La Vanguardia. El Diván, viernes 26 de julio de 2019
Lo traumático, lo que de verdad nos
perturba, es aquello que emerge para nosotros como carente de significación. No
tenemos palabras para ‘traducirlo’ y se nos impone así, de manera brusca. Un
accidente de tráfico, un atentado terrorista, la pérdida de manera abrupta de
un ser querido, o una pelea en la que nos vemos inmersos con consecuencias
graves.
Para cada uno y cada una, lo traumático
tiene siempre un valor propio, una manera singular de vivirlo, diferente a
cualquier otro, aunque el evento en cuestión (accidente, atentado) sea el mismo
para todos. Hay personas que han perdido su casa en un incendio y pueden
rápidamente sobreponerse y hacer frente a la adversidad. Otras, en cambio,
quedan paralizadas y requieren de un tiempo largo para recuperarse. Quizás
estas últimas habían tenido ya, anteriormente, otras pérdidas por las que no
hicieron el duelo y ahora lo no elaborado se reactiva con fuerza....