Catalunya Plural, 10/12/25
¿Cómo van a creer en discursos de igualdad unos jóvenes que han visto cómo partidos de izquierda toleraban durante años a acosadores o misóginos en puestos relevantes? ¿Qué credibilidad tiene quien no afronta con claridad su propia corrupción ni ofrece soluciones eficaces a los problemas materiales del presente?
Acusarlos y anticipar su deriva ultra quizá tranquilice nuestra conciencia adulta, pero es una falta de respeto y un gesto de desprecio a su inteligencia. Biel lo demuestra al rectificar. Y, sobre todo, es la peor respuesta posible: porque al hacerlo los empujamos hacia quienes no esperan de ellos nada más que obediencia y sacrificio.