La Vanguardia, 13/9/2019. El Diván
Con un historial tormentoso de relaciones de pareja, en este
capítulo coincide de lleno con Trump: para ambos lo femenino es un obstáculo,
algo feo que se entromete en su camino. La otra coincidencia es el uso que
ambos hacen del lenguaje donde la injuria y el insulto es el tono habitual.
Insultar a alguien, decía el psicoanalista Jacques Lacan, es tratar de nombrar,
con esa palabra, algo del ser más íntimo de esa persona, algo suyo que se
escapa, que no puede ser reducido por la palabra. Ese no poder reducir –y
dominar- lo femenino los empuja a ambos a la obscenidad del insulto. Las
quieren petrificar de esta manera, fijarlas a ese insulto. Degradarlas a un
objeto de desecho, un pelele al que atizar.