La Vanguardia, 14 de
julio de 2016.
La chica francesa de 19 años se arrojó hace
unas semanas a las vías de un tren, al tiempo que filmaba su acto con el
móvil y lo retransmitía por Periscope.
Parece ser que acompañó su gesto de una denuncia, en forma de grito, sobre una
presunta violación. No fue un acto impulsivo, antes había enviado un sms a un conocido explicándole las
causas de su suicidio y, en el previo de su acto, ella anuncia que lo que van a
ver a continuación «no está hecho para hacer ruido» sino «para hacer reaccionar
a la gente, abrir las mentes».
Las razones que empujan a alguien a suicidarse,
adolescente o adulto, son diversas y muchas veces opacas incluso para ellos
mismos. Un factor común suele ser el convencimiento íntimo del sujeto de haber
llegado a un momento de su vida en el que su dignidad o su valor han
desaparecido o lo harán pronto. Se sienten objetos sin valor, sin bienes, a
veces sin honor, y en ocasiones usados como instrumentos por el otro.