La Vanguardia, 18/08/2016
Las noches de verano traen la música, y con ella las
fiestas y los momentos de desinhibición y transgresión de la rutina anual. En
todas las culturas el ritual de la fiesta incluía alguna manifestación de la
fuerza física, sea en forma de peleas o como demostración de potencia. La
tradicional fiesta del Palio de Siena, o muchos bailes en Valonia, terminan con
enfrentamientos rituales entre los participantes.
Agresividad y violencia se mezclan hasta el punto de
confundirse. La agresividad se presenta como una potencialidad del individuo
que, según las teorías, puede estar ligada a lo instintual/genético o al
entorno de aprendizaje del sujeto. La violencia, por el contrario, es un fenómeno social
que se manifiesta en acto y que se relaciona con un discurso que la articula y
la alimenta. Puede dirigirse a uno mismo, al otro o a los objetos.
El psicoanalista
Jacques Lacan inventó un concepto - común a ambos- más interesante, que es el
de “goce”. Designa el hecho de que nuestros cuerpos, habitados y marcados por
el lenguaje, no pueden dejar de satisfacerse y para ello están en pleno
funcionamiento constantemente.
Cuando no encontramos
cómo traducir en nuestra lengua las sensaciones corporales diversas que
experimentamos (tristeza, rabia, pánico, angustia, dolor) se produce la
violencia como un paso al acto bajo sus diferentes modalidades:
LEER ARTICULO COMPLETO: http://www.lavanguardia.com/vida/20160818/403990591413/veranos-adolescentes-el-divan-violencia-agresividad.html?utm_source=Twitter&utm_medium=Social