miércoles, 17 de diciembre de 2014

¿De donde surge el miedo escénico?







LA VANGUARDIA. Tendencias, miércoles 17 desembre 2014



El miedo escénico –al que más bien deberíamos llamar angustia-  es el miedo a una escena en la que uno no dispone del control o cree haberlo perdido. Puede ocurrir ante un público numeroso en un estadio de futbol o en un teatro pero también, los pacientes testimonian de ello, en una escena más reducida, ante una exposición en un grupo de trabajo. El tamaño importa pero no es lo esencial.

La clave está en lo que se pierde en esa escena: el mapa subjetivo con sus coordenadas que nos permiten localizarnos en relación al otro. Ese mapa nos da una idea del lugar que ocupamos en relación al “público”, qué somos en definitiva para ese otro y qué espera de nosotros. Cuando estamos familiarizados con el territorio, sea la pareja, el grupo de amigos, el centro de trabajo o el público de un artista o de un famoso, estamos asegurados de que aquello que hacemos corresponderá, más o menos, a lo que se espera de nosotros.

El problema, y con él la angustia y sus manifestaciones de inhibición, parálisis e incluso desaparición de la escena (desmayo), surge cuando algo modifica esas coordenadas. El partenaire nos sorprende con una infidelidad o con una declaración de ruptura, el jefe que nos apreciaba nos descalifica o el público, que nos adoraba, reacciona tibiamente a nuestra propuesta artística.

También puede ocurrir que cambiemos de territorio y pasemos de un escenario familiar a otro más exigente, de una liga local a una competición internacional donde las expectativas depositadas y el público extraño despiertan la angustia. Puede ser también que tras años de pisar los escenarios un cambio significativo en nuestra vida, enfermedad grave, ruptura sentimental o cualquier otro motivo, nos confronta con un público que espera de nosotros algo que quizás ya no vamos a darle.

La angustia, decía Lacan, es el único afecto que no engaña porque cuando surge nos indica que algo muy real está en juego para nosotros. No es un senti-miento como otros, la culpa o el amor, que nos mienten sobre su verdadera naturaleza. La angustia es una brújula para situarnos en relación al otro.

La diversidad de situaciones nos confirma que no todas las angustias denotan lo mismo. Algunas nos confrontan radicalmente a un vacío (quedarse en blanco) para el que no encontramos palabras ni representaciones. Otras, en cambio, ponen más en juego nuestro narcisismo y el miedo al miedo surge como la respuesta ante ese vacío.

lunes, 1 de diciembre de 2014

Nicolás el Grande





La Vanguardia | Domingo, 30 de noviembre 2014


Leonardo DiCaprio en Atrápame si puedes borda el personaje de Frank Abagnale, americano de origen humilde, que se hizo millonario antes de los 19 años tres usurpar la identidad profesional de piloto, médico y abogado. Nos muestra allí el funcionamiento mental del delirio megalómano que, según datos de la Organización Mundial de la Salud, alcanza hasta el tres por ciento de la población.

La megalomanía se caracteriza por las ideas de grandeza que llevan a un sujeto a mentir, manipular o exagerar algunas situaciones o a las personas, a fin de conseguir sus objetivos e implica un desmedido afán de notoriedad. Freud destaca “la hiperestimación del poder de sus deseos y sus actos mentales, la «omnipotencia de las ideas» una fe en la fuerza mágica de las palabras y una técnica contra el mundo exterior: la «magia», que se nos muestra como una aplicación consecuente de tales premisas megalómanas”.

Los datos que tenemos de Fran Nicolás nos hablan de un joven que ya en la secundaria vestía de marca, a pesar de su origen humilde y que después no repara en atribuirse misiones especiales relacionadas con los asuntos políticos más candentes del país: Casa real, caso Noos, caso Pujol, incluyendo su condición de colaborador del CNI. La propia juez, al terminar la declaración, escucha atónita como él comenta que ya es trending topic y se le incauta papel con membrete oficial de la Moncloa, falsificado. No faltan tampoco los coches de lujo, la ropa cara y las consecuentes deudas que todo ello le genera y que le obliga también a estafar.

¿De donde surge este delirio de grandeza? Lacan se refiere a la megalomanía al hablar del escritor Joyce, quien se hizo un nombre propio con su obra y afirmó que ella constituiría motivo de estudio para futuras generaciones de universitarios. El origen habría que encontrarlo en una falta narcisista, una falta de la libido del ego, que es la que, en la megalomanía, se restaura de manera delirante. Este déficit del yo es el que se corrige, intenta autotratarse mediante el delirio megalomaníaco como una especie de suplencia.

Fran Nicolás, hijo de un barrio y de una familia humilde, reniega de esos orígenes y se desplaza pronto a otro barrio para transformarse en Nicolás el grande. La megalomanía es, pues,  un proceso defensivo en el que el yo intenta encubrir su sentimiento de insignificancia, su devaluación, su falta de amor por sí mismo. Se presenta como un esfuerzo desesperado por seguir existiendo, adoptando una identidad grandiosa frente al peligro de dejar de ser. Hay que pensarlo entonces como un fenómeno restitutivo para el que el sujeto no ahorra esfuerzos.

Para el megalómano él es único y los demás sobran, son incluso ridículos, Es el 'autoculto' del Uno, como señala el psicoanalista Jacques Alain Miller. Fran Nicolás, a juzgar por sus comentarios, parece sentir cómo su misión de salvador justifica la usurpación  de la identidad y las mentiras. Sus habilidades sociales, unidas a una inteligencia y falta de empatía notable, le permiten convencer a otros de la verdad de esa misión.


martes, 25 de noviembre de 2014

José Ramón Ubieto (entrevista): “El tiempo hiperactivo anula el tiempo para comprender y con él la creación y el pensamiento”



 

José Ramón Ubieto, psicoanalista: “El tiempo hiperactivo anula el tiempo para comprender y con él la creación y el pensamiento”


Publicado por Marta Berenguer. Autor de las fotografías: José Torralba.

Cada día se diagnostican en España más casos de lo que se ha venido a llamar TDAH (Trastorno por déficit de atención con hiperactividad). En las aulas de primaria un porcentaje elevado de alumnos es medicado debido a esa y otras etiquetas diagnósticas. Pero ¿qué hay detrás de ese acrónimo?. ¿Existen evidencias científicas o genéticas que permitan diagnosticar el TDAH.? ¿Por qué ahora algunos de los creadores del término hiperactividad admiten que se trata de una enfermedad ficticia o que ha habido un exceso diagnóstico?. José Ramón Ubieto, psicólogo clínico y Psicoanalista es autor del libro TDAH. Hablar con el cuerpo que la Biblioteca del Campo Freudiano de Barcelona presentó hace unos días en el Palau Robert. En su obra distingue, en primer lugar, el trastorno del síntoma y pone la importancia en la subjetividad de los niños en todo el proceso de comprender el TDAH. En una época donde la prisa impera, ese tiempo para comprender parece haber pasado a un segundo plano. Ubieto nos da un toque de atención para entender el malestar que expresan los cuerpos de estos niños agitados por la subjetividad de la época.

viernes, 21 de noviembre de 2014

Reseña de la presentación del libro “TDAH: Hablar con el cuerpo” de José Ramón Ubieto



El pasado viernes 14 de noviembre de 2014 la Biblioteca del Campo Freudiano de Barcelona BCFB organizó en el Palau Robert la presentación del libro de nuestro colega José Ramón Ubieto, “TDAH: Hablar con el cuerpo”, un libro que nos introduce al mundo en que vivimos dominado por la prisa, donde proliferan los diagnósticos por Trastorno de déficit de atención con hiperactividad (TDAH) centrados en los tratamientos farmacológicos. La perspectiva de Ubieto es la de la orientación lacaniana, que toma en cuenta el síntoma buscando “la fórmula de tratarlo haciendo hablar ese cuerpo, mudo pero agitado, leyendo esos acontecimientos de cuerpo”, siendo el síntoma lo más real que tenemos.
La mesa estuvo coordinada por Laura Canedo, Directora de la BCFB, quien conversó con el autor en compañía de Francesc VilàSegundo MoyanoIsmael Palacín y Joan-Ramon Laporte, en un auditorio a foro completo y abierto a la ciudad.


Laura Canedo inició agradeciendo a los invitados y a los asistentes su presencia, para continuar presentando el libro de José Ramón Ubieto, considerándolo una brújula para orientar el trabajo de los clínicos y de todos aquellos concernidos por el tema del TDAH. Resaltó su importancia al orientarnos sobre cómo trabajamos, cómo intervenimos en estos casos, pero también, a la hora de pensar el diseño de programas y políticas públicas sanitarias.
Destacó que es un libro que forma parte de una serie de publicaciones del autor que están orientadas por el trabajo en red.
Francesc Vilà comentó que, siendo un libro que conversa con otros sobre el TDAH, no es uno más. Y propuso tres puntos candentes:
El primer punto, se encuentra en la novedad del libro que es el propio título “TDAH: Hablar con el cuerpo”. Como el autor escribe en la pagina 102 del libro donde dice: “Hablar con el cuerpo es un hecho propio del ser hablante”.
Un segundo punto, es la evidencia de que el llamado TDAH es algo que existe, sin embargo la pregunta sería: ¿Qué quiere decir TDAH para cada uno?, ubicando el tema como un problema de políticas sociales y no exclusivo del ámbito sanitario.
El tercer punto, es subrayar la importancia de interrogar las singularidades de cada niño que habla con su cuerpo, ya que esto algo quiere decir, tal como nos lo enseña el psicoanálisis.
Segundo Moyano habla como Coordinador de la Colección Laboratorio de Educación Social, de la UOC, para indicar que el libro nos aporta una perla al hablar de la cuestión educativa sin intentar “educativizar” el TDAH como lo hacen otros discursos.
Sitúa el término TDAH como aquellas que Paul Valéry llama “palabras loro” debido a que son palabras que se desgastan o pierden su valor al intentar reglarlas y acaban por ser “palabras vacías”.
Ismael Palacín considera el libro como estimulante, critico y comprometido.
Invita al autor a escribir un segundo libro bajo la perspectiva del “TDAH y la educación”, compartiendo la idea de que el TDAH es un síntoma en el ámbito escolar que es demostrado por las estadísticas, a nivel español, que revelan que hay un alto número de alumnos que repiten curso en un sistema educativo basado en un modelo comprensivo y permisivo donde la educación es para todos, señalando la importancia de poder debatir sobre el aprendizaje personalizado y no sobre el individualizado que permanece actualmente en las escuelas desde el control y la evaluación. 
Joan-Ramon Laporte habla del TDAH como paradigma de la medicalización generalizada que toma en cuenta las supuestas bases biológicas de la enfermedad respaldadas por los criterios diagnósticos de la OMS y los manuales diagnósticos (DSM).
Destaca la depresión o depre como una “palabra loro”, poniendo el ejemplo de la película de Woody Allen, Blue Jasmine, donde la protagonista se automedica con antidepresivos cuando cree estar ansiosa como ocurre hoy en día con el metilfenidato para la concentración en los niños y adolescentes.
Denuncia que “la medicina en España ha dejado de ser humanista para ser tecnócrata”  como ya ocurre con la informatización de los historiales clínicos de los médicos de familia.
José Ramón Ubieto explica que su libro es una respuesta a lo que en su práctica como psicoanalista de orientación lacaniana se ha venido encontrando en los últimos tiempos ya que son cada vez más los niños etiquetados como TDAH que en palabras de otro autor vendrían siendo casi una “epidemia catastrófica”.
Una cuestión que le llevó a la escritura fue preguntarse ¿cómo tratándose de niños tan diversos, todos tienen el mismo tratamiento? Pregunta que surgió de la conversación con otros colegas en unas Jornadas sobre el tema que sirvieron de pretexto para escribir el libro considerando que el TDAH hoy en día no es solo una etiqueta diagnóstica ya que es mucho más, es un mundo.
Durante la intervención enfatiza que para los psicoanalistas lo importante es que vivimos en un mundo de lenguaje, donde los sujetos estamos bañados por el lenguaje, que penetra nuestro cuerpo con el que cada uno construye su novela familiar. De esta forma compartió con los presentes, a manera de Witz, un testimonio de su experiencia de baño de lenguaje en la infancia, donde se presentaba como agitado, y surge un dicho materno: “eres un inconsciente”, agradeciendo que esto lo introdujera al psicoanálisis; y un dicho paterno: “los he visto más rápidos”, padre que irónicamente era cojo. Los dichos pasaron a formar parte importante en la vida del autor tomando forma en la mirada y la respuesta rápida.
Hablar con el cuerpo es dar respuesta a la demanda según cada uno haya podido interpretar los dichos familiares.
Para finalizar, se dio paso al turno de preguntas y respuestas en una sala con asistentes entusiasmados en participar.
Alejandro Velázquez


Editorial UOC, Barcelona, 2014.

martes, 14 de octubre de 2014

Freudiana 71.Sumario


Editorial (5) Pepa Freiría

La orientación  lacaniana
Itinerario de Lacan (El ser y el Uno. Clase del 6/4/2011) (7) Jacques-Alain Miller
¿Qué es un psicoanálisis orientado hacia lo real? (21) Éric Laurent

La Escuela en el siglo XXI. Su política
Entradas en control (47) Félix Rueda

Conceptos fundamentales
 Discreta verdad (51) Antoni Vicens
Punto de basta (69) Victoria Vicente
La relación del parlêtre con su cuerpo. Schreber y Joyce (73) Emilio Faire

Elecciones del sexo
La pasión transexual,¿convicción o certeza? (87) Margarita Álvarez
Un real para el siglo XXI¿de qué genero? (103) Clotilde Leguil

Enseñanzas del pase
Informe de la Comisión del pase 2010-11. Carteles A10-B10 (109)

Enseñanzas de los AE
Escribir, borde de lo real (135) Anna Aromí
El deseo del analista. Lo real del acto (147) Marie-Hélène Blancard
El brote amargo de bambú (153) Graciela Brodsky
Notable (157) Bruno de Halleux

Primeros Testimonios
El trueno y el trazo (163) Marcus André Vieira
Después del pase. A posteriori, aún… (171) Hebe Tizio

Clínica después del Edipo
¿Cómo ser humano? (179) Graciela Esebbag
Judith ¿un cero ineludible? (185) Pepa Freiría
Sans hésitation (191) Sandra Pax-Cisternas

Lecturas
Palomera, Vicente. De la personalidad al nudo del síntoma (195) M. Àngela Gallofré
Bauman, Zygmunt y Dessal, Gustavo. El retorno del péndulo (199) Javier Peteiro Cartelle
Ubieto, José Ramón. TDAH. Hablar con el cuerpo (201) Lidia Ramírez
Byung-Chul, Han. La sociedad del cansancio (203) José Ramón Ubieto

lunes, 8 de septiembre de 2014

Reseña del libro: TDAH. Hablar con el cuerpo.



Publicado en RES. Revista d'Educació Social.
http://www.eduso.net/res/19/articulo/tdah-hablar-con-el-cuerpo

Número 19. RESEÑAS. 7/7/2014
Autor: Francesc Vilà. Fundació Cassià Just.


RESEÑA DEL LIBRO: TDAH. Hablar con el cuerpo.
Autor: José Ramón Ubieto.
Editorial: UOC (Barcelona)
Año de edición: 2014.








Esta obra abierta y clara facilita a estudiantes, profesionales y ciudadanos interesados un saber práctico sobre la construcción, a lo largo de treinta años, del robusto acrónimo del TDAH (trastorno por déficit de atención y hiperactividad) y de su dimensión clínica posible.

Hoy en día el TDAH es un significante potente que nombra, de manera nueva, a niños movidos, desatentos o intranquilos. La selección de estos rasgos conductuales y su elaboración estadísticas da robustez a esta categoría modal. El TDAH se configura como una clase lógica capaz de fabricar mundos en el sentido que da a esta expresión el filósofo Nelson Goodman.


Se trata de niños y adolescentes que viven con dificultad los aprendizajes de la escuela y de la vida y las relaciones personales. En épocas anteriores también los había pero estaban juntos o revueltos de otras maneras. Conviene recordar que las dificultades de la infancia para su maduración y desarrollo se expresan según el mundo social, cultural y científico que las acoge.

Lo importante no es discutir sobre como nombrarlas o diagnosticarlas. La clave suele estar en las elisiones de estas nominaciones. José Ramón Ubieto expone de manera diáfana lo que suele obviar el nuevo mundo TDAH, la manera de vivir o padecer las inhibiciones y dificultades de muchos para desprenderse de su mundo infantil y devenir adultos. O la afectación de su entorno familiar y escolar.

Todo el mundo sabe que la prisa y la incerteza del mundo contemporáneo promueven nuevas mentalidades. Es genial, el TDAH, es un constructo prêt a porter que ha triunfado y parece confirmar este supuesto. Su éxito va más allá del trastorno y brinda usos novedosos off label. El argumento de este libro recoge bien esta narración y desvela sus espejismos y trampantojos, las luces y sombras que lo rodean.

Es una historia con protagonistas con nombre propio como Sam Clements y la disfunción cerebral mínima, Keith Conners y sus escalas, el ADD for all (TDAH para todos) del laboratorio farmacéutico Richwood del señor Griggs, los manuales DSM y Allen Frances, el Estudio del Tratamiento Multimodal de Niños con TDAH del National institute of Mental Health… o también Javier Peteiro, Marcia Angell o Joan-Ramon Laporte hablando sobre biopolítica.

Y, al final, el texto nos brinda casos que abren a otra dimensión: “Hablar con el cuerpo es un hecho propio del ser hablante. Decimos, pues, algo de lo que a cada uno nos agita, aun sin saberlo, como nos lo recuerda Lacan… Nuestra tarea como clínicos es, entonces, leer esos cuerpos”. Ubieto, junto a Susana Brignoni o Xavier Campamá, nos invita, así, a conocer la nueva clínica de los síntomas y las disfunciones del niño del siglo XXI.

lunes, 1 de septiembre de 2014

El declive del padre







Lacan ya en 1938 (Los complejos familiares) anticipaba la tesis del declive de la imago social del padre. Declive que suponía el inicio de un cambio de paradigma que ha ido consolidándose décadas después hasta poner en cuestión el régimen patriarcal. Claro que alguien dirá que ese régimen todavía tiene fuelle e incluso que en algunos lugares cobra más fuerza que nunca. No le falta razón porque precisamente cuando el péndulo se inclina para un lado resurgen, reactivamente y con fuerza, los nostálgicos de ese añorado pasado.

Los problemas cotidianos de muchos docentes y padres en su tarea de educar nos muestran como el final del régimen del padre comporta desorientación, perplejidad e inquietud. Parecía que la ciencia, en su alianza con la tecnología, iba a aliviarnos de estas incertidumbres pero lo cierto es que la educación sigue siendo una tarea imposible en el sentido que Kant y Freud dieron a esta tesis: no hay el manual perfecto ni el uso correcto. 

Por muy leído e instruido que uno sea siempre queda un resto ineducable para el que hay que inventar nuevas formulas. Sobre todo ahora que ya no sirve eso de “lo haces porque lo digo yo, que para eso soy tu padre” y la receta contemporánea de la medicalización no parece una alternativa muy conveniente.

Malos tiempos, pues, para los creyentes del padre, aquellos que lo instituyeron como fundamento de la familia, la vida social y por supuesto la patria. El padre ahora está desnudo y se le ven los pecados. No hay que escandalizarse demasiado, siempre fue así pero la “solución” patriarcal implicaba precisamente un no querer saber nada de esas faltas. Un esfuerzo colectivo por velar lo impúdico y cuando hacía falta, silenciar a las rebeldes, las que desafiaban o ponían en apuros la potencia del padre.

Sostener al padre exigía silencio, discreción, ocultamientos. Exigía –de allí el amplio consentimiento colectivo en esa operación- velar sus faltas para no encontrarnos de cara con el horror de un padre desfalleciente o de un padre que contradecía los ideales que encarnaba mostrando sus excesos.

Ese mundo de ayer ya no volverá y por eso algunos insignes representantes abdican de sus funciones anticipándose a un final peor.  Ello supondrá para muchos, en realidad para todos y cada uno –de manera diferente por supuesto-  un duelo por los ideales mancillados y sobre todo porque a partir de allí cada uno está hoy un poco más huérfano. En realidad nada que no pueda asimilarse si bien al precio de generar algún síntoma como ya estamos viendo. 

Quizás el más evidente es que al lanzar al padre –como ocurre en el dicho del agua del bebe- lancemos también la función de regulación que lleva implícito el uso de esa función. Algo de eso pasa cuando  el rechazo a cualquier diferencia impide poner en marcha proyectos y organizar movimientos que se autodestruyen en su espontaneidad, entendida como el antídoto para esas fallas paternas. La paradoja es que por derrocar al amo terminemos multiplicando los amos individuales.

Hay un presente y un futuro más allá del padre que no nos ahorra –más bien al contrario- la responsabilidad individual y colectiva. Nos deja el derecho y sobre todo el deber de decidir sabiendo los riesgos que eso implica y no olvidando las causas particulares que nos mueven.  Huérfanos sabedores de esas tareas imposibles que Freud señalaba: gobernar, curar y educar, pero no impotentes ni resignados.