, está más allá de los cuidados. O pensar juntos en el significado actual de la función paterna, evitando tanto la nostalgia de la autoridad ideal que nunca existió como las tiranías del consumo que hacen del padre-proveedor un anestésico para el malestar infantojuvenil.
“Encontrar apoyo moral, psicológico, profundizar en cómo está cada uno, habernos conocido, sacarse el susto de la crisis, rebajar la tensión en casa, mejorar las relaciones de pareja, sentirte acompañado con otros, tener más potencia para buscar trabajo,..” valoraciones que reflejan cómo este tipo de iniciativas, cada vez más frecuentes, son una respuesta necesaria para devolver a estos “sujetos desahuciados” el valor y la dignidad que les corresponde y de la que se sienten despojados a causa del paro y de las amenazas de ruina y exclusión.


lunes, 25 de noviembre de 2013

Trastornos, malestares y diversidad. ¿Cómo abordamos el TDAH?





Consultable online:

http://www.ciimu.org/index.php?option=com_acajoom&act=mailing&task=view&listid=3&mailingid=162&Itemid=999&lang=es






Durante el mes de enero de este año, se celebraron las Jornadas Trastornos, Malestares y Diversidad. Cómo abordamos el TDAH?, organizadas por el Institut d’Infància i Món Urbà (CIIMU), con la colaboración de la Sección de Infancia del Il·lustre Col·legi d’Advocats de Barcelona. El objetivo de las Jornadas -en las que participaron más de 500 personas de ámbitos muy diversos: psicólogos, psiquiatras, juristas, educadores y trabajadores sociales, enseñantes, asociaciones de familias, etc.-, era abrir un ámbito interdisciplinario de aprendizaje y debate sobre el TDAH, donde se pudiera mostrar la complejidad y la diversidad de enfoques de un tema que preocupa y provoca sufrimiento no sólo a los niños y adolescentes involucrados, sino también a sus familias y a los profesionales que trabajan con ellos. Un tema que se ha convertido también en objeto de creciente interés social y mediático como consecuencia del incremento de su diagnóstico y tratamiento farmacológico, hasta el punto que el Comité de los Derechos de los Niños de Naciones Unidas ha advertido recientemente a España del hecho que se está haciendo un exceso de prescripción de psicoestimulantes y de la necesidad de promover otras medidas de carácter educativo, psicopedagógico, social, etc., en el tratamiento de este trastorno.



Las ponencias que se presentaron en las Jornadas han sido recogidas en una publicación digital y editadas en un conjunto de vídeos, que os adjuntamos. También se han recogido algunas de las numerosas intervenciones que se hicieron desde los invitados de la fila cero y desde el público asistente en un vídeo resumen. Asimismo os adjuntamos el link donde podréis escuchar la tertulia que se celebró después de las jornadas en el programa “El matí de Catalunya Ràdio” de Manuel Fuentes, con la intervención de los Dres. Joan Ramon Laporte, José Ramón Ubieto i Josep Antoni Ramos.



Creemos que en conjunto constituye un buen material que refleja muchas de las diferentes aproximaciones, preocupaciones y controversias que están presentes hoy en relación a la detección, el diagnóstico y el tratamiento del TDAH. Esperamos que sean también un buen instrumento para continuar avanzando en la comprensión y abordaje de este tema desde el rigor científico y el respecto a la diversidad de enfoques, pero sobre todo desde la perspectiva de que es el interés superior del niño el que tiene que orientar prioritariamente todas las actuaciones.

 

Textos y videos de:
Enric Bolea, Susana Brignoni, Concha Fernández Martorell, Eva García, Joan-Ramón Laporte, Josep Moya, Javier Peteiro, Montserrat Tur, José Ramón Ubieto i Francesc Vilà.


 

viernes, 8 de noviembre de 2013

Escrito en el cuerpo


La Voz de Galicia, Sociedad, 9 de noviembre de 2013

El psicoanalista Jacques Lacan nos recordaba que el hombre está capturado por la imagen de su cuerpo, lo adora como si fuese su única consistencia. El cuerpo se convierte así en nuestro nuevo partenaire y por eso asistimos a un culto alrededor de ese nuevo ídolo. Desde el body building hasta la creciente industria del dopaje y el mercado de remodelado del cuerpo, que alcanza a actores, deportistas, militares y ciudadanos de a pie.
Todas estas estrategias de disciplinar los cuerpos apuntan en la misma dirección: alcanzar una imagen de nosotros mismos aceptable y amable para el otro, lo que incluye también el creciente furor por los tatuajes, piercings y otras modificaciones del cuerpo (body mod). 
Los jóvenes muestran otro uso relacionado con esas marcas, que constituyen una especie de branding personal, algo que los identifica y diferencia al tiempo. En una época globalizada donde el sujeto pasa desapercibido en el anonimato de la tribu global, le queda «hacerse» un nombre escribiendo en el cuerpo una marca.
Al placer estético y a la nominación se les une, en algunos adolescentes, un tercer uso. Nos relatan prácticas de escarificaciones, incisiones superficiales que mortifican el cuerpo produciendo una satisfacción paradójica: calman la tensión y la rabia insoportable que experimentan, y al tiempo les produce una sensación de estar vivos.

viernes, 25 de octubre de 2013

Violencias invisibles


La cifra oculta de la violencia infantil


Asunta, Ruth y José, Allison y Andrés, son algunos de los niños y adolescentes asesinados recientemente por sus progenitores. Apenas una pequeña parte, la punta del iceberg, de una realidad mayoritariamente invisible: la violencia contra los niños. Sabemos con precisión las estadísticas de otra violencia no menos dramática, las mujeres asesinadas cada año por sus parejas: 52 en el 2012 y 37 en lo que llevamos de año.

Lo que no sabemos, porque no existen estadísticas, es la cifra de niños y niñas, menores de edad, fallecidos víctima de violencia, generalmente en el medio familiar. Resulta paradójico que la alarma social y el revuelo mediático que provocan estos crímenes no se acompañe de datos precisos que dimensionen la gravedad de los hechos. Algunos expertos estiman que la cifra podría ser incluso superior a la de violencia de género. Sin olvidar además que a estas cifras mortales se suma el hecho de que cada día miles de niños en nuestro país sufren en silencio esa violencia por parte de padres, o de otros familiares con los que conviven (800.000 al año según datos de Save the Children)

Sorprende esta ausencia de datos con las proclamas sobre el interés superior del niño, como principio jurídico y la voluntad de las administraciones en proteger a la infancia en riesgo. Lo que sí sabemos de manera precisa son los menores agresores, que han aumentado en un 23% respecto a años anteriores (Observatorio del Poder Judicial).

¿A qué se debe esa invisibilidad, esa ceguera social compatible con el seguimiento minucioso y muchas veces obsceno de algunos casos mediáticos? ¿Nos preocupa más la infancia peligrosa que la infancia vulnerable? Hoy las políticas públicas están cada vez más condicionadas por los grupos de afectados o por los lobbies con intereses diversos. Todos ellos hacen oír su voz para exigir recursos y normativas que se ocupen de sus dificultades. Quizás este dato nos aclare algo sobre esa cifra oscura.

Más allá de la estadística, la invisibilidad de esta violencia la hace más persistente y para algunas familias constituye su clave secreta, el lazo que las cohesiona, alrededor del cual la familia se mantiene unida y muda. A veces pasa un tiempo largo hasta que esa violencia “estalla” y surge como síntoma insoportable para alguien, habitualmente un hijo/a adolescente. Este vínculo paradójico, en que violencia y lazo afectivo se conjugan, produce efectos duraderos en los niños y a veces sólo una posterior ruptura permite tratarlos adecuadamente.

La violencia es siempre el signo de un fracaso, es “en los confines donde la palabra dimite, donde empieza el dominio de la violencia que reina ya allí, incluso sin que se la provoque” (J.Lacan). El silencio colectivo sobre estos hechos, como lo muestra el otro silencio largo tiempo sostenido sobre los niños robados, es un claro factor de desprotección de la infancia. Visibilizar la infancia, por el contrario, es otorgarles su condición de sujetos de pleno derecho, legal y subjetivo.



martes, 15 de octubre de 2013

¿Cómo abordar los fenómenos de violencia familiar desde el Trabajo en red?

Intervención en el VIII FORUM INTERXARXES.Viernes 11 de octubre de 2013. Barcelona

La violencia es siempre, a diferencia de la agresividad constitutiva del ser humano, un signo del fracaso de los intercambios verbales, algo ya no pasa por la palabra -que se muestra impotente- y se manifiesta mediante un acto, una intención agresiva hacia el otro: insulto, desprecio, agresión directa, negligencia efectiva. Decía Lacan que es “en los confines donde la palabra dimite, donde empieza el dominio de la violencia que reina ya allí, incluso sin que se la provoque”.

La violencia tiene sus coordenadas simbólicas, alrededor de los discursos y creencias que la promueven o la estigmatizan. También la violencia nos ofrece una escenografía llena de imágenes, fascinantes a veces y aterradoras casi siempre. Pero la violencia, sobre todo, tiene una dimensión real que afecta al cuerpo bajo diferentes formas

Sabemos que el fenómeno, por sí mismo, no es suficiente para captar todo aquello que la violencia trae implícito, hace falta localizarlo en la estructura y comprender su lógica. Más allá del acto en sí, podemos diferenciar dos lógicas: en una la manifestación de violencia tiene en cuenta al otro como interlocutor y en este sentido busca una respuesta, a veces de confrontación, otras de castigo, pero siempre sosteniendo así el vínculo con el otro.

La segunda lógica implica que esta violencia busca directamente la eliminación de cualquier vínculo y por lo tanto la destrucción del otro. Es una manifestación del odio en estado puro donde no encontramos ningún signo subjetivo de empatía, dolor, culpa.

Los dos casos son graves pero el último tiene mucho peor pronóstico y este dato es importante pensando en las intervenciones posibles ya que sabemos las dificultades que comportan. Por un lado por su complejidad donde juegan muchas variables (familiares, educativas, sociales, personales) y de otra la implicación emocional que nunca nos deja indiferentes y se manifiesta como angustia mas o menos reconocida. Es fácil por lo tanto precipitarse en la respuesta o por el contrario inhibirse, las dos salidas habituales ante la angustia que nos recordaba Freud.
El trabajo en red, sin duda, nos ayuda a pensar mejor las respuestas porque nos obliga a hacerlo conjuntamente, como elaboración colectiva. Este es, sin duda, uno de los beneficios directos de esta metodología de trabajo tal como hemos comprobado en la experiencia del Programa Interxarxes (www.interxaxes.net).

Nos hace falta pues encontrar e inventar formulas diversas para organizar esta conversación –antídoto de la violencia- interdisciplinaria que nos oriente en el trabajo compartido y que nos permita a la vez sostenernos en el acto que le corresponde a cada cual: social, educativo y/o clínico. Buscar prácticas colaborativas que promuevan recuperar el poder de la palabra, de la escucha y la conversación haciendo un buen uso de estas herramientas.

jueves, 12 de septiembre de 2013

La culpa-cortada



La culpa edípica conecta el goce al superyó por la vía paterna. Somos culpables de nuestros pecados morales. Lacan, sin anular este registro de la culpa -que Freud teorizo alrededor del mito edipico-, va más allá con su concepto de goce. En “Subversión del sujeto y dialéctica del deseo en el inconsciente freudiano” (1960) señala: “(…) Ese goce cuya falta hace inconsistente al Otro, ¿es pues el mío? la experiencia prueba que ordinariamente me está prohibido, y esto no únicamente, como lo creerían los imbéciles, por un mal arreglo de la sociedad, sino, diría yo, por la culpa del Otro si existiese: como el Otro no existe, no me queda más remedio que tomar la culpa sobre Yo [Je], es decir creer en aquello a lo que la experiencia nos arrastra a todos, y a Freud el primero: al pecado original. (…) Pero lo que no es un mito, y lo que Freud formuló sin embargo tan pronto como el Edipo, es el complejo de castración”.

Unos meses antes, en el Seminario de “La ética del psicoanálisis” había explorado los límites de la transgresión y las barreras (bien, belleza y piedad) que el discurso crea para recubrir lo imposible. La separación entre el padre y el superyó se va haciendo más nítida y la culpa aparece desconectada del hecho mismo del goce y de su prohibición para conectarse, en cambio, a la falta-de-gozar, al hecho que el goce está perdido.

A esto se refiere en “Televisión” (1970) cuando dice: “La gula con que denota al superyó es estructural, no efecto de la civilización, sino «malestar» (síntoma) en la civilización”. El mito del padre ya no sirve para explicar lo imposible y el hecho de que se es culpable de gozar poco, lo que obliga al sujeto a hacerse cargo de esa falta. El padre deviene síntoma (Miller).
Un poco más tarde, en “Encore” (1973), y refiriéndose al goce, introduce  el equívoco entre coupabilité y cupabilité: (…) Supongan que haya otro, pero justamente no hay. Y por lo mismo, porque no hay, y que de ello depende el que haría falta que no, la cuchilla, pese a todo, cae sobre el goce del que partimos. Tiene que ser ese, por falta— entiéndase como culpabilidad— por
falta del otro, que no es”.

La culpa encuentra su causa en el corte, la coupabilité. El sujeto está afectado por un goce cortado, limitado, velado por el mito del padre. Es de este imposible de donde se nutre el superyó cuando profiere su orden imposible: goza!!. A esto se refiere Lacan en “Subversión del sujeto y dialéctica del deseo en el inconsciente freudiano” cuando dice “A lo que hay que atenerse es a que el goce está prohibido a quién habla como tal, o también que no puede decirse sino entre líneas para quienquiera que sea sujeto de la ley, puesto que la Iey se funda en esa prohibición misma. En efecto, aun si la ley ordenase: Goza, el sujeto sólo podría contestar con un: Oigo, donde el goce ya no estaría sino sobreentendido”.
La respuesta a esta falta-de-gozar es la culpa que deviene así estructural. En el Seminario XXI “Los no incautos yerran” (1973-1974) -inmediatamente posterior a “Encore” -  en su clase del11 de Diciembre de 1973, vuelve a referirse al corte y la culpa: “El redondel de hilo es algo que les permite la teoría de un nudo. Para romperse, exige tener que ser cortado (coupé). La culpabilidad (coupabilité)”.

Esa es la culpa secreta, a la que se refiere el texto de presentación de las Jornadas, condición del imperativo superyoico que exige de nosotros un esfuerzo más y un sacrificio que hoy toma formas diversas, muchas de ellas ligadas a la “gestión” xtreme de los cuerpos. Recientemente, el New York Times informaba de varios estudios que estiman que un 35 por ciento de los estudiantes universitarios toman ilegalmente psicoestimulantes para combatir el estrés de los periodos de exámenes y otras circunstancias similares . Todo ello en un país donde los últimos datos alertan de una prevalencia del TDAH de más del 20% en secundaria.

Publicado en:

El Buscón -Boletín de las XII Jornadas de la ELP-. (Selección 3).


lunes, 15 de julio de 2013

El cuerpo que habla: el caso del TDAH


PIPOL 6. IIº Congreso Europeo de Psicoanálisis.
Después del Edipo las mujeres se conjugan en futuro. El caso, la institución y mi experiencia del psicoanálisis
Bruselas, 6 y 7 de julio de 2013

El cuerpo que habla: el caso del TDAH

Partimos de la hiperactividad como el significante amo que nombra hoy una nueva manera de vincularse al otro. Una manera contemporánea de responder, con el cuerpo, a la presencia del otro, sea bajo la forma verborreica del niño que no hace sino interrumpir al profesor o la desatenta de ignorarlo. En los dos casos la modalidad del vínculo nos habla de una dificultad creciente de la palabra para regular lo que se agita en el cuerpo.

La categoría TDAH, como clase capaz de “fabricar mundos” (Nelson Goodman), propone una versión de-subjetivada del sufrimiento humano, que podría prescindir de la escucha del sujeto. Lo hiperactivo conjuga con el imperativo actual del funcionamiento y la optimización de las competencias. Aparece como un pragmatismo radical aplicado a la “gestión” del cuerpo, concebido como una máquina, conectado siempre en on y abandonado a su satisfacción autoerótica, confiando que él hallará su propia regulación.

Para el psicoanalista, en cambio, instituir no se limita a dar consistencia a las identificaciones y trata de alojar al sujeto en un discurso, permitiéndole alcanzar una enunciación propia. La institución analítica es, pues, la conversación que instituye al sujeto y apunta  en cada uno a aquello del goce que le es absolutamente singular. Por eso, para nosotros, siguiendo las orientaciones de Jacques Alain Miller, en su último curso “El Ser y el Uno”, habría tantas clases TDAH como casos.

Lo cierto es que en el acontecer de ese movimiento hay palabras apresadas e inscritas en el cuerpo. “Lo Real- dirá Lacan- es el misterio del cuerpo que habla” aludiendo a lo pulsional que habla con el cuerpo sin que el sujeto lo sepa. Una dimensión de acting out se hace presente en muchos de esos niños y adolescentes, un actuar sin palabras pero no sin la relación al otro.


Extracto de la presentación del autor en Pipol 6.

lunes, 8 de julio de 2013

¿Qué beneficios podemos extraer hoy del TRABAJO EN RED?






Hoy las prácticas de red muestran, en muchas ocasiones, algunas de las características típicas de la nueva sociedad de la información y de sus tecnologías: muchas veces su ciclo de existencia es tan efímero como su emergencia fulgurante. Se ponen en marcha con un gran entusiasmo y con la voluntad de trascender y alcanzar un amplio abanico de objetivos, ámbitos de actuación y resultados. Pero la realidad es que en muchos casos estos proyectos no pasan de su etapa de puesta en marcha. Luego van perdiendo fuerza hasta desaparecer sin dejar rastro o bien permanecen en un permanente stand by.
 
En este breve de gestión José Ramón Ubieto profundiza en algunas de las claves fundamentales de este tipo de trabajo desde la experiencia, de más de 10 años, del PROGRAMA INTERXARXES. Un proyecto de referencia a nivel estatal, y que consiste en el establecimiento de una red de coordinación regular y estable entre los distintos servicios de salud, educación y atención social dirigidos a la población infantil (0-18 años).
 
En este enlace podéis acceder al breve de gestión completo.

martes, 25 de junio de 2013

EL TRABAJO EN RED: UNA PRÁCTICA COLABORATIVA PARA REGENERAR EL VÍNCULO PROFESIONAL Y FAVORECER EL ACOMPAÑAMIENTO

 

El día 7 de Junio de 2013 pudimos, al fin, convocar a un buen número de profesionales para conversar sobre la práctica llevada a cabo por José Ramón Ubieto en el programa Interxarxes (Horta Guinardó, Barcelona). Contamos, en esta primera ocasión, con la colaboración del Instituto de Drogodependencias de la Universidad de Deusto y el apoyo de su directora Teresa La Espada. Una mujer interesada en la transmisión y la producción de espacios y tiempos para el conocimiento, la reflexión y el trabajo inter-disciplinar en el marco de las problemáticas emergentes, Salud Mental, Educación, toxicomanías y Servicios Sociales.


En primer lugar queríamos agradeceros a todas y todos los asistentes vuestra presencia así como el interés mostrado durante la jornada. Fue un verdadero placer contar con todos y cada uno de ustedes y esperamos que este pueda ser el principio de una serie de encuentros y conversaciones que nos permitan interrogar nuestra práctica con entusiasmo.

El modelo que proponemos tiene previsto involucrar en su intervención la creación de equipos interdisciplinares y la ética de la construcción del caso (Ubieto). La función del profesional como aquel agente capaz de acoger tanto la singularidad de cada persona, el caso por caso, como la diversidad de disciplinas y saberes fragmentados para producir un trabajo cuidadoso en el marco de las problemáticas emergentes contemporáneas.

I. La construcción del caso en red. 
“Los casos no existen per se, existen los expedientes que recogen las informaciones sobre el sujeto y su contexto social y familiar, la cronología de las actuaciones, pero eso no basta para captar la lógica del caso.” (José Ramón Ubieto) 

En las profesiones sobre los otros (Francois Dubet) resulta estructurante el valor de la pregunta, de cierto no saber, que nos ponga en el lugar de interrogar vivamente cada caso para atenderlo en su singularidad. La propuesta desarrollada por José Ramón Ubieto, en el programa Interxarxes propone la creación de dispositivos para pensar los casos en conjunción con otros profesionales de la red que atienden un caso común. Interxarxes lleva diez años funcionando, en el distrito barcelonés de Horta Guinardo, poniendo a trabajar de manera conjunta a profesionales de toda la red de Salud Mental, toxicomanías, Servicios Sociales y Educación. 

II. El tratamiento es la propia red. 

La red puede representar diversas maneras de trabajo con el otro. Puede ser una red basada en la derivación, en poner a circular al sujeto bajo las premisas de la eficacia y la eficiencia. O bien podemos pensarla como un lugar de conversación capaz de atender las subjetividades. De tal manera que la red pueda adaptarse y flexibilizarse para cada sujeto, solo así, la red encuentra su verdadera función, ser sostén para el otro.

El Proyecto Interxarxes analiza los fundamentos teóricos de las prácticas de red e incluye aportaciones precisas sobre el método, partiendo de una experiencia en curso, el propio proyecto Interxarxes, una innovadora iniciativa en la gestión de los servicios sociales consistente en el establecimiento de una red de coordinación regular y estable –en el ámbito del distrito de Horta-Guinardó (Barcelona, España) – entre los distintos actores implicados en la salud, la educación y la atención social de la población infantil. 

Proponemos pues abrir una pregunta en torno a la necesidad de trabajar desde la ética de la construcción del caso y en consecuencia atender a la incorporación de dispositivos de conversación interdisciplinar en el panorama de la Salud Mental, el Trabajo Social y la Educación Social. 

Graciela Frigerio nos advertía en el pasado Congreso Estatal de Educación Social (Valencia 2012): “La manera en la que se ponen a trabajar los conceptos, no es sin consecuencias políticas”. El acto de pensar es en sí mismo un acto político, y además, un desafío. En el sentido de confrontarnos con los saberes de nuestra época, de nuestra disciplina y de nuestra práctica, y aceptar el reto de considerar que no-todo el saber está escrito, y que nosotros podemos contribuir al pensamiento contemporáneo de la Educación Social y la Salud Mental en nuestra época.
INTERABIDE ASOCIACIÓN EDUCATIVA

lunes, 17 de junio de 2013

El factor sujeto




Los dilemas, suscitados por la no renovación del jugador Abidal por parte del FC Barcelona (sentimientos versus rendimiento), revelan un síntoma de muchas instituciones de nuestra época. Tradicionalmente los valores, socialmente aceptados (progreso, esfuerzo, lealtad, solidaridad) configuraban el marco de acción de cualquier organización (desde la iglesia al ejercito pasando por las políticas, culturales, sociales e incluso las económicas). Luego cada una se diferenciaba en sus estrategias y tácticas. Unas primaban la relación interpersonal, el cuidado y otras el rendimiento y el beneficio económico.

La hipermodernidad produjo un cambio notable: los modelos del management, propios de las organizaciones empresariales, se exportaron a todas las demás. Aquello que generaba negocio y resultaba eficaz y eficiente podía ser la brújula de la gestión de un hospital, un centro de servicios sociales o un club de futbol. En cierto modo se trataba de pensar en términos de  reingeniería social y eliminar el desperdicio –lo improductivo- tal como propugna el exitoso método Lean.

Esta idea, muy extendida a partir de la implementación en los años 80 de la New Public Management es hoy una realidad en los servicios públicos que no ha dejado, por ello, de recibir críticas. Algunas de expertos como Ralf Dahrendorf, miembro de la Cámara de los Lores y ex rector de la London School of Economics, que  escribía lo siguiente: "Debemos tener cuidado con los enfoques hacia los servicios públicos que se guían con criterios empresariales. En ciertos momentos y en ciertos países, los servicios que no tienen por qué ser públicos tuvieron que privatizarse y apegarse a líneas empresariales con el fin de funcionar mejor (o para poder funcionar siquiera). Pero los servicios públicos esenciales como la salud, la educación, el transporte y unos cuantos más, siempre serán sólo eso, servicios, y por ello se les tendrá que medir con criterios más complejos que el logro de metas cuantificables." ("El triunfo de los servicios públicos", LV 1/1/2004)

¿Se puede eliminar de las instituciones, incluidas las empresariales, el factor sujeto, aquello que se cuela en cualquiera de sus intersticios? ¿Se puede todavía pensar en una objetivización absoluta de los vínculos institucionales? ¿Todo es reducible a la “gestión”: emociones, cuerpo, salud, relaciones?

El psicoanalista Jacques Alain Miller recordaba que el clínico forma parte siempre del cuadro que enmarca el caso que atiende. Al igual que el maestro o el trabajador social o el directivo de un club de futbol, difícilmente pueden pensarse por fuera de ese marco.
El arte ha dado muchas muestras de ese factor sujeto en los “caprichos” de los actores o las extravagancias de los artistas que no son más que signos de un deseo que es ineliminable. Las organizaciones, del tipo que sean, se mueven por muchas razones pero seguro que una de las decisivas es el deseo de sus miembros y los síntomas que provoca ignorarlo.

Los afectos no se oponen al rendimiento, más bien lo condicionan. Por eso ignorarlos, como hace buena parte del pensamiento pseudocientífico (no confundir con la ciencia seria) que cultiva la ilusión de un hombre neuronal (reducido a combinaciones neuroquímicas) o el pensamiento político que sueña con prescindir de aquello que no participa de lo programado es la mejor manera de garantizarse su retorno bajo formas destructivas (repeticiones, desafección, boicots...). Reducir un sujeto a un código de barras o a sus performances mutila la propia institución y los beneficios que persigue.

domingo, 9 de junio de 2013

El horror a lo femenino




LA VANGUARDIA, Tendencias. Domingo, 9 de junio de 2013


Freud habló de un horror básico a la mujer fundado, para el hombre, en su diferencia, que la hace “incomprensible, misteriosamente ajena y por eso hostil”. Hoy podemos hablar mejor de lo femenino, como aquello que es radicalmente otro, diferente, para hombres y también para las mujeres.

Lo femenino se opone al tener, a lo programado, a lo fálico como única solución. En su lugar propone el ser, la sorpresa y el no-todo fálico. Cada época ha buscado fórmulas para tratar lo femenino: desde el amor cortés hasta el patriarcado, pasando por la quema de brujas, personajes que encarnaban bien ese horror a lo femenino.

Las prostitutas son otra de las figuras de ese horror. Antitéticas de la madre, fiel e incondicional, ellas se presentan infieles y con condiciones de entrega. La injuria clásica “hijo de puta” muestra, sin embargo, que en el inconsciente madre y puta son dos caras de la misma moneda.

Una de las condiciones de amor que apuntó Freud es la disociación que el hombre hace entre ese amor materno idealizado y la degradación de la mujer-objeto. Algunos sujetos, parece ser el caso del falso shaolin, llevan esa disociación al extremo del acto mortal. Las razones específicas varían: historias infantiles de humillación, reales o percibidas, “certezas” de una misión que deben realizar. La lista de asesinos de prostitutas es larga, sólo en España entre 2010 y 2012, nos recordaba hace unos días en estas páginas Miquel Molina, ha habido veinte asesinadas.

En cada asesino cohabitan su lado amable, ligado a ideales religiosos o militares, con voluntad redentora, y el reverso de su sadismo (torturas, violaciones). Encarnizados en mujeres que, para ellos, representan mejor que nadie ese goce que escapa a su control. Es por ello que el feminicidio incluye atarlas, torturarlas, descuartizarlas y exterminarlas para eliminar cualquier signo vivo de ese goce femenino que les horroriza.

Los casos de violencia de género nos muestran también cómo el insulto “puta” es habitual para señalar aquello de la mujer que es percibido por el maltratador como fuera de su control –y por ello insoportable: salidas a la calle, miradas ajenas, pensamientos propios, llamadas desconocidas.

A ellos les queda la satisfacción que encuentran en el acto y el objeto fetiche (cabello, ropa, trozos del cuerpo mutilado) que guardan siempre como un trofeo de caza.

sábado, 1 de junio de 2013

Un mito muy masculino


 















La Vanguardia. Tendencias, 1 de Junio de 2013
¿Necesitamos salvadores?





Un mito muy masculino



La crisis, una de cuyas ventajas es hacer más visible lo social, nos devuelve el mito clásico del salvador, mito muy masculino. Un hombre, sólo ante el peligro, antepone el interés colectivo (patria, institución) a cualquier otro personal que debe ser sacrificado en aras del primero. Coincidiendo con la marcha de Mourinho, Aznar anuncia su regreso a la política activa. Dos hombres y un mismo destino: salvar a una institución en declive (Madrid, España) y devolverle el honor mancillado.

Sin entrar en las claves partidistas hay detalles compartidos en su modus operandi, empezando por este objetivo (goal) común. Uno y otro son ejemplares en la aplicación de la teoría neurótica (Freud): “la culpa es siempre del otro que no deja de satisfacerse a costa mía y en mi perjuicio” (privilegios arbitrales, demandas insolidarias,..). El otro tiene pues el goce que a mí me quita, goce que siempre debe ser contado y calculado (tantos penaltis, tantos agravios,..).

Esta tesis, sin dialéctica posible, legitima una respuesta que justifica la propia impunidad. Para este fin cualquier medio está aceptado, incluidos los “digitales”: el dedo propio en el ojo ajeno o el dedo erecto como signo del poder fálico, que desconoce el límite de las reglas colectivas y espera ahorrarse el pago establecido. Si a eso se suma la debilidad del antecesor, el rito de salvación encuentra su legitimidad completa.

¿Resultados? En términos de outputs conocemos los datos del entrenador: escasos y con una relación coste-beneficio muy negativa. En término de outcomes (beneficios del método que revierten en aprendizaje para próximas iniciativas) la cosa pinta peor: división interna en sus filas y aumento notable de la hostilidad con el entorno. Poco aprendizaje, pues, para tanto esfuerzo.

El regreso anunciado del hombre que un día, a propósito de las razones de la guerra de Irak o del cambio climático, declaró que a él no le importaban las causas, sólo los hechos (por cierto, inventados) ¿qué legado nos dejará tras su paso? La ética de las buenas intenciones tiene el riesgo de ignorar las consecuencias de los actos bienintencionados y además suele revestirlos con un velo sobre la memoria histórica (no hay que olvidar que aquí se trata de un regreso).

Europa, y España, nos ofrecen hoy muchos ejemplos del retorno de este mito, que más tarde o más temprano, se confronta a aquello que vela el mito: el culto a la personalidad y la arbitrariedad del acto redentor. Salvar al otro, y más cuando éste no lo pide, no parece entonces un buen método para el otro ni para la convivencia social. Otra cosa son los beneficios para sí mismo.



lunes, 27 de mayo de 2013

DSM-V. ¿Todos trastornados?




La primera edición del DSM se publicó en 1952 y al igual que la siguiente eran un reflejo de la influencia del psicoanálisis. Películas celebres como Recuerda de Hitchcock (con decorados de Dalí) dan testimonio de esa época. Las siguientes partieron de una concepción biologizante del ser humano y supusieron un cambio notable al desmantelar los grandes cuadros de la psicopatología, reduciéndolos a ítems contables. Este mecanismo produjo un efecto burbuja creciendo los trastornos a un ritmo de 100 cuadros por edición, llegando ya a los 500 del actual DSM-V.

El DSM compite con la Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE-10), manual de la OMS más flexible para permitir el juicio clínico y la variación cultural. La mayoría de diferencias son arbitrarias pero su armonización choca con el lobby de la Asociación Americana de Psiquiatría que ha hecho del DSM una industria con grandes beneficios.

Su incidencia en la vida de las personas es notable ya que no se limita a clasificar sino que decide las prestaciones a recibir así como los internamientos de oficio. En EE.UU, entre 1987 y 2007, se dobló el número de personas que recibieron prestaciones sociales por incapacidad asociada a un trastorno mental y en los niños 35 veces más, siendo la primera causa de discapacidad infantil.

Esta influencia es lo que resulta más inquietante de esta nueva edición donde A. Frances, uno de los máximos responsables de la anterior, alerta que “hay muchas sugerencias de que el DSM-V podría dramáticamente incrementar las tasas de trastornos mentales y crear decenas de millones de nuevos pacientes mal identificados al promover la inclusión de muchas variantes normales bajo la rúbrica de enfermedad mental”.

Algunas novedades: “Trastorno cognitivo menor”, que incluye síntomas inespecíficos muy comunes en personas de más de 50 años; “Trastorno por atracones” definido por darse un atracón semanal en un periodo de tres meses –práctica no inhabitual en verano – y que pasaría a considerarse un trastorno mental. O el que se prevé el cuadro estrella: “Trastorno mixto de ansiedad-depresión” con síntomas ampliamente distribuidos en la población general (inquietud, tristeza) para los que la medicación no supera en resultado al placebo.

La buena noticia es que este desvarío parece encontrar ya su freno en la redacción misma del DSM-V, muy conflictiva debido a las tensiones internas y en el rechazo de numerosas instituciones, entre ellas el Consejo General de Psicología de España. El gobierno de EE.UU., preocupado por reducir gastos en farmacia y hacer viable la reforma impulsada por Obama y Kerry, no admite de sus proveedores ninguna factura que no se base en criterios del manual de la OMS y el NIMH (Instituto Nacional de Salud Mental) – la mayor agencia de investigación biomédica proveedora de fondos de investigación en salud mental– acaba de anunciar que dejará de hacer uso del DSM porque carece de validez y “los pacientes con trastornos mentales se merecen algo mejor”.

No se trata de negar la utilidad de las clasificaciones en la clínica, y mucho menos del diagnóstico, pero cualquier etiqueta no puede olvidar que un sujeto nunca se reduce a la categoría. Frente a esta pasión universalizante del “todos estamos enfermos y fuera de la normalidad, necesitados de medicación” hay que oponer la singularidad del síntoma de cada uno, de aquello que nos hace diferentes y no por ello trastornados. Cuando el clasificar, como finalidad última, borra la escucha del malestar del sujeto, la clínica pierde toda razón de ser.

jueves, 23 de mayo de 2013

Los lenguajes de la nueva pobreza


El término mismo de “nueva pobreza” ya merece por sí mismo un comentario inicial. Hoy está de moda anteponer el  calificativo nuevo para designar un cambio respecto a lo antiguo. Y a veces es así pero muchas otras, lo que se ha dado en llamar el “paradigma 2.0” no hace sino enmascarar la lógica subyacente que repite más que inventa, aunque formalmente parece una novedad radical.

Por nueva pobreza parece entenderse el hecho de que amplios sectores sociales que hasta ahora disponían de recursos de subsistencia y de un bienestar material por encima del umbral de la pobreza, ahora han  cruzado esa frontera y son calificados como pobres.  En cierto modo es así, estadísticamente hoy hay en España y en Catalunya más personas que hace una década en situación de pobreza.

Lo erróneo sería pensar que esto es una novedad, efecto de la crisis financiera y económica que se inició en el 2008.  Si tomamos la pobreza no como un estado, sino como un proceso comprenderemos que lo que está pasando ahora es más profundo y estructural que el efecto de una crisis cíclica. La pobreza surge como concepto codificado en la sociedad occidental y se fundamenta en un sistema económico, el capitalismo y en una filosofía propia como es el individualismo.

Tradicionalmente la pobreza marcaba la frontera norte-sur y constataba cómo unas sociedades despojaban a otras de sus propios medios de supervivencia dejándolas en una situación de precariedad y empobrecimiento material, social y personal. Hoy la globalización ha trasladado esa frontera al interior mismo de cada sociedad, incluida por supuesto la nuestra. A los sectores más vulnerables, ligados a la inmigración, hoy se suman otra población autóctona que ha perdido los recursos de subsistencia ligados al trabajo asalariado.

Este proceso de desposesión forma parte del “nuevo orden mundial” basado en una desigualdad creciente y en una explotación, por parte de las elites,  cada vez más abusiva. Por eso los informes de las instituciones financieras (FMI, OCDE) sobre la pobreza son verdaderos ejercicios de hipocresía y cinismo ya que todo el mundo sabe que para mantener el estilo de vida, promovido en las últimas décadas, y la excelencia de las compañías y el beneficio de sus accionistas, la pobreza de una parte –cada vez mayor- de la sociedad es necesaria.

Una de las ventajas de la crisis es que hace más legible lo social, marcado por las excrecencias del sistema capitalista y los excesos de su des-regulación.

Si no pensamos la pobreza en esta lógica, articulada a las derivas del capitalismo especulativo, lo que Sennett llama el “nuevo capitalismo”, caeremos en la tentación de considerarla como una calamidad o una enfermedad, algo inevitable y connotado muy negativamente. Este discurso de la pobreza como una disfunción social que habría que corregir con medidas asistenciales caracteriza a la pobreza como un estado individual, definida por una  carencia material y en cierto modo natural en algunos sectores considerados marginales y desvalorizados en cuanto a sus posibilidades de mejora.

Baste un ejemplo en los eufemismos con que hoy se nombra ese real: la administración se refiere a los sujetos que recogen comida en los contenedores como “sujetos con dinámica de recuperación de alimentos” o a los chatarreros de toda la vida como “sujetos con dinámica de recuperación de materiales desechables” o a las personas que van de un domicilio a otro, por deshaucio o impago, como "sujetos con inestabilidad domiciliaria". Estos ejemplos, a los que se podrían añadir muchos más, muestran las dificultades de una sociedad para hacerse cargo de sus propios desechos, de eso que ella produce en su back door como residuo no reciclable por un sistema que, como el mismo Sennett definió en una visita a Barcelona, “se ha vuelto hostil a la vida” y que ya Jacques Lacan describió como contrario al amor por el hecho de que no deja ningún margen para la falta, que todo en él –incluidos los residuos y las personas como objetos consumibles- aparecen como reciclados en una entropía voraz e infinita.

Es un hecho que en todas las culturas ha habido personas incapaces de ocuparse de sí mismas y que por ello han necesitado de una tutela efectiva por parte de la familia o el estado. Pero las personas a las que hoy incluimos en esta categoría de “nueva pobreza” no son inválidas social o personalmente.

Son personas que tienen capacidades suficientes para responsabilizarse de sí mismos pero se han visto despojados de los medios necesarios: en primer lugar el trabajo y después, en muchos casos, la vivienda. En ese sentido, cualquier respuesta que no incluya la restitución de la utilidad social del trabajo y/o de la ocupación activa será solo una solución eventual y falsa.


Extracto de la conferencia impartida en el Seminari sobre l'atenció a la nova pobresa, organizado por la UOC, INSERCOOP con la colaboración de la Fundació Catalunya-La Pedrera

lunes, 13 de mayo de 2013

La moral religiosa y los lazos familiares




La ofensiva moral de la derecha en Europa y en España en lo que se refiere a las formas familiares es un hecho incuestionable. El episodio de “El muro de los gilipollas” en Francia es mas que una anécdota, es la respuesta de un sector del mundo jurídico a esta ofensiva que ha tenido un gran impacto popular (reacción a la ley “Mariage pour tous”) y que muestra como la derecha más rancia, de credo católico, parece haber dejado caer el velo de lo correcto y empieza a quebrarse el pacto tácito de 1945, que aparcaba Vichy y sus connotaciones fascistas. En otros países de Europa la deriva derechista permanece también ligada a la iglesia católica. Muy ilustrativo al respecto las tesis de Marcel H. van Herpen sobre la influencia putinista en este tema1.

En España Mª Dolores de Cospedal y otros representantes de la derecha como el ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, ya se han referido a los años 30 como escenario de tensión social.  A esta moral del deber y los lazos biológicos, compatibles, por cierto, con la ausencia de políticas familiares efectivas como han mostrado muy bien expertos como el sociólogo Lluís Flaquer2, la izquierda opone la del derecho democrático (pluralidad, diversidad, derecho a) que tiene también sus contradicciones.

Estos debates, en Francia sobre el matrimonio homosexual o en España sobre la ley del aborto, ponen de manifiesto una obviedad: cualquier valoración que hagamos sobre los asuntos de familia parte de un pre-juicio. El derivado del hecho que cada uno procede de una familia en la que se crio y para él fue “lo natural”. Algunos buscan fundamentos religiosos o científicos en la madre naturaleza o en la biología. Otros en cambio legitiman cualquier novedad en base al principio democrático de tener “derecho a”, olvidando que un hijo debería ser fruto de un deseo, no de un derecho.

Los datos de la realidad actual de las nuevas formas familiares son, por otra parte, inapelables: 6 millones de hijos viven en familias homoparentales (USA) y 30.000 matrimonios homosexuales en España. Las demandas de acogimiento o adopción por parte de mujeres solas van en aumento y las familias monoparentales representan ya el 15%. Hay más de 300.000 bebes probetas en el mundo y alrededor del 10% de las inseminaciones se hacen a mujeres solas. Centenares de niños españoles han nacido de vientres de madres extranjeras en la última década.

A partir de aquí, ¿qué posición tomar? Levi-Strauss aconsejaba prudencia al recordar que estas formas familiares y de procreación ya las registramos a lo largo del tiempo y las culturas, especialmente en aquellas en las que la Iglesia católica no ejercía un poder de control político. Añadía también el liberalismo en lo que se refiere a la reivindicación de la igualdad de derechos civiles.

Las inquietudes que plantean algunos, respecto las transformaciones familiares, se refieren a las garantías del ejercicio de la parentalidad y la construcción de la identidad sexual. Lo cierto es que los estudios existentes coinciden en no encontrar ninguna patología específica en los niños criados en estas familias. En algunos casos incluso, como la homoparentalidad, más bien sitúan algunos rasgos de carácter positivos como sería una mayor tolerancia y flexibilidad hacia las cuestiones de género.

Cada una de las nuevas formas del lazo familiar deja su huella en lo que Freud llamó la novela familiar. “Mi madre tiene una novia que es como un señor, una mujer pero con un perfume fuerte”. De esta manera me explica una niña de 10 años la relación homo de su madre. Es un ejemplo de que también las teorías sexuales se adaptan a los nuevos tiempos y de que todos necesitamos un tiempo para significar las nuevas relaciones.

La razón de esta “normalidad” de la diversidad familiar no tiene nada de extraño: la paternidad es siempre una atribución, son los niños quienes invisten al otro como padre y madre, una verdad que cualquier padre adoptivo o acogedor comprueba a diario. La familia, como bien sabían los romanos al distinguir el genitor del pater, no tiene nada de natural, es un artificio, una invención que cada civilización moldea bajo diferentes formas

Por eso la verdad que cuenta para cada niño, más allá de la biología, es como cada familia acoge al hijo en su singularidad, dejándole el margen necesario para que construya su subjetividad, sin instrumentalizarle como un objeto de satisfacción. Lo que sí es un hándicap, en cambio, es el estigma social que todavía rige y que hace a los niños depositarios de esa diferencia y les obliga a justificarla.

1. http://www.project-syndicate.org/commentary/putinism-as-a-model-for-western-europe-s-extreme-right-by-marcel-h--van-herpen/spanish .
2. http://www.fundaciolacaixa.es/StaticFiles/StaticFiles/8472ce6adfcef010VgnVCM1000000e8cf10aRCRD/es/es03_esp.pdf

lunes, 6 de mayo de 2013

Lo mental y lo social*


 



Pensar la incidencia de lo social en la relación asistencial con sujetos con patologías mentales parecería lógico en un discurso inclusivo sobre estas problemáticas. Lo curioso es que en el discurso actualmente dominante en la Salud Mental (SM) lo social queda relegado a un factor secundario respecto a la etiología y a actividades secundarias, fundamentalmente de rehabilitación, por lo que hace al tratamiento de la patología mental.

Sirva como ejemplo el programa televisivo “La marató” de TV3, centrado en la Enfermedad Mental (EM) celebrado en el mes de diciembre de 2008. Tanto en el programa mismo como sobre todo en los proyectos subvencionados con el dinero recaudado, cantidades muy altas, se hizo patente este desprecio por la incidencia de lo social en la EM: tan solo uno de los proyectos subvencionados incluía variables sociales y su dotación apenas supone un 1% del total del dinero conseguido.

Estos hechos no son nada ajenos a un nuevo paradigma en la relación asistencial que se ha impuesto desde hace algunas décadas. Hoy, entrados ya en el Siglo XXI, podemos decir que la tendencia “individualista” en la mirada sobre el sujeto contemporáneo, junto a las falsas promesas del cientificismo, constituyen la base más firme de la nueva relación asistencial cuyas características y consecuencias podemos ya vislumbrar con claridad.

 

Esta nueva realidad es la consecuencia de un amplio e ilusorio afán reduccionista que trata la complejidad del real que abordamos, mediante razonamientos y procedimientos simplificados. La ilusión de reducir la complejidad del psiquismo y de la subjetividad a una parte de nuestro organismo: el cerebro. El hombre, así pensado, es un hombre neuronal sin pasado ni futuro, sin historia.

 

Hoy asistimos a la proliferación de investigaciones sobre la genética humana, los fundamentos biológicos de sus procesos mentales, afectivos y relacionales. Estas investigaciones pretenden explicar, a partir de nuestra neuroquímica cerebral o de nuestra fisiología neuronal, cómo es posible que alguien elija una pareja, decida sus inversiones en bolsa o se afilie a un partido político. Todo ello se basa en la idea del hombre neuronal, un sujeto sin consciencia, o en todo caso con una conciencia ya programada y con un funcionamiento ajeno a su voluntad, decidido por misteriosas sinapsis (Pérez-Álvarez, 2011). Estas tesis ensalzan la idea de un individualismo irresponsable ya que sus actos estarían previamente determinados por causas ajenas a él (bioquímica cerebral, dotación genética).

 

La lógica de este nuevo saber sobre el hombre, reducido a su condición neuronal, constituye una verdadera supresión de su condición de subjetividad y por tanto de su relación al otro, o sea de su dimensión social. La etiología supuesta tiene carácter orgánico, vinculado a déficits funcionales (desequilibrio en los diversos sistemas neurotransmisores). En el origen de todo esto suponemos una causa genética que si bien es indemostrable (autismo, esquizofrenia,..) aparece como la garantía final, la evidencia científica de todo el discurso (Tizón, 2009). Las informaciones que disponemos acerca del futuro DSM V no hacen sino confirmar esta idea (Frances, 2010).

 

Estas tesis “neuronales” alcanzan también el ámbito de la intervención social, si bien con menos intensidad que en otros como el de la salud o la educación. Se habla ya de la “neurona de Wall Street” para explicar el comportamiento humano con el paradigma del liberalismo económico, como si actuásemos de manera isomórfica al sistema capitalista (Pérez-Álvarez, 2011). Se pretende así encontrar las bases neurológicas de las prácticas sociales en un momento en que asistimos a un declive evidente de las ciencias humanas y sociales (Llovet, 2011).

Esta pseudociencia se presenta como una liberación del re-ligare de lo antiguo. Se apoya en el poder de la ciencia, exorcizadora de las ataduras y contaminaciones de los viejos procedimientos que implicaban una “confusión” entre sujeto y objeto. La paradoja es que esa ciencia abusiva, o sea el cientificismo, acaba dando forma sólida a una nueva religión por su carácter holístico.

Junto a este nuevo objeto de la SM se promocionan soluciones rápidas y simples que sin embargo no parecen contar con todas las evidencias que prometen. Los antipsicóticos de segunda generación que previsiblemente serian más eficaces y con menos efectos secundarios que sus predecesores no parecen cumplir con sus promesas (menos eficacia y mas efectos indeseados), su uso es discutible (mayores de edad, niños) y en cualquier caso no parecen haber frenado las cifras de los trastornos mentales que aumentan día a día.
*Extracto de la Conferencia realizada en la Comunitat Terapeutica del Maresme, setiembre de 2012. Arenys de Munt (Barcelona)

martes, 23 de abril de 2013

Medeas en el exilio: madres y mujeres



LA VANGUARDIA, Tendencias / Miércoles, 24 de abril de 2013


José R. Ubieto. Psicoanalista

Un infanticidio, como cualquier acto humano, obedece a causas múltiples y diversas, cuyas formas son siempre propias. De allí que ofrecer una explicación uniforme es ignorar esa singularidad. Lo común es que siempre se trata de un drama incomprensible, un real cuyo sentido absoluto se nos escapa. Resulta impensable que una madre pueda hacer algo así a sus hijos y por eso hacen falta otras claves para entenderlo. Nadie que no ha llegado a un punto límite de desesperación hace un pasaje al acto similar.

A veces se trata de una idea delirante que envuelve a los hijos, otras de un “homicidio compasivo” previo a un suicidio de la madre. La clínica y la literatura también nos proporcionan pistas sobre otra de estas causas. Medea, en la tragedia de Eurípides, había hecho de todo por amor a Jasón, su marido, incluso traicionar a su padre y a su país. Cuando Jasón le comunica su intención de casarse con la hija de Creón, Medea -que ama profundamente a sus hijos- los mata en venganza. Interrogada por Jasón le responde que lo hizo para causarle dolor, aún a costa del suyo propio como madre, y el vacío inextinguible que se le abre. En ese acto muestra como su ser de madre no oculta que ella también es una mujer, dolida por perder a su marido y que le golpea allá donde más le duele a él: en sus hijos. A través de su propio sacrificio ella trata de cavar un agujero en el otro, imposible de llenar.

Otro escritor, André Gide, relata una pérdida, para él inconsolable, que le llevará a escribir las que serán sus páginas más bellas, “Et nunc manet in te” y su “Diario íntimo”. Su mujer Madeleine quema sus cartas de amor, tras un despecho: “Acaba de hacerme esta confesión que me abruma. Es lo mejor de mí que desaparece; y que ya no servirá de contrapeso a lo peor. Me siento arruinado de un solo golpe. Ya nada me importa. Me habría matado sin esfuerzo”. Esas cartas tienen, como señala Jacques Lacan, el valor “de su hijo más querido”.

Matar a los propios hijos, sacrificar su último bien cuando ya ha sido despojada de todo lo demás, es una respuesta extrema –y por eso poco habitual- al despecho, pero sería un error no ver en ella algunos índices de otras violencias invisibles. Hoy constatamos cómo se degradan algunas situaciones (no son causas directas) que hacen que una extrema vulnerabilidad pueda transformarse, a partir de un desencadenante, en un acto auto o heteroagresivo. A las condiciones materiales precarias se une la violencia de género, la soledad, el desamor y muchas veces el "exilio" de su país de origen.

Madres y mujeres "sin nada" (papeles, medios de subsistencia), acosadas por sus ex parejas, a veces incluso tras el abandono, al borde siempre de la ultima pérdida (vivienda, prestaciones sociales). En ese agujero negro su desespero puede llevarlas al sacrificio último de su vida o la de sus hijos. Hoy cada nueva Medea nos conmociona por su excepcionalidad pero la regla, a menudo velada, es otra. El aumento notable de casos donde estas violencias invisibles están presentes debería alertarnos, no con el afán ilusorio de evitar un acto que siempre es imprevisible, pero sí al menos para reducir los factores de riesgo.

lunes, 22 de abril de 2013

La “institución TDAH”


La “institución TDAH”

Partimos de la tesis que la institución es un discurso y por ello podemos tomar la hiperactividad como el significante amo de un discurso que tiene como efecto una nueva manera de vincularse al otro. Una manera contemporánea de responder, con el cuerpo, a la presencia del otro, sea bajo la forma verborreica del niño que no hace sino interrumpir al profesor o la desatenta de ignorarlo. En los dos casos la modalidad del vínculo nos habla de una dificultad creciente de la palabra para regular lo que se agita en el cuerpo.

La categoría TDAH, como clase capaz de “fabricar mundos”, en el sentido que da a esta expresión el filósofo y lógico Nelson Goodman, tiene hoy, más allá de su uso clasificatorio, un carácter instituyente para niños, adolescentes y ahora también adultos. El imperativo actual del funcionamiento y la optimización de las competencias aparece como un pragmatismo radical aplicado a la “gestión” del cuerpo, concebido como una máquina, conectado siempre en on y abandonado a su satisfacción autoerótica, confiando que él hallará su propia regulación.

La “institución TDAH” propone así una versión de-subjetivada del sufrimiento humano, que podría prescindir de la escucha del sujeto. Lo cierto es que en el acontecer de ese movimiento hay palabras apresadas e inscritas en el cuerpo. “Lo Real- dirá Lacan- es el misterio del cuerpo que habla”. Una dimensión de acting out se hace presente en muchos de esos niños y adolescentes, un actuar sin palabras pero no sin la relación al otro.

La cuestión no es pues la de cuestionar la existencia misma del TDAH, sería una obviedad al tratarse de un artefacto discursivo de amplio alcance http://www.nytimes.com/interactive/2013/03/31/us/adhd-in-children.html?_r=0 , sino de descompletar el diagnóstico psicopatológico y orientar la cura hacia la parte inventiva del síntoma. Entender que lo hiperactivo, en tanto acontecimiento de cuerpo, no responde a una ficción universal, sino a la manera particular en que el traumatismo de de lalengua percute en el cuerpo.