viernes, 12 de enero de 2018

¿Dónde encontrar la calma en la ciudad?




La Vanguardia,  12/1/2018
 

¿Quién no se ha quejado del estrés y la ansiedad  que le produce vivir en la ciudad? ¿De la hiperactividad, que parece ser consustancial a la vida urbana y que se presenta como la forma actual del malestar del sujeto contemporáneo? La mayoría de las veces esa queja oculta un afecto clásico y atemporal como es la angustia del ser humano. Angustia que toma formas diferentes según las épocas y los discursos que en cada momento definen esos lazos sociales, propios del mundo urbano.

Los grandes éxodos de fin de semana, en busca de la paz y de la calma del campo, dicen mucho de ese malestar, ligado al estrés. Pero no siempre fue así, ya que la prisa es un fenómeno relativamente reciente, vinculado al nacimiento de las grandes urbes. En el mundo rural antiguo la prisa no existía, porque la cadencia del tiempo y la rutina de los hábitos y costumbres la volvían inexistente. La sorpresa estaba limitada y el marco espaciotemporal fijado de antemano.

Fue la emigración a la ciudad la que estableció una novedad importante: las distancias entre los espacios urbanos (trabajo, casa, ocio) implicaban otro cálculo del tiempo porque desbordaban....LEER TEXTO COMPLETO