Diari ARA|
03/01/2015
TDAH i l'arrel quadrada de -1
GREGORIO LURI
No puc ser imparcial amb José Ramón Ubieto. Va ser ell qui em va resoldre un dels grans enigmes de la ciència del segle XX: què volia dir Lacan en assegurar que l’equació del penis és, exactament, l'arrel quadrada de -1. Tampoc puc ser imparcial amb el seu llibre TDAH. Hablar con el cuerpo (Editorial UOC, 2014). Era un llibre necessari que ens ofereix orientacions molt valuoses per fer a les classes el que cal fer: pedagogia clínica.
Encara que el nom pot semblar una mica excessiu, la pràctica clínica no és exclusiva dels metges. És el que fem nosaltres quan tractem un alumne amb un problema no ben definit: primer, ens formem una idea preliminar de què pot tenir; després, dissenyem un tractament i avaluem els resultats. Si la resposta no és l’esperada, modifiquem o el tractament o el diagnòstic. Hi ha molts problemes escolars que exigeixen exactament aquest acostament perquè no hi ha cap recepta miraculosa que els resolgui d’un dia per l’altre. Podem parlar, si voleu, de pràctica reflexiva.
L’especialista és el mestre
Al meu parer, davant el TDAH cal que els mestres es plantin i comencin a desenvolupar les seves pràctiques clíniques. No poden limitar-se a assistir passivament als debats enfrontats entre paidopsiquiatres i neuropediatres. No se si el TDAH està infradiagnosticat o sobrediagnosticat, però sí que sé que no ens podem quedar de braços plegats esperant que es posin d’acord per aplicar les seves receptes. No és lògic que hi hagi mestres tractant de manera diferent alumnes que presenten els mateixos símptomes, però que estan tractats per especialistes d’escoles diferents. Al meu parer, a classe l’especialista és el mestre. I si no ho és, hauria de repensar-se què hi fa. Tret de casos excepcionals, no hauria d’admetre que ningú li vingui a dictar què ha de fer.
La deontologia professional recomana tenir en compte l’opinió de l’especialista com un element més per planificar la pròpia feina.
Entenc que el debat sobre el TDAH s’ha polaritzat tant al voltant de la medicació que hi ha docents cohibits per la contundència de les posicions. Però precisament perquè els especialistes externs divergeixen tant, els docents hauríem d’assumir la nostra condició d’especialistes dels nostres alumnes i, davant casos de difícil diagnòstic, practicar sense complexes la pedagogia clínica. Respecte a l'arrel quadrada de -1, diguem que forma part de la clínica de l’autoconeixement, que dura tota la vida.
______________________________________________________________________________
TDAH y la raíz cuadrada de -1
GREGORIO LURI
No puedo ser imparcial con José Ramón Ubieto. Fue él quien me resolvió uno de los grandes enigmas de la ciencia del siglo XX: qué quería decir Lacan al asegurar que la ecuación del pene es, exactamente, la raíz cuadrada de -1. Tampoco puedo ser imparcial con su libro "TDAH. Hablar con el cuerpo" (Editorial UOC, 2014). Era un libro necesario que nos ofrece orientaciones muy valiosas para hacer en las clases el que hay que hacer: pedagogía clínica.
Aunque el nombre puede parecer un poco excesivo, la práctica clínica no es exclusiva de los médicos. Es el que hagamos nosotros cuando tratamos un alumno con un problema no muy definido: primero, nos formamos una idea preliminar de que puede tener; después, diseñamos un tratamiento y evaluamos los resultados. Si la respuesta no es la esperada, modificamos o el tratamiento o el diagnóstico. Hay muchos problemas escolares que exigen exactamente este acercamiento porque no hay ninguna receta milagrosa que los resuelva de un día por el otro. Podemos hablar, si queréis, de práctica reflexiva.
El especialista es el maestro
A mi parecer, ante el TDAH hace falta que los maestros se planten y empiecen a desarrollar sus prácticas clínicas. No pueden limitarse a asistir pasivamente en los debates enfrentados entre paidopsiquiatras y neuropediatras. No se si el TDAH está infradiagnosticado o sobrediagnosticado, pero sí que sé que no nos podemos quedar con los brazos cruzados esperando que se pongan de acuerdo para aplicar sus recetas. No es lógico que haya maestros tratando de manera diferente alumnos que presentan los mismos síntomas, pero que están tratados por especialistas de escuelas diferentes. A mi parecer, en clase el especialista es el maestro. Y si no lo es, tendría que repensarse qué hace. Fuera de casos excepcionales, no tendría que admitir que nadie le venga a dictar qué tiene que hacer.
La deontología profesional recomienda tener en cuenta la opinión del especialista como un elemento más para planificar el propio trabajo.
Entiendo que el debate sobre el TDAH se ha polarizado tanto alrededor de la medicación que hay docentes cohibidos por la contundencia de las posiciones. Pero precisamente porque los especialistas externos divergen tanto, los docentes tendríamos que asumir nuestra condición de especialistas de nuestros alumnos y, ante casos de difícil diagnóstico, practicar sin complejas la pedagogía clínica. Respecto a la raíz cuadrada de -1, digamos que forma parte de la clínica del autoconocimiento, que dura toda la vida.
GREGORIO LURI
No puedo ser imparcial con José Ramón Ubieto. Fue él quien me resolvió uno de los grandes enigmas de la ciencia del siglo XX: qué quería decir Lacan al asegurar que la ecuación del pene es, exactamente, la raíz cuadrada de -1. Tampoco puedo ser imparcial con su libro "TDAH. Hablar con el cuerpo" (Editorial UOC, 2014). Era un libro necesario que nos ofrece orientaciones muy valiosas para hacer en las clases el que hay que hacer: pedagogía clínica.
Aunque el nombre puede parecer un poco excesivo, la práctica clínica no es exclusiva de los médicos. Es el que hagamos nosotros cuando tratamos un alumno con un problema no muy definido: primero, nos formamos una idea preliminar de que puede tener; después, diseñamos un tratamiento y evaluamos los resultados. Si la respuesta no es la esperada, modificamos o el tratamiento o el diagnóstico. Hay muchos problemas escolares que exigen exactamente este acercamiento porque no hay ninguna receta milagrosa que los resuelva de un día por el otro. Podemos hablar, si queréis, de práctica reflexiva.
El especialista es el maestro
A mi parecer, ante el TDAH hace falta que los maestros se planten y empiecen a desarrollar sus prácticas clínicas. No pueden limitarse a asistir pasivamente en los debates enfrentados entre paidopsiquiatras y neuropediatras. No se si el TDAH está infradiagnosticado o sobrediagnosticado, pero sí que sé que no nos podemos quedar con los brazos cruzados esperando que se pongan de acuerdo para aplicar sus recetas. No es lógico que haya maestros tratando de manera diferente alumnos que presentan los mismos síntomas, pero que están tratados por especialistas de escuelas diferentes. A mi parecer, en clase el especialista es el maestro. Y si no lo es, tendría que repensarse qué hace. Fuera de casos excepcionales, no tendría que admitir que nadie le venga a dictar qué tiene que hacer.
La deontología profesional recomienda tener en cuenta la opinión del especialista como un elemento más para planificar el propio trabajo.
Entiendo que el debate sobre el TDAH se ha polarizado tanto alrededor de la medicación que hay docentes cohibidos por la contundencia de las posiciones. Pero precisamente porque los especialistas externos divergen tanto, los docentes tendríamos que asumir nuestra condición de especialistas de nuestros alumnos y, ante casos de difícil diagnóstico, practicar sin complejas la pedagogía clínica. Respecto a la raíz cuadrada de -1, digamos que forma parte de la clínica del autoconocimiento, que dura toda la vida.