La Vanguardia. 21 de abril de 2016
http://www.lavanguardia.com/vida/20160419/401222136610/psicologia-el-divan-artes-marciales-agresividad-adolescentes.html
Desde hace un tiempo constatamos el interés creciente de
los adolescentes de nuestro país por todo tipo de artes marciales, lucha y
boxeo. Lo explican como una manera de practicar un deporte y procurarse una
autodefensa frente a situaciones de violencia que pueden darse en la escuela o
en la calle. La orfandad en la que muchos se sienten cuando inician la
secundaria –sin el tutor/a de primaria que los protegía- les anima para ello.
Aquí el temor se focaliza en los iguales, los compañeros que pueden acosarles
en la escuela o en la discoteca, golpearles o robarles el móvil o la ropa.
A este hecho podemos sumarle la afición por videojuegos
donde se recrea la violencia como Call of
Duty o la serie de Grand
Theft Auto. Juegos donde la
violencia es evidente y, en ocasiones, no ahorra la crueldad de algunas imágenes.
Sin olvidar el éxito de los programas televisivos de lucha libre americana –y
sus derivados digitales- donde se juega con la ambigüedad de la escenificación
y realidad de la violencia.
Esta realidad virtual no excluye que en la otra realidad,
la presencial, se produzcan fenómenos de violencia protagonizados por niños y
jóvenes. En algunas sociedades, como la norteamericana, es más cotidiana. Casi 30.000 norteamericanos mueren al año por el uso de armas de fuego y 559
de once años o menos han resultado muertos o heridos en el 2015.
En algunos casos además se trata de muertes por arma de fuego a manos de otros niños, cuyos progenitores les han facilitado las armas y en muchas ocasiones los han
entrenado y aleccionado para usarlas. La madre del joven que dejó nueve muertos
en el campus de Oregón antes de quitarse la vida, no dudo en amenazar por las
redes en estos términos: “Mantengo la pistola y los rifles cargados. Nadie
vendrá a mi casa sin invitación si tiene esta información”. Enfermera de
profesión disponía de un arsenal en casa con el que su hijo perpetró la
masacre. En Europa la prohibición
de las armas limita estos pasos al acto y el uso de armas se restringe a la virtualidad
de los videojuegos.
Muchos padres y madres se preguntan sobre el uso de los videojuegos o la
práctica de artes marciales. Hay que decir que ni unos ni otras son los
causantes de los fenómenos de violencia, aunque haya casos en los que puedan
atizarla. Para la mayoría de chicos se trata de una escenificación de esa
violencia como sustituto de su realización. La escena virtual o deportiva ya
proporciona un destino a la agresividad innata en el ser humano.
Más que criminalizar pues estas prácticas hay que confiar en que, formalizadas
en base a reglas de juego, permitirán dar un destino menos individualista y más
cooperativo a la agresividad, ineliminable. En cualquier caso, siempre será una
salida menos dramática que el recurso a las armas.