Pubicado en català en El diari de l'educació. Blog de la Fundació Jaume Bofill
http://diarieducacio.cat/blogs/bofill/2014/05/23/cossos-agitats-i-desatents-subjectes-muts/
José Ramón Ubieto. Psicólogo clínico y psicoanalista. Autor de “TDAH. Hablar con el cuerpo”. EdiUoc, 2014 .
La Fundació Valld'Hebron
Institut de Recerca nos informa que, en una investigación de la que solo
conocemos resultados provisionales explicados en el congreso
reciente sobre el TDAH, ha detectado algún trastorno
de aprendizaje o psicopatológico en más del 20% de escolares catalanes. Las cifras – añaden - son comparables a las europeas,
pero aquí el 90% no está diagnosticado[1].
Esta previsto, con el apoyo de los Departamentos de
Benestar social, Ensenyament i Salut, que cuando se presenten los resultados
definitivos “haya un plan para ir resolviendo esa situación tan anómala de
alumnos con problemas sin diagnosticar ni tratar”.
Habrá que esperar, pues, a conocer los detalles de los datos
definitivos, así como la metodología utilizada y sobre todo las recomendaciones
que se sugieren para abordar estas problemáticas.
¿Qué podría añadir de nuevo este estudio? Sabemos que las
manifestaciones más importantes del padecimiento psíquico de los niños del
S.XXI giran alrededor de la escuela y de los aprendizajes. Lo cual no tiene
nada de extraño ya que la escuela es su principal foco socializador, tanto por
lo que se refiere a la adquisición de conocimientos y de hábitos como a la
interacción social con sus semejantes.
Buena parte de este
sufrimiento está ligado a los aprendizajes y a la relación que mantienen con el
saber, que no siempre es fácil y marcada por un deseo y un consentimiento a
aprender. Encontramos dificultades relacionadas a la carencia de recursos
personales o déficits cognitivos, dificultades vinculadas a la atención y
concentración y a veces rechazo directo de los aprendizajes (absentismo).
Algunas de las
dificultades en el ámbito escolar toman la forma del denominado TDAH (en los
EEUU el porcentaje es similar al que ofrece este estudio: 20% de alumnos de
secundaria), diagnóstico que sirve en muchos casos como cajón de sastre que
incluye verdaderas dificultades de atención vinculadas a conductas hiperactivas
y otras respuestas con etiología diferente.
Hoy además sabemos que ya
hay una nueva etiqueta para incluir aquellos trastornos que el TDAH no incluye
por no presentar los signos correspondientes de Hiperactividad. Se llama TLC:
Tempo Cognitivo Lento (SluggishCognitive Tempo) y cuenta
ya con más de dos millones de niños estadounidenses diagnosticados y medicados
con atomoxetina y psicoestimulantes[2].
También sabemos que el empuje de algunos a la
“detección” (y medicación) precoz no se detiene ante nada, ni siquiera ante las
pautas clínicas más elementales en paidopsiquiatría. Prueba de ello es que más
de 10.000 niños americanos (de clases desfavorecidas) menores de 3 años ya están
siendo diagnosticados y medicados por presentar (?) TDAH[3].El
propio Conners, profesor emérito de la Universidad de Duke y uno de los investigadores
y clínicos del TDAH más reconocido mundialmente, señaló recientemente, en una
entrevista para el New York Times, que el número de niños diagnosticados con
TDAH se había elevado a 3,5 millones (600.000 detectados en 1990). Él mismo
calificó estas cifras de "un desastre nacional de proporciones peligrosas”
y añadió diversas consideraciones en su blog[4].
El trastorno es ahora, en los EEUU, el segundo diagnóstico más frecuente a
largo plazo realizado en niños, muy cerca ya del asma.
Estamos de acuerdo en que
los aprendizajes hoy hacen síntoma para muchos niños/as y adolescentes. Y que
la lectura de ese síntoma no puede reducirse a unas estadísticas ni a la
invención de nuevas etiquetas que recojan los restos de las anteriores ni
tampoco al uso generalizado y al abuso de la medicación.
Por lo que se refiere a
nuestro país, en el Informe del año 2010 del Comité de Derechos del Niño,
organismo de Naciones Unidas que vela por la aplicación de la Convención
sobre Derechos del Niño, y en las recomendaciones dirigidas al Estado español,
en el apartado de “Salud y acceso a servicios sanitarios” ya se advertía
textualmente:
“El Comité
expresa también su preocupación por la información que indica un aumento, en un
período corto, en la prescripción de psicoestimulantes a niños diagnosticados
con un trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH)”
“El Comité
recomienda al Estado parte que examine con detenimiento el fenómeno de la
prescripción excesiva de medicamentos a los niños y adopte iniciativas para proporcionar
a los niños diagnosticados con un TDAH y otros trastornos del comportamiento,
así como a sus padres, madres y maestros, acceso a una amplia gama de medidas y
tratamientos educativos y psicológicos”[5].
Esta es, pues, la cuestión
que nos importa, más allá de las discusiones nominalistas o etiológicas:
¿sabremos leer esos cuerpos agitados y/o indolentes que hablan de un malestar
que interfiere en sus aprendizajes tomándolos como interlocutores? ¿O por el
contrario vamos a reducirlos a cuerpos deficitarios que exigen correcciones
bioquímicas o conductuales sin escuchar el sufrimiento subjetivo que implican?
¿Cómo entender las formas, particulares a cada uno, para agitarse o desatender
a sus profesores? ¿No estamos –como padres, docentes o clínicos- convocados a
este malestar y a su abordaje? ¿De que podemos hacernos responsables (responder
de) cuando está en juego la relación de un sujeto al saber y a su cuerpo?
[2]
http://www.nytimes.com/2014/04/12/health/idea-of-new-attention-disorder-spurs-research-and-debate.html?_r=0
[3]http://www.nytimes.com/2014/05/17/us/among-experts-scrutiny-of-attention-disorder-diagnoses-in-2-and-3-year-olds.html?_r=0
[4] ADHD World: http://adhd-world.blogspot.com.es/.
[5]Ver el citado Informe en el
siguiente enlace: http://www.unicef.es/sites/www.unicef.es/files/Observaciones.pdf.