La Vanguardia, 04/08/2022
El misterio del pinchazo es la ilusión de someterlas, anular su juicio, anestesiarlas, silenciarlas y subordinarlas, significados todos ellos próximos al término “sumisión”. Las quieren sumisas para que no se asusten ni protesten. No es ninguna novedad, la sumisión clásica se llama violencia de género y se ejerce, sin sustancias químicas, a través de la agresión física, la coacción económica y el desprecio constante.