La Vanguardia. Jueves, 13 de octubre de 2016
El
aprendizaje socioemocional (SEL en inglés) está de moda. Aprender aquello que
las generaciones precedentes nos legaron queda en un segundo plano frente al
desafío de gestionar nuestras emociones. Sólo esto último nos hará libres y
emprendedores de nosotros mismos. Lo otro son ataduras de las que conviene
desprendernos.
El
yo se convierte así en el nuevo ídolo del panorama educativo. Y con él, el
cuerpo como sede principal de las emociones que embargan a ese nuevo individuo
autónomo y empoderado.
Para
ello nada mejor que empezar lo más pronto posible, en la guardería mismo donde
hay que dejar a los niños que decidan libremente sus actividades y horarios,
que den rienda suelta a sus emociones. Si es posible con la complacencia de sus
progenitores. ¿Para qué aferrarse a los hábitos cuando es posible construirse a
sí mismo en el aquí y ahora?
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