La Vanguardia. Dossier
Culturas. Sábado 25 de febrero de 2017
Reflexionemos en primer lugar sobre la llamada realidad aumentada, término
que se usa para definir la visión de un entorno físico del mundo real, cuyos
elementos se combinan con elementos virtuales para la creación de una realidad
mixta en tiempo real.
En los pocos meses que el juego Pokemon
Go lleva en circulación, amenaza con desbancar en tiempo de uso y/o
usuarios a apps muy populares como Tinder,
Whatsapp, Twitter o el mismo Facebook.
¿Qué tienen en común sus usuarios para definirse como comunidad de jugadores?
No parece que compartan ideales de ningún tipo, ni siquiera segmento de edad ni
género o raza. Lo que destaca es cierta compulsión que los empuja, a veces con
riesgo para su vida en algunos casos extremos, a no dejar el juego hasta
conseguir su objetivo de cazar los pokemones.
¿Sería esto una adicción? Seguramente no en el sentido más clásico, pero
revela bien que hoy nuestra relación a los objetos de consumo (compras, drogas,
comida, gadgets) es básicamente una
relación adictiva, un vínculo de dependencia con ese objeto que nos procura
alguna satisfacción y del que nunca parece que tengamos suficiente. Hasta que
la magia se agota y lo sustituimos por otro, signo de nuestra realidad, cada
vez más efímera y propia de un tiempo instantáneo e hiperactivo.
Pokémon Go ha sabido combinar algunas variables.....