TDAH – Corps agités et inattentifs : sujets muets ? Lacan Quotidien n° 48710 mars 2015
http://www.lacanquotidien.fr/blog/2015/03/lacan-quotidien-n-487-tdhas-par-d-roy-tdah-par-j-r-ubieto-des-subjectivites-contemporaines-du-pere-en-majeste-au-pere-pluralise-par-c-lacaze-paule-les-ban-lieux-par-c-sire/
El
Dr. Conners, psicólogo y profesor emérito de la Universidad de Duke y uno de
los investigadores y clínicos del TDAH más reconocido mundialmente, señaló
recientemente, en una entrevista para el New York Times, que el número de niños
diagnosticados con TDAH se había elevado a 3,5 millones (600.000 detectados en
1990)[1]. Él mismo calificó estas cifras de “un desastre nacional
de proporciones peligrosas”, y añadió diversas consideraciones en su blog[2]. El trastorno es ahora, en Estados Unidos, el segundo
diagnóstico más frecuente a largo plazo realizado en niños, muy cerca ya del
asma.
En
Europa, España es el país donde más aumentan los diagnósticos de TDAH y la
prescripción de psicoestimulantes. Todo ello contrastaba con las bajas cifras
en algún otro país como Francia. El informe de la Haute Autorité de Santé
(HAS) hecho público el pasado 13 de
febrero, en el que anima a los médicos a detectar y diagnosticar el TDAH, ha
supuesto un cambio en el status quo.
Ya no hay más la excepción francesa.
Claro que a lo mejor llega algo tarde puesto que hoy
sabemos que ya hay una nueva etiqueta para incluir aquellos trastornos que el
TDAH no incluye por no presentar los signos correspondientes de Hiperactividad.
Se llama TLC: Tempo Cognitivo Lento (Sluggish Cognitive Tempo) y cuenta
ya con más de dos millones de niños estadounidenses diagnosticados y medicados
con atomoxetina y psicoestimulantes[3].
Todo ello sin olvidar las cifras en aumento del otro gran cuadro psicopatológico
infantil: el Trastorno Bipolar Infantil (TBI) que ha hecho el camino inverso
del TDAH. Ha pasado del adulto (Trastorno Bipolar) al niño.
Todo
síntoma tiene su envoltorio formal ligado a las condiciones discursivas e
históricas en las que toma cuerpo. La categoría TDAH se configura así como una
“clase” capaz de “fabricar mundos” en el sentido que da a este término el
filósofo y lógico Nelson Goodman. Para él una clase, definida a partir de los
miembros que incluye y de sus rasgos comunes, tiene la capacidad de
reconfigurar nuestro pasado, definir el presente y anticipar el futuro. En ese
sentido crea un nuevo mundo a partir de la clase misma. Es por eso por lo que
el TDAH tiene hoy, más allá de su uso clasificatorio en psicopatología, el poder
de nombrar el malestar en la infancia y la adolescencia, y ahora también en
los adultos.
Estamos de
acuerdo en que los aprendizajes hoy hacen síntoma para muchos niños/as y
adolescentes. Y que la lectura de ese síntoma no puede reducirse a unas
estadísticas ni a la invención de nuevas etiquetas que recojan los restos de
las anteriores ni tampoco al uso generalizado y al abuso de la medicación.
Por lo que se refiere a nuestro país, en el Informe
del año 2010 del Comité de Derechos del Niño, organismo de Naciones
Unidas que vela por la aplicación de la Convención sobre Derechos del Niño, y
en las recomendaciones dirigidas al Estado español, en el apartado de “Salud y
acceso a servicios sanitarios” ya se advertía textualmente:
“El Comité expresa también su preocupación por la
información que indica un aumento, en un período corto, en la prescripción de
psicoestimulantes a niños diagnosticados con un trastorno por déficit de atención
e hiperactividad (TDAH). El Comité recomienda al Estado parte que examine con
detenimiento el fenómeno de la prescripción excesiva de medicamentos a los
niños y adopte iniciativas para proporcionar a los niños diagnosticados con un
TDAH y otros trastornos del comportamiento, así como a sus padres, madres y
maestros, acceso a una amplia gama de medidas y tratamientos educativos y
psicológicos”[4].“
Jacques Lacan nos recordaba que “Yo hablo con mi cuerpo, y eso sin saberlo.
Digo pues siempre más de lo que sé” y Jacques Alain Miller, a propósito de ese cuerpo hablante
señalaba: “Ese cuerpo no habla sino que
goza en silencio, ese silencio que Freud atribuía a las pulsiones; pero sin
embargo es con ese cuerpo con el que se habla, a partir de ese goce fijado de
una vez por todas.”
Esta es, pues, la
cuestión que nos importa, más allá de las discusiones nominalistas o
etiológicas: ¿sabremos leer esos cuerpos agitados y/o indolentes que hablan de
un malestar que interfiere en sus aprendizajes tomándolos como interlocutores?
¿O por el contrario vamos a reducirlos a cuerpos deficitarios que exigen
correcciones bioquímicas o conductuales sin escuchar el sufrimiento subjetivo
que implican? ¿Cómo entender las formas, particulares a cada uno, para agitarse
o desatender a sus profesores? ¿No estamos –como padres, docentes o clínicos-
convocados a este malestar y a su abordaje? ¿De que podemos hacernos
responsables (responder de) cuando está en juego la relación de un sujeto al
saber y a su cuerpo?
[1]
http://www.nytimes.com/2013/04/01/health/more-diagnoses-of-hyperactivity-causing-concern.html?_r=1&.
[2] ADHD World:
http://adhd-world.blogspot.com.es
[3]
http://www.nytimes.com/2014/04/12/health/idea-of-new-attention-disorder-spurs-research-and-debate.html?_r=0