La medicalización en la infancia
El
tiempo hiperactivo es el tiempo de la sociedad del rendimiento donde todo el
mundo obedece al imperativo de optimizar su cuenta de resultados. Para ello el
cuerpo, como principal activo, debe funcionar a pleno rendimiento.
Recientemente supimos que el 80% de los
casos de doping en el fútbol americano (NFL) es por consumo de ADDERALL,
anfetamina de moda y que ya su nombre indica su amplio éxito: ADD for ALL:
todos hiperactivos.
Pero
no sólo en el deporte se busca la excelencia, también en el mundo de los
negocios donde la moda, entre los jóvenes brookers de Wall Street es la ingesta
de psicoestimulantes para ser más productivos: metilfenidato o las anfetaminas.
En los dos casos se trata de medicamentos prescritos inicialmente para el TDAH.
El
periodista del New York Times Alan Schwarz [1]
nos dice que en las entrevistas que mantuvo para la realización de su reportaje
decenas de personas, de un amplio espectro de profesiones, dijeron que ellos y
sus compañeros de trabajo abusaban de estimulantes como Adderall, Vyvanse y
Concerta para mejorar el rendimiento de trabajo. La mayoría hablaba con la
condición de guardar el anonimato por temor a perder sus puestos de trabajo o
el acceso a la medicación.
Jóvenes
profesionales, entre 25-45 años los toman para no perder comba en su
rendimiento. Como declara una de las entrevistadas, Elisabeth: “no tomar
Adderall, mientras que los competidores lo hacen sería como jugar al tenis con
una raqueta de madera”. Es el mismo argumento que utilizan muchos padres para
exigir que sus hijos sean diagnosticados de TDAH y medicados con
psicoestimulantes para no verse perjudicados en el rendimiento académico frente
a otros alumnos que los consumen.
La
mayoría de los entrevistados dijeron haber recibido las píldoras, fingiendo
síntomas de TDAH, de médicos que los prescriben alegremente. Un informe de 2013
de la FDA
encontró que las visitas a urgencias relacionadas con el uso no médico de los
estimulantes entre los adultos (18
a 34 años) se triplicó desde 2005 hasta 2011 llegando a
casi 23.000 casos y los ingresos en centros de rehabilitación por abuso de
sustancias estimulantes aumentaron un 15 por ciento respecto al período
anterior de tres años.
Un
dentista de Pennsylvania no duda en prescribirse a sí misma Adderall y otros
estimulantes durante años porque así “puedo ver 15 pacientes al día en lugar de
12”. O
Lisa de Indiana, madre y ama de casa de tres hijos, que abusó de Adderall para
cumplir mejor sus obligaciones maternales y domésticas.
El
Dr. Anjan K. Chatterjee, jefe de servicio de neurología en el Hospital de
Pensilvania admite que incluso sin datos concluyentes, el mal uso de los
psicoestimulantes va en aumento: "Los niños que los han estado utilizando
en la escuela secundaria y la universidad, lo consideran ya como algo normal
para ellos, y luego no resulta ningún problema cuando empiezan a
trabajar."
En la
actualidad, la medicación se considera como la modalidad de tratamiento
predominante, a pesar de que las guías NICE recomiendan en primera opción la implementación de intervenciones
psicológicas. Estas son las conclusiones del estudio “Medicalización de
la infancia en el campo del TDAH” (Medicalization
of Childhood - ADHD strand), llevado a cabo de forma conjunta por el
Instituto de Educación de la University
College London (Reino Unido) y la División de Psicología Educativa e
Infantil (Division of Educational and
Child Psychology-DECP) de la Sociedad Británica de Psicología (BPS-British Psychological Society)[2].
Según
la directora del estudio, Vivian Hill:
"Es muy alarmante descubrir que
los niños terriblemente jóvenes que a menudo no han tenido acceso a los
tratamientos alternativos se están poniendo bajo medicación. Trabajar con un niño o un joven y sus
familias durante un periodo de tiempo puede resultar mucho más costoso,
pero es mucho más seguro y probable que se obtengan resultados mejores. El
impacto de la medicación es a corto plazo. Esto no va a marcar la diferencia a
largo plazo".
Estos
abusos no son ajenos al paradigma de la cronicidad que parece imponerse en el tratamiento
del malestar en la infancia, cada vez más precozmente medicalizada como recogen
estos datos recientes tanto en Europa como en EEUU y también en nuestro país.
[1] “Workers
Seeking Productivity in a Pill Are Abusing A.D.H.D. Drugs”. New York Times,
April 18, 2015. http://www.nytimes.com/2015/04/19/us/workers-seeking-productivity-in-a-pill-are-abusing-adhd-drugs.html