La Vanguardia. Cultura(s) | Miércoles, 14 de mayo 2014
Dossier:
El porvenir de la intimidad
MIQUEL BASSOLS | ENRIC BERENGUER| JOSÉ R. UBIETO
La intimidad es una
noción que se afianza a lo largo del siglo XIX
en el marco de una cultura burguesa que hace de la vida privada y del yo su
referencia civilizatoria. Se acepta así que cada uno es conocedor y dueño de
sus secretos, tesis que empieza a desmontarse con el descubrimiento freudiano
del inconsciente. Hay secretos íntimos para nosotros mismos y la ilusión de ser
transparentes sólo se sostiene en ciertos momentos de la infancia cuando
pensamos que los padres leen nuestros pensamientos.
Hoy esta intimidad sufre una profunda
transformación y prueba de ello es la popularidad del concepto
de extimidad. Generalmente se usa como si fuera el reverso de la intimidad y se
asemeja al hecho de que hoy lo íntimo ha devenido público. Para Lacan, autor
del neologismo, extimidad tiene otro significado, alude a aquello más íntimo
que sin embargo es irreconocible para el sujeto porque se sitúa en en el exterior, como un cuerpo extraño. Se trata de
otra intimidad que a pesar de parecernos ajena, nos es tan familiar por
constituir el núcleo de nuestro ser. Es el interior intimo meo de San Agustín o ese odio que imputamos al otro –por su
extranjeridad o diferencia- y que sin
embargo nos constituye a cada uno.
El porvenir de la intimidad va hoy a la
par de las tecnologías digitales, que sostienen la ilusión de que se podría extraer la verdad del sujeto
incluso aquello más opaco. La previdencia de Minority Report cada día resulta menos ficción y ya se especula con
tecnologías capaces de leer nuestros pensamientos (!) o sistemas de
trazabilidad que no dejarían oculto ni un segundo de nuestras vidas, como
sucede con los objetos que incorporan un GPS. Tres psicoanalistas analizan en el
dossier estas transformaciones.
“El yo a cielo abierto”. José R. Ubieto.