martes, 14 de mayo de 2019

SKAM: AMOR Y SEXO EN LA ERA VIRTUAL




Skam (en español: Vergüenza) es una serie de televisión noruega sobre la vida cotidiana de los adolescentes en una escuela urbana. En España existe ya una adaptación ambientada en un instituto de Madrid. Allí vemos cómo esos adolescentes de hoy se las arreglan con sus primeros amores y sus primeros escarceos sexuales.  Para ello, disponen, como en todas las épocas, de una erótica propia, con sus objetos y sus ficciones acerca de la pasión amorosa.
Como cualquier otra, cumple una función básica: velar la inexistencia de la relación sexual, entendida ésta como armonía sexual preestablecida, llenando ese vacío con palabras, imágenes y objetos que lo cubran. Que las cosas entre los sexos no encajan es algo que sabemos desde hace tiempo, Freud lo destacó y Lacan lo designó con esa frase ya popular, al menos en el mundo psi: “la relación sexual no existe”.

Y por eso mismo, existe el amor como suplencia. La pubertad, como despertar de un cuerpo nuevo y además sexuado, los enfrenta con el real de un goce que no pueden situar ni nombrar fácilmente, ya que no disponen de la lengua adecuada para ello. Les queda el recurso de soñar y fantasear sobre ese sinsentido. Para ello, esos mismos adolescentes que bucean en el porno online ven también y buscan referentes en las series de ficción, que cada vez más muestran su relación con el sexo de forma abierta y directa. 


¿Será la vía del amor la que resistirá al goce autoerótico al que empujan estos nuevos objetos? ¿Qué lugar ocupa la vergüenza y el pudor como defensas frente a este real sexual? Todavía no podemos responder a esa pregunta pero el limite al porno vendrá quizás más por la vergüenza de ‘verse mirando’, que por la culpa moral, poco eficaz a día de hoy. En cualquier caso, parece que esta facilidad en el acceso al sexo fácil no ha hecho desaparecer la dificultad de las relaciones de pareja.

Como psicoanalistas sabemos que cuanto más se identifica el sujeto al objeto de desecho, a esta mercancía sexual consumible, más hay que oponerle el deseo como enigma frente a esa certeza. Un deseo que frene algo de esa repetición compulsiva y permita inventar lo que Lacan llamó un nuevo amor, un poco alejado de la repetición infinita. Algunos de los éxitos literarios, de blogs y raps dirigidos a un público adolescente nos enseñan que esa necesidad de inventar nuevas ficciones sigue viva, porque la saturación de “más de lo mismo” no deja de producir síntomas que hacen emerger la subjetividad, no aplastada por el goce.

 *Extractos de la intervención del autor en las XVª Jornadas de la Sección de Psicoanálisis de la AEN: “EL AMOR” 


martes, 7 de mayo de 2019

Los malestares actuales de la infancia



Publicado en Revista Catalana de Pedagogia,15 (2019), p. 63-87. DOI: 10.2436/20.3007.01.116. ISSN (edició electrònica): 2013-9594. http://revistes.iec.cat/index.php/RCP/index 64 |


El artículo parte de la noción de infancia entendida como un concepto histórico, y por tanto cambiante, sujeto a las transformaciones sociales.  apuesta por leer los malestares en la infancia como síntoma de esos cambios y no tanto como trastornos individuales, sin olvidar la importancia del factor sujeto siempre presente.

Señala tres de estas transformaciones, que afectan al trabajo/saber, a las dinámicas familiares y a la alianza entre la tecnología y el discurso capitalista. A partir de aquí se analizan cuatro fenómenos actuales que en la actualidad inciden de modo relevante sobre la infancia: el desamparo digital, el TDAH, el acoso escolar (bullying) y la violencia filio-parental.

Concluye proponiendo un abordaje de estos malestares que no excluye, en ningún caso, a sus protagonistas: niños y niñas, adolescentes y madres y padres. Los profesionales, sean educadores, clínicos o trabajadores sociales deben incluirse en el cuadro mismo de la intervención y no quedarse fuera, como si se tratase de un método experimental donde el objeto es analizado asépticamente. Para ello la conversación y el trabajo en red devienen instrumentos claves.

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miércoles, 1 de mayo de 2019

Bullying: el acoso del sujeto









Publicado originalmente en Zappeur. 12/3/2019. Le bullying à l’époque de l’Autre qui n’existe pas



Bullying: el acoso del sujeto

El estado natural del adolescente es el acoso, acoso de su cuerpo púber. La tentación es desplazar ese acoso a un chivo expiatorio. Manipular el cuerpo del otro para dejar el suyo a salvo. Y todo esto en grupo, como falsa solución para salir del atolladero de la pubertad[1].
Los testimonios que encontramos en la clínica y en la literatura nos confirman el carácter traumático de ese acontecimiento, que deja huellas indelebles y singulares, hasta el punto que a veces tienen que pasar décadas para poder hablar de ello[2].
El bullying es además un síntoma social que forma parte del malestar en la civilización. Analizarlo implica tomar en cuenta dos ejes: aquello que aparece ligado al momento histórico donde emerge y lo atemporal: aquello que lo conecta con el pasado y con las razones de estructura. En el caso del bullying, lo que no cambia, aquello que permanece fijo, es la voluntad de dominio y la satisfacción cruel que algunos sujetos encuentran al someter a otros a su capricho, para así defenderse del desamparo ante lo nuevo. Eso ha existido siempre como el ejercicio del matonismo en la escuela, fundado en el goce que proporciona la humillación del otro, la satisfacción cruel de insultar y golpear a la víctima.
¿Qué habría de nuevo en nuestra época para explicar las formas actuales que toma este fenómeno? Por una parte, el eclipse de la autoridad encarnada tradicionalmente por la figura del padre y sus derivados (maestro, cura, gobernante); la importancia creciente de la mirada y la imagen como una nueva fuente privilegiada de goce en la cultura digital -junto a la satisfacción de mirar y gozar viendo al otro-víctima, hay también el pánico a ocupar ese lugar de segregado, quedar así invisible, overlocked[3]-; la desorientación adolescente respecto a las identidades sexuales y el desamparo del adolescente ante la pobre manifestación de lo que quieren los adultos por él en la vida, y la subsecuente banalización del futuro.
Esta soledad ante los adultos y la vida supone una dificultad no desdeñable para interpretar las fantasías y las realidades que puede llevar al extravío y a la soledad. Entre los refugios encontrados en los semejantes, la pareja del acoso es una solución temporal.
Estos cuatro elementos convergen en un objetivo básico del acoso que no es otro que evitar afrontar la soledad de la metamorfosis adolescente y optar por atentar contra la singularidad de la víctima. Esta “fórmula” genera un tiempo de detenimiento en la evolución personal. Elegir en el otro sus signos supuestamente “extraños” (gordo, autista, torpe) y rechazar lo enigmático, esa diferencia que supone algo intolerable para cada uno, es una crueldad contra lo más íntimo del sujeto que resuena en cada uno y cuestiona nuestra propia manera de hacer.

La escena del acoso: 4 elementos y un nudo
Una lectura que el psicoanálisis nos permite hacer del bullying es que se trata básicamente de una escena, un cuerpo a cuerpo en el que participan varios. Nuestra lectura no puede ignorar lo pulsional como clave subjetiva. Hay una intencionalidad agresiva que propone un destino a la pulsión sádica; una continuidad de la escena fija y un desequilibrio acosador-acosado marcada por la falta de respuesta de la víctima, por su inhibición ante ese acoso. La víctima es elegida por su silencio, su imposibilidad de responder.
La escena del acoso incluye al acosador, la víctima, los testigos y el Otro adulto (padres, docentes), que no está pero al que se dirige también el espectáculo. Lo que los embrolla es la subjetividad y sus impasses, que pasa básicamente por hacer algo con el cuerpo que se les revela como un misterio, pero un misterio que habla y esa extranjeridad (otredad) los perturba e inquieta. Lacan lo anticipaba en 1967 cuando en una de las clases de su seminario decía “El Otro, en última instancia y si ustedes todavía no lo han adivinado, el Otro, tal como allí está escrito, ¡es el cuerpo!”[4]
De allí que la acción resulte inevitable, y manipular el cuerpo del chivo expiatorio bajo formas diversas: ninguneo (dejarlo de lado), insultos (injuriarlo), agresión (golpearlo), sea una solución temporal para calmar la angustia. Para los testigos es crucial no quedar del lado de los pringaos, aquellos designados como chivos expiatorios. La escena del acoso –en su dimensión de acting-out-, es una escena que daría acceso a un cierto goce del cuerpo del otro a través del grupo, si seguimos las indicaciones de JAM en su texto “En dirección a la adolescencia“.[5]
Una escena, pues, alrededor de “la extraña pareja” que cada sujeto forma con el objeto innombrable. Una pareja donde el amor/odio se confunden y como uno de los protagonistas de la película Bully –inspirada en sucesos reales- que se deja maltratar por su mejor amigo a la espera de ese signo de amor que nunca llega. [6]

José R. Ubieto, psicoanalista en Barcelona. Miembro de la AMP y de la ELP. Profesor de la UOC. Co-autor de “Bullying. Una falsa salida para los adolescentes”



[1] Ubieto, J.R.(2016). Bullying. Una falsa salida para los adolescentes, Barcelona: Ned
[2] Ubieto, J.R.(2016). “Testimonios literarios del Bullying”. En La Vanguardia. Cultura(s).Sábado 20 de febrero de 2016. Disponible en Internet. 
[3]. Lacan, J. (2014). El Seminario. Libro 6. El deseo y su interpretación (1958-59). Barcelona: Paidós, p.29
[4]Lacan, J. (1967). El Seminario. Libro 14. La lógica del fantasma (1966-67). Inédito.
[5]Miller, J.A. (2016). “En dirección a la adolescencia”. En El Psicoanálisis, número 28, p.15-26.
[6] Bully (2001). Dirigida por Larry Clark. https://www.filmaffinity.com/es/film770576.html


martes, 23 de abril de 2019

Ens veiem al Tik Tok! // El universo adolescente en las RRSS



Ens veiem al Tik Tok!

L’univers adolescent es viu i es veu a través de xarxes socials com Instagram, Tik Tok o YouTube


Diari Ara. 13/4/2019

Un dels motius principals de l’exposició dels adolescents a les xarxes és, precisament, la cerca de seguidors i la consecució delikes, amb una lectura bastant clara de les dades deseguidors: per a Ubieto, el que no rep likes “és un pringat, un friqui que no existeix al món digital”. Al seu parer, el pànic dels adolescents és passar desapercebuts i quedar-se fora de joc, que ningú es fixi en ells, un fet que s’ha popularitzat com a FOMO (fear of missing out). “Els agrada mirar, però sobretot volen ser vistos i reconeguts i aconseguir una inscripció social”. I remarca que, realment, tothom està sol davant de les seves angoixes, tries i dificultats, i a tothom li cal una xarxa de conversa, vincle, informació, diversió i acompanyament. “Però aquesta solució digital de vegades ens fa perdre la perspectiva que implica la presència i el vincle cos a cos”, alerta.

Para Ubieto, el que no recibe likes “es un pringao, un friqui que no existe en el mundo digital”. En su opinión, el pánico de los adolescentes es pasar desapercibidos y quedarse fuera de juego, que nadie se fije en ellos, un hecho que se ha popularizado como *FOMO (Fear Of Missing Out). “Les gusta mirar, pero sobre todo quieren ser vistos y reconocidos y conseguir una inscripción social”. Y remarca que, realmente, todo el mundo está solo ante sus angustias, elecciones y dificultades, y a todo el mundo le hace falta una red de conversación, vínculo, información, diversión y acompañamiento. “Pero esta solución digital a veces nos hace perder la perspectiva que implica la presencia y el vínculo cuerpo a cuerpo”, alerta.

viernes, 12 de abril de 2019






La Vanguardia, viernes 12 de abril de 2019


¿La hiperactividad es hoy una conducta perturbadora, algo que nos aparta y dificulta del objetivo, o un estilo de vida adaptativo a un siglo XXI en constante movimiento?
Hace dos décadas, la atención focalizada -el tiempo que concentramos nuestra atención en un titular de diario, en un vídeo de Youtube o en un anuncio publicitario- era de 12 segundos. Hoy, tan sólo de 5. Y si nos fijamos en los dibujos animados infantiles, constataremos como un episodio de Bob Esponja (que dura aproximadamente 11 minutos) tiene más estímulos que todas las temporadas de Heidi. Hagan la prueba, póngales a sus hijos un episodio de la niña de los Alpes y verán como les llaman enseguida para advertirles que la pantalla se ha congelado porque lleva 6 segundos sin que pase nada: ni música, ni sonido, ni cambio de ritmo. En nuestro país, el 21% de las criaturas de entre 0 y 3 años accede diariamente a internet y el 81% de los bebés menores de seis meses ya están presentes en las redes sociales e Internet....

miércoles, 3 de abril de 2019

El psicólogo José R. Ubieto expone en Murcia su experiencia sobre trabajo en red y prácticas colaborativas





Una excelente reunión de trabajo con los colegas de Cieza, Lorquí y el COP de Murcia, cuyas iniciativas, en el ámbito del trabajo en red, son muy interesantes

La Vanguardia. 24/3/2019
El psicólogo de Servicios sociales en el Ayuntamiento de Barcelona, psicólogo clínico, miembro de la Asociación Mundial de Psicoanálisis y profesor de la Universidad Oberta de Catalunya (UOC), José Ramón Ubieto, visitará Murcia el próximo viernes, 29 de marzo, para ofrecer una charla-coloquio en la que expondrá su mirada profesional de 20 años de experiencia en prácticas colaborativas y de trabajo en red.
En concreto, este psicólogo y psicoanalista ofrecerá una conferencia titulada 'Somos lo que conectamos: presente y futuro del trabajo en red', de 16.00 a 18.00 horas en la sede del Colegio Oficial de Psicólogos de la Región de Murcia (COP-RM), en el marco de una actividad organizada por la Vocalía de Psicología de la Intervención Social.