Catalunya Plural, 1 de abril de 2020
Nunca un aislamiento social fue tan
compartido. ¿Es una respuesta en positivo que hace frente
a todo lo negativo (muertes, enfermos, cansancio de los profesionales, parón
económico, recesión futura) o es otra manera de consumo online hasta que podamos
volver a la otra realidad?
El resorte último de estos esfuerzos
colectivos no es otro que la angustia, ese afecto real que nunca nos engaña
–hay senti(mientos) que sí despistan- y que nos embarga porque es signo de que
hemos perdido las coordenadas del mapa en que nos movemos, no sabemos ya donde
estamos ni qué será de nosotros. Juntarnos refuerza, al menos, la confianza de
que seguimos contando unos para otros, que frente al desamparo en que nos sume
la enfermedad y el cuerpo afectado podemos compartir unas palabras. Para
nosotros, seres hablantes infectados del parásito del lenguaje, el contagio de
las palabras -nuestro bien más preciado- es hoy el mejor antídoto que tenemos
frente a este virus.
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