Catalunya Plural, 20/4/20
“Sin atisbo alguno del futuro que
se está estructurando, andamos descaminados en la significación que atribuimos
a las impresiones que nos agobian y en la valoración de los juicios que
formamos”. Con estas palabras empieza Freud su escrito de 1915 sobre la guerra
y la muerte. Un fantasma de ruina y catástrofe moral asola una Europa que hasta
ayer (Zweig) prometía un futuro alegre. Cien años más tarde, nos encontramos en
la oscuridad de otro túnel, donde avistamos algo de luz pero todavía persisten
las sombras, del presente y sobre todo del futuro económico y social.
Queremos salir y volver a la
normalidad pero como dice el meme “sólo volverán –según la OMS- aquellas
personas que ya antes eran normales”, o sea nadie y todos, cada uno a “su”
normalidad. Para ello, habrá que superar dos retos. Por un lado, tolerar una
cierta angustia y miedo al contacto con el otro que evite desarrollar una fobia
social o una hostilidad excesivas. Nos conviene más conservar una cierta
precaución que no impida el contacto, asumiendo que nada garantiza nuestra
inmunidad al 100%.
Por otro lado, todos deberemos
hacer el duelo por nuestras pérdidas, para algunos de vidas humanas queridas,
para otros de proyectos truncados o vínculos deteriorados y para casi todos de
costes económicos....