jueves, 9 de febrero de 2017

¿Estamos obligados a ser felices?




La Vanguardia, domingo 5 de febrero de 2017


Hygge: el secreto de la felicidad danesa

La felicidad hace ya tiempo que forma parte de la agenda política. Desde el S. XVIII, en que algunos ilustrados (Mandeville, Saint Just) hablaron de ella y la Declaración de Independencia de Estados Unidos recogió el derecho a ser feliz como uno de sus principios fundamentales.

Pero no fue hasta los avances recientes de las neurociencias que se creó una supuesta ciencia de la felicidad. Lord Layard y Anthony Giddens –directores de la London School of Economics (think tank del new labour de Toni Blair) -  buscaron en la economía el índice fiable de la felicidad. A eso añadieron investigaciones que demostraban que el cerebro se hacía eco de ella.

La paradoja que encontraron es que aun doblando o triplicando el PIB, la gente no era más feliz. La economía no lo era todo. En realidad lo que nos ilusiona es tener lo que tienen los demás. Eso nos empuja a conseguirlo por los medios disponibles (legales o no) y nos muestra otra cara menos “feliz” de la naturaleza humana: la que apuesta por gozar sin límites y a veces pagando un precio alto por los excesos cometidos.

El hedonismo, sorpresa, no nos da la felicidad sino que nos conduce a un más allá del placer que ya Freud descubrió como pulsión de muerte.

viernes, 3 de febrero de 2017

Las políticas psi en España: de los neurotransmisores a la gestión emocional







Las políticas psi en España durante los años 70 y parte de los 80 estuvieron marcadas por un comunitarismo militante, reacción a cuatro décadas de dictadura franquista. Influenciadas por el movimiento de la Antipsiquiatría, colocaron en el centro de su acción a los nuevos sujetos, ahora de pleno derecho, y dieron paso a la proliferación de dispositivos públicos y privados de salud mental, en los que el psicoanálisis y las terapias de la palabra tuvieron un lugar relevante.

La alianza estratégica del management y el cientificismo tomaron el relevo y extendieron su dominio hasta nuestros días. El nuevo ideal del atomismo psíquico, promovido por las falsas neurociencias, casaba muy bien con la tarificación del acto, en su voluntad de deconstruir al sujeto en partículas bioquímicas para así evaluar sus perfomances. Y de paso asegurar, en nombre de las buenas y saludables intenciones, que la voluntad de control se impusiese como inercia pulsional, velada por los significantes amos en juego (evaluación, eficacia, objetividad,..). La máscara de hierro, a la que alude Lacan en Radiofonía, es sin duda la plusvalía disfrazada por ese discurso que promueve el mutismo del sujeto.

Las principales regulaciones en nuestro país han tomado, así, la vía de las Guías clínicas (TDAH, Autismo, TLP, Trastorno Bipolar) que mantienen sus indicaciones cada vez más neurobiologicistas, admitiendo como única terapia psicológica la derivada de las TCC.

Paralelamente, el Estado ha optado por una progresiva sanitarización de la práctica clínica

jueves, 19 de enero de 2017

¿Por qué aumenta la cantidad de jóvenes que apuestan online?






La Vanguardia, jueves 19 de enero de 2017



La tasa de paro de los menores de 25 años en España es de casi el 42% y desde 2009 ha habido un aumento del 56,6% de españoles que han ido a trabajar fuera, una parte de ellos jóvenes sin futuro en nuestro país. En este contexto asistimos a un repunte notable de las apuestas online. Casi un millón de personas apostaron en 2015 y las cantidades jugadas superaron los 8.500 millones de euros, un 30% más que en 2014.

Uno de los sectores de edad que se inician en esta modalidad de juego son jóvenes, entre 14-25 años. Las razones son diversas. La primera es su fácil manejo de las nuevas tecnologías que los convierte, por ello, en un target perfecto para las casas de apuesta online. Fácil accesibilidad, sin límite de tiempo ni horario, pueden hacerlo desde cualquier dispositivo y por cantidades pequeñas. A eso se le suma el anonimato de la red que les permite suplantar la identidad de sus padres (en caso de menores de edad) fácilmente y no tener que dar explicaciones.

Claro que nada de eso funcionaría sin otras causas más personales y que les animan a hacer esa apuesta. Como por ejemplo

jueves, 5 de enero de 2017

La responsabilidad de los padres





La  Vanguardia, 28 de Diciembre de 2016

La ministra anuncia tímidamente una sanción para los padres que no quieren saber de los excesos de sus hijos con el alcohol. Pero ese no querer saber es también un síntoma de nuestra época. Ocurre con el uso que los adolescentes hacen de las tecnologías digitales, a veces de forma abusiva ( porno online, apuestas) y ocurre también en algunas situaciones violentas (acoso escolar, ciber bullying, insultos a árbitros en partidos de fútbol infantil) donde vemos ese mirar para otro lado o incluso la complicidad con la agresión.

Pensar en las respuestas es necesario pero requiere previamente tener alguna idea de las causas.

viernes, 2 de diciembre de 2016

“TDAH: ¿una “solución” real de 4 letras?”






Intervención en la Jornada "EL TDAH A DEBATE". Barcelona, Col·legi de Metges.1 diciembre de 2016

“TDAH: ¿una “solución” real de 4 letras?”
Quisiera contribuir al interesante debate de esta jornada con una primera reflexión sobre el uso, a mi juicio excesivamente generalizado del término TDAH. Muchos autores se han referido a ello, incluyendo algunas expresiones como “epidemia”. Yo quiero citar al Dr. Conners, uno de los investigadores y clínicos del TDAH más reconocido mundialmente. Lo conocen además por sus escalas utilizadas en el diagnóstico del TDAH. Hace unos meses señaló, en una entrevista para el New York Times, que el número de niños en los EEUU, diagnosticados con TDAH, se había elevado a 3,5 millones, frente a los 600.000 detectados en 1990. Él mismo calificó estas cifras de "un desastre nacional de proporciones peligrosas”[1]. Hay que decir que el trastorno es ahora en ese país, el segundo diagnóstico más frecuente a largo plazo realizado en niños, muy cerca ya del asma.

Pero además vemos como ese uso avanza cada día y en todas las edades, tanto por abajo como por arriba. Parece no tener límites.

lunes, 21 de noviembre de 2016

Novedad. En busca de la libertad. desde la voluntad secuestrada". Conversaciones





Extractos de la entrevista con José Ramón Ubieto

"Freud definía al yo como una síntesis inestable de múltiples identificaciones heterogéneas. Es decir, que el propio yo resulta ser lo más frágil de un sujeto. La identidad, si la consideramos en su sentido consciente, es decir, aquello que uno dice ser o cree ser proporciona una fortaleza ilusoria que se derrumba cuando una manifestación de lo real irrumpe bruscamente (pérdida de cualquier tipo: muerte, separación, enfermedad). Es por ello que más que  fortalecer el yo, el psicoanálisis plantea la apuesta de no ceder frente al deseo, de soportar algo de la angustia que eso implica. Soportar la espera, los intervalos, los vacíos y los silencios, sin correr a llenarlos con todo tipo de objetos o medicamentos. Al tiempo que hacemos ese sacrificio narcisista, que nos permite tolerar mejor la castración, se trata de reforzar los vínculos con el otro, empezando por el lenguaje. Los pedagogos nos recuerdan que el mejor antídoto para el fracaso escolar pasa por la lectura, por el acceso a los recursos simbólicos que la cultura nos ofrece. Poder elegir el máximo de combinatorias significantes provee de recursos a un sujeto para tratar de bordear el agujero que todo real cava en nuestras vidas.

"(...) El inconsciente mismo, señala Jacques Alain Miller, es una elucubración de saber sobre el parlêtre. El inconsciente no deja por tanto de trabajar y de producir lo que llamamos semblantes, que no son otra cosa que tentativas de atrapar ese real que se nos escapa porque carece de sentido. Lo real, por definición, es lo que no tiene sentido y surge bruscamente, volviendo siempre al mismo lugar. Cuando alguien sufre un acontecimiento traumático, como la muerte de un ser querido, una enfermedad grave o es víctima de una atentado o de un accidente importante, queda sin palabras, paralizado por eso que se le impone como real. A partir de aquí necesita conseguir un saber hacer con eso y para ello el inconsciente tiene que producir alguna significación, registrar ese agujero y bordearlo con artificios, construcciones personales y también semblantes extraídos de lo social."



"La tesis de Freud es que los sujetos nos identificamos a ideales que nos orientan y nos permiten situarnos en la vida pero todos tienen un reverso: en un punto están llamados al fracaso. Si hay un ideal, dice Freud, habrá entonces un síntoma que lo hará fracasar. Esta es la tesis freudiana que opone ideal y síntoma. ¿Dónde localizar, pues, al sujeto: en ese ideal por el que se hace representar (cristiano, liberal, catalanista, trabajador,..) o en el síntoma que muestra su fracaso?"

domingo, 13 de noviembre de 2016

El síntoma Trump. Sujetos a la intemperie




La Vanguardia, Opinión, 11 de noviembre de 2016

Racista, xenófobo, misógino, homófobo y sin embargo 60 millones de americanos lo han hecho presidente. Lo fácil sería demonizarlos pero quizás lo más oportuno es preguntarse por qué.

Centrándonos en las claves psicológicas –otros tomarán las políticas- quisiera señalar tres factores que considero esenciales para entender este fenómeno.

En primer lugar, y seguramente la razón más importante, es que Trump ha captado muy bien el estado de desamparo de muchos sujetos que han quedado a la intemperie tras el huracán de la globalización. Personas que han perdido su empleo y se han visto abocados al paro o la fragilidad laboral. 60.000 fábricas y cerca de 5 millones de empleos industriales bien pagados han desaparecido en los últimos años. A esa pérdida ha seguido la de su casa,  que han debido sustituir por caravanas o viviendas precarias.

Pero la pérdida seguramente más grave ha sido la de su dignidad y orgullo. Su particular sueño americano se ha convertido en la pesadilla de los parias abandonados por aquellos que deberían protegerles.

Se calcula que un 10% de los votantes de Obama lo han hecho ahora por Trump y muchos otros se han abstenido o han votado otras opciones.

Trump ha desplegado una retórica que apunta directamente al retorno a un estado feliz y grandioso donde América devolvería a los auténticos americanos el orgullo de ser sus hijos: «Make America Great Again».

Ante el desamparo surge, decía Freud, el recurso al padre protector que constituye la raíz de la religión. Trump, un hombre grande y exitoso, ha sabido encarnar mejor que nadie ese anhelo, anclado en el miedo, de salir de un destino que los iba empequeñeciendo e invisibilizando. Sus diatribas contra grandes compañías como Ford y Apple y contra grandes fortunas, a las que amenazó con hacerles pagar más si no fabricaban sus productos en los EEUU, reforzaba esa figura del padre protector.

El segundo factor es el personaje mismo de Trump que, junto a esa versión acogedora, encarna también otra figura del padre señalada por Freud en su ensayo “Totem y Tabú”, el padre del goce excesivo, sin cortapisas, que guarda para sí todas las mujeres. “Cuando eres una estrella, te dejan hacerles cualquier cosa. Agarrarlas por el coño”. Esta frase de Trump, junto a otras muchas de desprecio a las mujeres, pone a cielo abierto su condición de gozador obsceno, condición de la que no parece arrepentirse ni sentir vergüenza ni culpa. 
El habla con las tripas, muestra así su “autenticidad” y deja que los que le escuchan puedan dar rienda suelta a sus sentimientos reprimidos. Encarna así la normalidad –lo que él llama “un conservador con sentido común”- que se opone a lo excepcional de las elites, desconectadas de la realidad de sus votantes.

Su misoginia y xenofobia no sólo no ha sido castigada sino que incluso el 54% de las mujeres blancas lo han apoyado. Su exceso ha sido leído como una legitimización y una reivindicación de orgullo hecha desde el éxito de alguien que sí parece haber realizado el sueño americano. Otros antes, como Berlusconi y sus velinas, ya consiguieron amplio apoyo popular al encarnar esa figura de la potencia fálica. Trump es un buen representante obsesionado por sus retratos y torres erectas.

El tercer factor es el rechazo que suscita Hillary Clinton con su secretismo, cambios de criterio tacticistas y “malas compañías” (Wall Street). Representa bien a aquellos que se han beneficiado generosamente a costa de los nuevos parias. Y por otro lado, su ambigüedad ante los propios excesos de su marido seguramente le han pasado factura entre las mujeres: ¿perdonó por amor o por ambición?

¿Resultado inesperado? La cabina de votar (Brexit, Colombia) parece ser el único lugar donde la mirada global no alcanza y allí cada uno puede decir lo que piensa, su rabia y su cólera, sin responder públicamente. Nos ha revelado que lo peor es posible. Mejor entonces saberlo y buscar otro destino para ese odio y esa angustia.