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lunes, 14 de febrero de 2022
domingo, 10 de enero de 2021
La hafefobia y el dilema de tocarnos o no tocarnos
The Conversation, 27/12/20
El amor que cuenta no es el que encuentra en el partenaire el reflejo de sí, sino el que ama aquello que cojea en el otro y lo hace distinto y singular. Solo toleramos al otro en la medida en que nos toleramos a nosotros mismos. Para no alejarnos, conviene primero acercarnos a nuestro interior.
Esa es, sin duda, la mejor respuesta a la fobia al contacto. Conectar y reconciliarse con lo más íntimo de cada uno/a.
martes, 14 de mayo de 2019
SKAM: AMOR Y SEXO EN LA ERA VIRTUAL
Skam (en español: Vergüenza) es una serie
de televisión noruega sobre la vida cotidiana de los adolescentes en una
escuela urbana. En España existe ya una adaptación ambientada en un instituto
de Madrid. Allí vemos cómo esos adolescentes de hoy se las arreglan con sus
primeros amores y sus primeros escarceos sexuales. Para
ello, disponen, como en todas las épocas, de una erótica propia, con sus
objetos y sus ficciones acerca de la pasión amorosa.
Como cualquier otra, cumple una función básica: velar la
inexistencia de la relación sexual, entendida ésta como armonía sexual preestablecida,
llenando ese vacío con palabras, imágenes y objetos que lo cubran. Que las
cosas entre los sexos no encajan es algo que sabemos desde hace tiempo, Freud
lo destacó y Lacan lo designó con esa frase ya popular, al menos en el mundo
psi: “la relación sexual no existe”.
Y por eso mismo, existe el amor como suplencia. La pubertad, como despertar de un
cuerpo nuevo y además sexuado, los enfrenta con el real de un goce que no
pueden situar ni nombrar fácilmente, ya que no disponen de la lengua adecuada
para ello. Les queda el recurso de soñar y fantasear sobre ese sinsentido. Para
ello, esos mismos adolescentes que bucean en el porno online ven también y
buscan referentes en las series de ficción, que cada vez más muestran su
relación con el sexo de forma abierta y directa.
¿Será la vía del amor la que
resistirá al goce autoerótico al que empujan estos nuevos objetos? ¿Qué lugar
ocupa la vergüenza y el pudor como defensas frente a este real sexual? Todavía
no podemos responder a esa pregunta pero el limite al porno vendrá quizás más
por la vergüenza de ‘verse mirando’, que por la culpa moral, poco eficaz a día
de hoy. En cualquier caso,
parece que esta facilidad en el acceso al sexo fácil no ha hecho desaparecer la
dificultad de las relaciones de pareja.
Como psicoanalistas sabemos que cuanto
más se identifica el sujeto al objeto de desecho, a esta mercancía sexual
consumible, más hay que oponerle el deseo como enigma frente a esa certeza. Un
deseo que frene algo de esa repetición compulsiva y permita inventar lo que
Lacan llamó un nuevo amor, un poco alejado de la repetición infinita. Algunos
de los éxitos literarios, de blogs y raps dirigidos a un público adolescente nos
enseñan que esa necesidad de inventar nuevas ficciones sigue viva, porque la
saturación de “más de lo mismo” no deja de producir síntomas que hacen emerger
la subjetividad, no aplastada por el goce.
jueves, 4 de agosto de 2016
Veranos adolescentes (I). Relatos sexuales
Lo sexual es placentero pero también tiene algo de traumático, cuando surge
como algo nuevo que no acabamos de entender. Esa primera vez que sentimos una
mezcla de hormigueo, cosquilleos, angustia, excitación y dolor nos inquietamos.
Muchas veces no es lo que esperábamos, lo habíamos imaginado distinto, a veces
más lento, otras más amoroso, más placentero…
Lo traumático del asunto es que no tenemos todas las explicaciones ni todas
las instrucciones, y no nos queda otra que improvisar y a veces podemos,
incluso, llegar tarde.
La clave, desde los relatos morales de Martin-Vigil en los 70 hasta After, el reciente éxito de Anna Todd,
está en construir un relato
viernes, 29 de abril de 2016
El eclipse del amor romántico: sobrevivir al porno
La
Vanguardia, domingo 24 de abril 2016
El amor romántico es una ficción, como lo fue el
amor cortés o el amor libre. No un engaño ni una ilusión, sino un discurso que
sirve para velar eso que no existe, en este caso la armonía sexual natural y
preestablecida.
Como no hay esa supuesta media naranja que
permitiría el encuentro feliz entre los sexos, nos queda, decía Lacan, la
posibilidad del amor con sus luces y sombras. Y el amor se hace sobre todo con
palabras. Cada época da forma a esos relatos amorosos y, sin duda, el
romanticismo encontró uno consistente que, con variaciones, sigue subsistiendo.
Pero hoy, junto a él, encontramos la crisis de las
grandes narraciones y su sustitución por el imperio de las imágenes.
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