Catalunya Plural, 27/04/2024
El vértigo, y la posterior tentación de irse, puede sorprenderles en sus vidas cuando perciben que su deseo o expectativas ponen en peligro asuntos fundamentales como puede ser la familia. El deseo de un político —como el de cualquiera- es enigmático para él mismo. Mezcla de ambición y rechazo, los guía con firmeza hasta que topan con algunas consecuencias no deseadas. Descubrir hasta donde llega el sueño de lo posible -y cómo toca a los más queridos— los sitúa frente al imposible de la política que, tanto Kant como Freud, ya nos advirtieron: escala la gloria, pero suele acabar en el fango. Ante ese abismo, surge la tentación de pedir que el otro (votantes) los ratifique en su deseo o desaparecer de la escena por no estar dispuestos a pagar el precio de esa ambición.