Leer las consecuencias de la perspectiva de adictos a leerlas de amantes tiene mucha diferencia. Si la lees de la perspectiva de adictos, las estás pensando ya como las consecuencias de un enfermo mental. Y por tanto llegarás probablemente a conclusiones radicales del tipo “hay que quitarle la droga. Hay que quitarle el móvil de las clases. Hay que quitarle el móvil, hay que prohibirlo de su vida, o, como dicen algunos, hay que erradicar el móvil, porque de esa manera conseguiremos que no se produzcan las consecuencias”. Si lo lees como amantes, lo que te das cuenta es que, probablemente, lo que tienes que hacer es ayudarles a que ese vínculo de amor con la máquina sea un vínculo menos alienante. Pero no lo vas a suprimir, porque entiendes que hay una necesidad de amor en ese vínculo. Entonces las consecuencias las vas a leer de manera distinta.