miércoles, 29 de abril de 2020

Salir del túnel, juntos




Catalunya Plural, 20/4/20

“Sin atisbo alguno del futuro que se está estructurando, andamos descaminados en la significación que atribuimos a las impresiones que nos agobian y en la valoración de los juicios que formamos”. Con estas palabras empieza Freud su escrito de 1915 sobre la guerra y la muerte. Un fantasma de ruina y catástrofe moral asola una Europa que hasta ayer (Zweig) prometía un futuro alegre. Cien años más tarde, nos encontramos en la oscuridad de otro túnel, donde avistamos algo de luz pero todavía persisten las sombras, del presente y sobre todo del futuro económico y social.

Queremos salir y volver a la normalidad pero como dice el meme “sólo volverán –según la OMS- aquellas personas que ya antes eran normales”, o sea nadie y todos, cada uno a “su” normalidad. Para ello, habrá que superar dos retos. Por un lado, tolerar una cierta angustia y miedo al contacto con el otro que evite desarrollar una fobia social o una hostilidad excesivas. Nos conviene más conservar una cierta precaución que no impida el contacto, asumiendo que nada garantiza nuestra inmunidad al 100%.

Por otro lado, todos deberemos hacer el duelo por nuestras pérdidas, para algunos de vidas humanas queridas, para otros de proyectos truncados o vínculos deteriorados y para casi todos de costes económicos....


domingo, 19 de abril de 2020

El reto del sinsentido en la era digital





Blog de la Asociación Mundial de Psicoanálisis, 17 de abril de 2020


¿Qué queda hoy de ese interés por el chiste, tan ligado en su estructura al sueño que estamos revisitando con ocasión del XII Congreso de la AMP? 

Los famosos asistentes inteligentes, como Siri o Alexa,  han demostrado su humor más de una vez, pero en estas aplicaciones el fenómeno del humor sucede de manera inesperada; comandos que les fueron impuestos por programadores e ingenieros acaban convirtiéndose en verdaderos gags por diferentes razones (mayormente por el ridículo que provocan) y un claro ejemplo de que el humor es, de momento, algo espontáneo, inesperado, casi imposible de lograr a través de complejos algoritmos.


La época y, sobre todo la ética analítica, nos exige no renunciar a unir a nuestro horizonte la subjetividad de su época y para ello el buen uso del humor y del bien decir deviene fundamental


lunes, 13 de abril de 2020

No sin mi rollo




La Vanguardia, martes 17 de marzo de 2020

El tamaño aquí cuenta: atenazados por el abismo que se abre en nuestras vidas, nada más desesperanzador que ver estantes vacíos –dado el volumen que ocupa, es el primer gran hueco que detectamos- y eso nos angustia porque evoca el agujero interior.

Agua, legumbres, arroz, pastas y papel higiénico son los productos más comprados estos días. Los cuatro primeros parecerían lógicos si estuviéramos ante una cuarentena larga. Pero ¿papel higiénico en cantidades anormales? Es evidente que en situaciones de pánico colectivo la gente muestra su lado aparentemente más irracional. Y ¿quién dijo que los seres hablantes son racionales y razonables al 100%?
El temor del Covid-19 se debe a la incertidumbre: no sabemos el tiempo que durará y hemos perdido el control personal de la situación, el locus control. Una primera estrategia es hacer algo para recuperarlo, o al menos tener la sensación de que reducimos el riesgo. Acaparar productos es una primera manera. Pasó en 1918, durante la llamada gripe española, en la que miles de consumidores

lunes, 6 de abril de 2020

Confinados pero no solos: el contagio de las palabras





Catalunya Plural, 1 de abril de 2020

Nunca un aislamiento social fue tan compartido. ¿Es una respuesta en positivo que hace frente a todo lo negativo (muertes, enfermos, cansancio de los profesionales, parón económico, recesión futura) o es otra manera de consumo online hasta que podamos volver a la otra realidad? 

El resorte último de estos esfuerzos colectivos no es otro que la angustia, ese afecto real que nunca nos engaña –hay senti(mientos) que sí despistan- y que nos embarga porque es signo de que hemos perdido las coordenadas del mapa en que nos movemos, no sabemos ya donde estamos ni qué será de nosotros. Juntarnos refuerza, al menos, la confianza de que seguimos contando unos para otros, que frente al desamparo en que nos sume la enfermedad y el cuerpo afectado podemos compartir unas palabras. Para nosotros, seres hablantes infectados del parásito del lenguaje, el contagio de las palabras -nuestro bien más preciado- es hoy el mejor antídoto que tenemos frente a este virus.


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