jueves, 14 de mayo de 2020

5 propuestas para afrontar una crisis psicológica desde la escuela en tiempos del Covid-19




Recuperar los vínculos

13/05/2020. Blog Obrim l'educació. Fundació Bofill
(Versió original /català)


Nuestras vidas están cambiando y cambiaran todavía más, esto afectará la vida social, familiar, las relaciones personales y también la escuela. Todavía no sabemos cómo, pero podemos anticipar algunas cuestiones, las más urgentes.

Estamos viviendo una emergencia sanitaria pero también un tipo de pandemia social, reveladora de otros problemas existentes en nuestra sociedad: desigualdades sociales, brecha digital, olvido en los cuidados de las personas vulnerables, falta recursos sanitarios…Todo esto se ha hecho evidente estos días y viviremos las consecuencias por un largo tiempo.

Es la primera vez en la historia que una crisis nos ha hecho sentir la existencia de un sujeto global y planetario como nunca lo habíamos visto. Hemos conocido campañas, algunas virales, en las que decíamos “Todos somos...” pero ésta nos ha tocado a todos y todas, en cada cuerpo ha resonado el miedo, la incertidumbre. Los niños y jóvenes no han quedado al margen y, si bien tienen menos preocupaciones por el futuro, ellos también viven con desazón el miedo al contagio, suyo o de sus familiares, la restricción de los contactos con amigos, las salidas a la calle y los lugares cerrados.


El impacto psicológico y emocional -además de los otros (salud, economía, convivencia social)- de un confinamiento largo presenta manifestaciones en la salud mental y en el bienestar emocional diversas: trastornos del sueño, pérdida de hábitos, cambios de humor repentinos, ansiedad excesiva, tristeza, trastornos de conducta, dificultades de concentración. Su intensidad y gravedad es proporcional al tiempo de reclusión, pero también a las condiciones de cada persona y familia, que son diversas y muy diferentes. Para algunos, agrava considerablemente su precariedad y vulnerabilidad.

¿Como reencontrar los vínculos desde la escuela?

Ahora, cuando nos encontramos en una fase final, hay que poner los esfuerzos en reencontrar los vínculos que se han roto o perdido durante el confinamiento. Hay que recuperar aquello que es recuperable, admitiendo que siempre hay pérdidas y que en su lugar tendremos que inventar nuevas maneras de hacer. La cuestión, pues, que nos tendríamos que plantear es:

¿Cómo podemos hacer, desde la escuela para reencontrar estos vínculos e ir configurando una vida digna, sin renunciar a la diversidad y a la singularidad de cada alumno/a, y a la vez sin renunciar a la universalidad de algunos derechos colectivos?


Sin ánimo de exhaustividad, ofrecemos algunas propuestas concretas:


En primer lugar, podemos convocar alguna/s reuniones con madres y padres para orientarlos en la relación y convivencia con los hijos/as aportando criterios y recomendaciones de cara a abordar los miedos que manifiesten en casa (contagio, salidas, signos de afecto a los familiares) y/o los signos de tristeza y angustia por pérdidas sufridas (muertes, paro padres) y/o imaginadas en un futuro. Pautas de conversación y acciones familiares conjuntas.

En segundo lugar, hay que incluir, en la acción tutorial, aspectos nuevos, fruto de la crisis: la relación entre iguales (contactos), la relación con las tecnologías y los aprendizajes, los miedos y el ánimo triste vinculado a las pérdidas. Esto puede vincularse a trabajos académicos –en equipo- que profundicen en algunos de los temas (conocimiento de la pandemia, consecuencias sanitarias, sociales y económicas...). El conocimiento y la información ayudarán también a desvanecer algunos de los prejuicios que podemos generar.

Hace falta también buscar vías de ayuda en los chicos/as de apoyo y atención psicosocial (individual y familiar) cuando sea adecuada, sin presuponer problemas o trastornos antes de que no tengamos signos evidentes. Sabemos que una crisis deja improntas, pero no son para todos iguales ni en el mismo tiempo. Hay que respetar el tiempo que cada cual/a necesita para subjetivar el  acontecimiento traumático. Estas derivaciones a los servicios de salud mental (CSMIJ, CDIAP) y/o servicios sociales (SSB) se pueden vehicular mediante el EAP.

En el ámbito educativo se pueden promover intervenciones de cariz colectivo, con grupos de conversación reducidos (8-10 alumnos con 1-2 profesionales), mirando de incluir al máximo de alumnos, donde todo el mundo pueda testimoniar de sus vivencias, explicitar sus miedos y proponer soluciones y/o formulas de cooperación. Esto evitará contribuir a la estigmatización de grupos y/o de personas.

La escuela no puede asumir sola–ni le toca- el abordaje de esta situación y es por eso que se impone un verdadero Trabajo en red con otros profesionales del entorno, conocedores del contexto de intervención. Sería conveniente establecer una atención intensiva con un grupo reducido de familias y alumnos, que por sus necesidades específicos lo requieran, siguiendo la metodología ya comprobada de programas como Interxaxes (Horta-Guinardó) y otros. Acciones coordinadas en red con otros servicios colaboradores habituales del centro educativo (EAP, CSMIJ, SSB, Centros Abiertos).