La Vanguardia, Tendencias 24 de Enero de 2012
José R. Ubieto
Psicólogo clínico y Psicoanalista
Establecer un perfil psicologico del maltratador no es fácil porque la causistica es diversa. Sí es posible identificar algunos elementos, presentes en muchos casos. Uno de ellos es la vivencia que tienen del avance de la mujer en ámbitos, hasta ahora reservados a los hombres.
Esa igualdad la imaginan como un peligro y una disminución de la potencia, que los infantiliza y despierta en ellos el odio más profundo por la perdida del objeto poseido. Reaviva una dependencia infantil y la vivencia de los celos, ser dejados por otro, se les vuelve insoportable. Muchas mujeres hablan de esta infantilización cuando se refieren a su imposible separación alegando la pena que les produce dejarlos solos e indefensos.
Golpear a la mujer, ahora sujeto, es un intento de degradarla a su “antigua” condición de objeto. Eso les funciona como la condición de su potencia viril, lo que se hace muy evidente en las relaciones sexuales –momento crítico para la verificación de la potencia masculina- donde los maltratadores recurren muy a menudo a la agresión. El aplastamiento del otro les previene de la angustia propia del acto sexual. Para que el agresor pueda sostener su realidad psíquica y social le es necesario, entonces, esa disyunción entre su condición de sujeto (persona digna) y la del otro como objeto degradado.
Su propia desaparición es la única salida tras el asesinato de ese “objeto” que los sostenía.