jueves, 6 de junio de 2019
miércoles, 29 de mayo de 2019
Reconciliarse con el cuerpo y los otros. Un ejemplo de educación saludable
ÀÁF Àmbits de psicopedagogia Nº 50 (3a.época) mayo 2019 p. 20-31
El artículo analiza la relación entre salud y escuela poniendo el énfasis en las estrategias de conversación
y de red que se pueden implementar. Define la salud como alcanzar, para cada sujeto, una reconciliación
con el cuerpo que, sin eliminar –tarea imposible- la perturbación propia de lo pulsional que siempre aspira
a una satisfacción autoerótica, consiga establecer vínculos de aprendizaje y de socialización.
Analiza el fenómeno de la desatención generalizada y propone algunas estrategias concretas que se
visualizan en el ejemplo de un caso de un alumno, con graves dificultades de conducta, que logra mejoras
importantes gracias a un trabajo en red continuado.
Palabras clave: Cuerpo. (Des)Atención. Trabajo en Red. Estrategias de conversación.
jueves, 16 de mayo de 2019
¿Leer la Caperucita te convierte en un lobo feroz y machista?
La Vanduardia. El Diván, 17/5/19
¿Hay una relación directa causa-efecto? ¿Leer un cuento que contiene valores patriarcales –propios del contexto histórico donde se escribió- o jugar al GTA (Grand Theft Auto) te convierte en un machista o en un conductor asesino?
Hace
unas semanas, conocimos que la comisión
de género de una escuela pública de Barcelona había retirado de la
biblioteca infantil 200 cuentos al considerarlos “sexistas”,
entre ellos La Caperucita Roja o La Bella durmiente. Sus responsables se
quejaban de la falta de “bibliotecas igualitarias donde los personajes
masculinos y femeninos aparezcan mitad y mitad, donde hagan el mismo tipo de
actividades” y defendían –sin duda con las mejores intenciones- su decisión
para prevenir a los más pequeños de los efectos nocivos de estos valores,
faltos de la igualdad de género.
Sin
entrar a las discusiones sobre la revisión histórica, que dejamos a los
expertos, quisiera reflexionar sobre la idea de que podría haber un efecto
automático entre la lectura de esos cuentos y la asunción –y realización
efectiva- de actitudes machistas. Es un viejo debate en el mundo psi, sobre
todo en lo relacionado a los videojuegos “violentos” y su influencia en futuros
comportamientos.
martes, 14 de mayo de 2019
SKAM: AMOR Y SEXO EN LA ERA VIRTUAL
Skam (en español: Vergüenza) es una serie
de televisión noruega sobre la vida cotidiana de los adolescentes en una
escuela urbana. En España existe ya una adaptación ambientada en un instituto
de Madrid. Allí vemos cómo esos adolescentes de hoy se las arreglan con sus
primeros amores y sus primeros escarceos sexuales. Para
ello, disponen, como en todas las épocas, de una erótica propia, con sus
objetos y sus ficciones acerca de la pasión amorosa.
Como cualquier otra, cumple una función básica: velar la
inexistencia de la relación sexual, entendida ésta como armonía sexual preestablecida,
llenando ese vacío con palabras, imágenes y objetos que lo cubran. Que las
cosas entre los sexos no encajan es algo que sabemos desde hace tiempo, Freud
lo destacó y Lacan lo designó con esa frase ya popular, al menos en el mundo
psi: “la relación sexual no existe”.
Y por eso mismo, existe el amor como suplencia. La pubertad, como despertar de un
cuerpo nuevo y además sexuado, los enfrenta con el real de un goce que no
pueden situar ni nombrar fácilmente, ya que no disponen de la lengua adecuada
para ello. Les queda el recurso de soñar y fantasear sobre ese sinsentido. Para
ello, esos mismos adolescentes que bucean en el porno online ven también y
buscan referentes en las series de ficción, que cada vez más muestran su
relación con el sexo de forma abierta y directa.
¿Será la vía del amor la que
resistirá al goce autoerótico al que empujan estos nuevos objetos? ¿Qué lugar
ocupa la vergüenza y el pudor como defensas frente a este real sexual? Todavía
no podemos responder a esa pregunta pero el limite al porno vendrá quizás más
por la vergüenza de ‘verse mirando’, que por la culpa moral, poco eficaz a día
de hoy. En cualquier caso,
parece que esta facilidad en el acceso al sexo fácil no ha hecho desaparecer la
dificultad de las relaciones de pareja.
Como psicoanalistas sabemos que cuanto
más se identifica el sujeto al objeto de desecho, a esta mercancía sexual
consumible, más hay que oponerle el deseo como enigma frente a esa certeza. Un
deseo que frene algo de esa repetición compulsiva y permita inventar lo que
Lacan llamó un nuevo amor, un poco alejado de la repetición infinita. Algunos
de los éxitos literarios, de blogs y raps dirigidos a un público adolescente nos
enseñan que esa necesidad de inventar nuevas ficciones sigue viva, porque la
saturación de “más de lo mismo” no deja de producir síntomas que hacen emerger
la subjetividad, no aplastada por el goce.
martes, 7 de mayo de 2019
Los malestares actuales de la infancia
Publicado en Revista Catalana de Pedagogia,15 (2019), p. 63-87. DOI: 10.2436/20.3007.01.116. ISSN (edició electrònica): 2013-9594. http://revistes.iec.cat/index.php/RCP/index 64 |
El artículo parte de la noción de infancia entendida como un concepto histórico, y por tanto cambiante, sujeto a las transformaciones sociales. apuesta por leer los malestares en la infancia como síntoma de esos cambios y no tanto como trastornos individuales, sin olvidar la importancia del factor sujeto siempre presente.
Señala tres de estas transformaciones, que afectan al trabajo/saber, a las dinámicas familiares y a la alianza entre la tecnología y el discurso capitalista. A partir de aquí se analizan cuatro fenómenos actuales que en la actualidad inciden de modo relevante sobre la infancia: el desamparo digital, el TDAH, el acoso escolar (bullying) y la violencia filio-parental.
Concluye proponiendo un abordaje de estos malestares que no excluye, en ningún caso, a sus protagonistas: niños y niñas, adolescentes y madres y padres. Los profesionales, sean educadores, clínicos o trabajadores sociales deben incluirse en el cuadro mismo de la intervención y no quedarse fuera, como si se tratase de un método experimental donde el objeto es analizado asépticamente. Para ello la conversación y el trabajo en red devienen instrumentos claves.
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miércoles, 1 de mayo de 2019
Bullying: el acoso del sujeto
Publicado originalmente en Zappeur. 12/3/2019. Le bullying à l’époque de l’Autre qui n’existe pas
El estado natural del adolescente es el acoso, acoso de
su cuerpo púber. La tentación es desplazar ese acoso a un chivo expiatorio.
Manipular el cuerpo del otro para dejar el suyo a salvo. Y todo esto en grupo,
como falsa solución para salir del atolladero de la pubertad[1].
Los testimonios que encontramos en la clínica y en la
literatura nos confirman el carácter traumático de ese acontecimiento, que deja
huellas indelebles y singulares, hasta el punto que a veces tienen que pasar
décadas para poder hablar de ello[2].
El bullying es además un síntoma social que forma parte
del malestar en la civilización. Analizarlo implica tomar en cuenta dos ejes:
aquello que aparece ligado al momento histórico donde emerge y lo atemporal: aquello
que lo conecta con el pasado y con las razones de estructura. En el caso del
bullying, lo que no cambia, aquello que permanece fijo, es la voluntad de
dominio y la satisfacción cruel que algunos sujetos encuentran al someter a
otros a su capricho, para así defenderse del desamparo ante lo nuevo. Eso ha
existido siempre como el ejercicio del matonismo en la escuela, fundado en el
goce que proporciona la humillación del otro, la satisfacción cruel de insultar
y golpear a la víctima.
¿Qué habría de nuevo en nuestra época para explicar las
formas actuales que toma este fenómeno? Por una parte, el eclipse de la
autoridad encarnada tradicionalmente por la figura del padre y sus derivados
(maestro, cura, gobernante); la importancia creciente de la mirada y la imagen
como una nueva fuente privilegiada de goce en la cultura digital -junto a la
satisfacción de mirar y gozar viendo al otro-víctima, hay también el pánico a
ocupar ese lugar de segregado, quedar así invisible, overlocked[3]-;
la desorientación adolescente respecto a las identidades sexuales y el
desamparo del adolescente ante la pobre manifestación de lo que quieren los
adultos por él en la vida, y la subsecuente banalización del futuro.
Esta soledad ante los adultos y la vida supone una
dificultad no desdeñable para interpretar las fantasías y las realidades que
puede llevar al extravío y a la soledad. Entre los refugios encontrados en los
semejantes, la pareja del acoso es una solución temporal.
Estos cuatro elementos convergen en un objetivo básico
del acoso que no es otro que evitar afrontar la soledad de la metamorfosis
adolescente y optar por atentar contra la singularidad de la víctima. Esta
“fórmula” genera un tiempo de detenimiento en la evolución personal. Elegir en
el otro sus signos supuestamente “extraños” (gordo, autista, torpe) y rechazar
lo enigmático, esa diferencia que supone algo intolerable para cada uno, es una
crueldad contra lo más íntimo del sujeto que resuena en cada uno y cuestiona
nuestra propia manera de hacer.
La escena del
acoso: 4 elementos y un nudo
Una lectura que el psicoanálisis nos permite hacer del bullying es que se trata básicamente de
una escena, un cuerpo a cuerpo en el que participan varios. Nuestra lectura no
puede ignorar lo pulsional como clave subjetiva. Hay una intencionalidad
agresiva que propone un destino a la pulsión sádica; una continuidad de la
escena fija y un desequilibrio acosador-acosado marcada por la falta de
respuesta de la víctima, por su inhibición ante ese acoso. La víctima es
elegida por su silencio, su imposibilidad de responder.
La escena del acoso incluye al acosador, la víctima, los
testigos y el Otro adulto (padres, docentes), que no está pero al que se dirige
también el espectáculo. Lo que los embrolla es la subjetividad y sus impasses,
que pasa básicamente por hacer algo con el cuerpo que se les revela como un
misterio, pero un misterio que habla y esa extranjeridad (otredad) los perturba
e inquieta. Lacan lo anticipaba en 1967 cuando en una de las clases de su
seminario decía “El Otro, en última instancia y si ustedes todavía no lo han
adivinado, el Otro, tal como allí está escrito, ¡es el cuerpo!”[4]
De allí que la acción resulte inevitable, y manipular el
cuerpo del chivo expiatorio bajo formas diversas: ninguneo (dejarlo de lado),
insultos (injuriarlo), agresión (golpearlo), sea una solución temporal para
calmar la angustia. Para los testigos es crucial no quedar del lado de los
pringaos, aquellos designados como chivos expiatorios. La escena del acoso –en
su dimensión de acting-out-, es una
escena que daría acceso a un cierto goce del cuerpo del otro a través del
grupo, si seguimos las indicaciones de JAM en su texto “En dirección a la
adolescencia“.[5]
Una escena, pues, alrededor de “la extraña pareja” que
cada sujeto forma con el objeto innombrable. Una pareja donde el amor/odio se
confunden y como uno de los protagonistas de la película Bully –inspirada en sucesos reales- que se deja maltratar por su
mejor amigo a la espera de ese signo de amor que nunca llega. [6]
José R. Ubieto, psicoanalista en Barcelona. Miembro de la
AMP y de la ELP. Profesor de la UOC. Co-autor de “Bullying. Una falsa salida para los adolescentes”
[2] Ubieto, J.R.(2016).
“Testimonios literarios del Bullying”. En La Vanguardia. Cultura(s).Sábado 20 de
febrero de 2016. Disponible en Internet.
[3]. Lacan, J.
(2014). El Seminario. Libro 6. El
deseo y su interpretación (1958-59). Barcelona: Paidós, p.29
[6]
Bully (2001). Dirigida por Larry
Clark. https://www.filmaffinity.com/es/film770576.html
martes, 23 de abril de 2019
Ens veiem al Tik Tok! // El universo adolescente en las RRSS
Ens veiem al Tik Tok!
L’univers adolescent es viu i es veu a través de xarxes socials com Instagram, Tik Tok o YouTube
Diari Ara. 13/4/2019
Un
dels motius principals de
l’exposició dels adolescents a les xarxes és, precisament, la cerca de
seguidors i la consecució delikes, amb una lectura bastant clara de les dades deseguidors: per a
Ubieto, el que no rep likes “és un pringat, un friqui que no existeix al món digital”. Al seu
parer, el pànic dels adolescents és passar desapercebuts i quedar-se fora de
joc, que ningú es fixi en ells, un fet que s’ha popularitzat com a FOMO (fear of missing out). “Els agrada mirar, però
sobretot volen ser vistos i reconeguts i aconseguir una inscripció social”. I
remarca que, realment, tothom està sol davant de les seves angoixes, tries i
dificultats, i a tothom li cal una xarxa de conversa, vincle, informació,
diversió i acompanyament. “Però aquesta solució digital de vegades ens fa
perdre la perspectiva que implica la presència i el vincle cos a cos”, alerta.
Para Ubieto, el que no recibe likes “es un
pringao, un friqui que no existe en el mundo digital”. En su opinión, el pánico
de los adolescentes es pasar desapercibidos y quedarse fuera de juego, que
nadie se fije en ellos, un hecho que se ha popularizado como *FOMO (Fear Of Missing
Out). “Les gusta mirar, pero sobre todo quieren ser vistos y reconocidos y
conseguir una inscripción social”. Y remarca que, realmente, todo el mundo está
solo ante sus angustias, elecciones y dificultades, y a todo el mundo le hace
falta una red de conversación, vínculo, información, diversión y
acompañamiento. “Pero esta solución digital a veces nos hace perder la
perspectiva que implica la presencia y el vínculo cuerpo a cuerpo”, alerta.
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