Una figura
contemporánea de la víctima es aquella que, sorprendida en el espacio público,
se ve afectada de manera imprevista por un acontecimiento traumático. Sea una
catástrofe natural, un atentado terrorista, una carga policial o una agresión
brutal. En algunos casos, además, este trauma se acompaña de secuelas físicas
graves como puede ser la mutilación de un órgano. Ese fue el caso de Eduardo
Madina, Irene Villa o Esther Quintana a los que se añaden otro más recientes
como los jóvenes barceloneses víctimas de agresiones brutales en Gracia y en el
Raval.
miércoles, 30 de septiembre de 2015
viernes, 18 de septiembre de 2015
ADOJO (A+J). Del déficit a la invención
http://www.bocanord.cat/2015/07/20/documental-el-barrio-mio/
Adojo
(Adolescentes + Jóvenes) es un proyecto socioeducativo de creación audiovisual
dirigido a adolescentes y jóvenes. Un proyecto realizado por profesionales* de
los Servicios Sociales Básicos (SSB) del distrito de Horta-Guinardó que lleva
ya dos ediciones (2013-2015).
Su razón de ser es la constatación, a partir de la atención individual, de
situaciones de chicos/se adolescentes que presentan problemáticas diversas:
fracaso escolar, consumo de tóxicos, conflictivas familiares o aislamiento
social.
Estas dificultades producen una nominación negativa de estos adolescentes que
pasan a ser vistos (y ellos mismos se representan así) como deficitarios,
enfatizando aquello que de lo que carecen.
Nuestra hipótesis es que hay que ir más allà de este déficit, como definitorio
del sujeto, y poner en valor sus invenciones, aquello que crean y les permitirá
–si se pone de relieve- otro vínculo mas productivo y una autorepresentación
positiva.
Por eso hay que partir del hecho que cada adolescente tiene un presentimiento,
una cosa más o menos difusa que conecta la niñez con la vida adulta. Este
presentimiento es el anhelo de crecer haciendo aquello que le es propio y que le permitirá vincularse
al otro y le proporcionará un cierto sentimiento de utilidad social y personal.
Por eso se tiene que construir una vida ejemplar, que le sirva a él dado que no
se dispone del prêt-à-porter ni de la
medida estándar. Realitzar este
presentimiento requiere un lenguaje nuevo, que sea propio y donde cada
adolescente se reconozca. Un lenguaje desafiante y provocador, sentido como
vivo y que diga algo del malestar experimentado. Este lenguaje se hace con
diferentes herramientas: palabras, música, baile, dibujo, fotografía, rap, hip
hop, tatuajes, peinados, formas de vestir.
Una muestra del trabajo realizado se puede encontrar en:
https://vimeo.com/133752488
http://vidarealjovenes.blogspot.com.es
Su razón de ser es la constatación, a partir de la atención individual, de situaciones de chicos/se adolescentes que presentan problemáticas diversas: fracaso escolar, consumo de tóxicos, conflictivas familiares o aislamiento social.
Estas dificultades producen una nominación negativa de estos adolescentes que pasan a ser vistos (y ellos mismos se representan así) como deficitarios, enfatizando aquello que de lo que carecen.
Nuestra hipótesis es que hay que ir más allà de este déficit, como definitorio del sujeto, y poner en valor sus invenciones, aquello que crean y les permitirá –si se pone de relieve- otro vínculo mas productivo y una autorepresentación positiva.
Por eso hay que partir del hecho que cada adolescente tiene un presentimiento, una cosa más o menos difusa que conecta la niñez con la vida adulta. Este presentimiento es el anhelo de crecer haciendo aquello que le es propio y que le permitirá vincularse al otro y le proporcionará un cierto sentimiento de utilidad social y personal.
Por eso se tiene que construir una vida ejemplar, que le sirva a él dado que no se dispone del prêt-à-porter ni de la medida estándar. Realitzar este presentimiento requiere un lenguaje nuevo, que sea propio y donde cada adolescente se reconozca. Un lenguaje desafiante y provocador, sentido como vivo y que diga algo del malestar experimentado. Este lenguaje se hace con diferentes herramientas: palabras, música, baile, dibujo, fotografía, rap, hip hop, tatuajes, peinados, formas de vestir.
* Eva Azaña (educadora social), Iolanda Pérez
(educadora APC) y José R. Ubieto (psicólogo). eazana@bcn.cat; apccarmel@progess.com;
jubieto@bcn.cat
martes, 8 de septiembre de 2015
Pasión por tener un síndrome
La Vanguardia. Tendencias, 2 de setiembre de 2015.
El verano languidece, la rutina asoma y con ella vuelve el mismo síndrome de todos los finales de verano: el SPV. Síndrome Post Vacacional o dicho de otra manera: “¿y ahora qué?” Un síndrome es un conjunto de síntomas característicos de una enfermedad o de un cuadro patológico determinado. Hasta la fecha nadie ha podido demostrar que el SPV sea algo que justifique un diagnostico y menos un tratamiento.
Claro que cosas más difíciles hemos visto y no hay que
descartar que un día de estos se nos proponga un fármaco eficaz, tras rigurosos
estudios que demuestren su necesidad. Eso ya está inventado
y se llama disease mongering (promoción
de enfermedades), expresión que se refiere al esfuerzo de algunas compañías
farmacéuticas por llamar la atención sobre condiciones o enfermedades
frecuentemente inofensivas con objeto de incrementar la venta de fármacos.
Esa pasión tan actual
de nombrar como síndrome circunstancias de la vida cotidiana, que nunca se
pensaron como enfermedades sino como malestares propios del vivir, tiene más
causas que el lobby farmacéutico. Michel Foucault lo avanzó en los años 70 con
su idea de la biopolítica. Una nueva gestión de los ciudadanos que considera la
salud como el bien supremo, entendida como el funcionamiento óptimo del cuerpo.
Para ello hace falta el control y la seguridad mediante estadísticas y
protocolos, que reducen al individuo a una cifra y un código de barras en forma
de etiqueta diagnóstica.
Cualquier “anomalía”
precisa de esa clasificación, a partir de la cual se establece el protocolo de
tratamiento que puede incluir uno o varios fármacos y la etiqueta
correspondiente. Es una fórmula que ofrece una doble ventaja. Por una parte
nombra lo que nos pasa y le da un sentido. Incluso “fabrica un mundo” (N.
Goodman) alrededor suyo. ¿Cuantos adultos diagnosticados de TDAH se explican, a
partir de esa clasificación psicopatológica, todo lo que les pasó en la vida:
problemas escolares, de pareja, laborales? Como si formar parte de esa
categoría de hiperactivos –o de bipolares- les diese una identidad.
Por otra parte,
refugiarnos en el síndrome es la forma que tenemos de desentendernos de nuestra
responsabilidad en la educación (síndrome del emperador), en las relaciones sociales
y familiares (síndrome de alienación parental) y en nuestra propia intimidad (síndrome
de Peter Pan). La pseudociencia que genera estas etiquetas nos da así una
“solución” fácil y rápida.
¿Y con el SPV que
hacemos, con ese ahora qué? La mejor
píldora es no renunciar al deseo, eviten olvidar las tertulias con los amigos,
lo imprevisto que descubre cosas nuevas, los tiempos muertos de no hacer nada, il dolce far niente. Háganles un sitio
en su rutina otoñal y prolonguen así su estado vacacional. Pero sobre todo no
alimenten la promesa de ser más y mejores a costa de mortificarse. Tendrán
menos éxito profesional, pero quizás descubran que el otium produce un placer al lado del negotium
José Ramón Ubieto. Psicoanalista
*Algunos extractos del texto fueron
publicados en La Vanguardia. Tendencias, 2 de setiembre de 2015. Reportaje “Trastornos
para todo”. http://www.lavanguardia.com/20150902/54436172106/trastornos-para-todo-j-ricou.html
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