¿Cómo ha incidido la pandemia en las infancias y que dejará como restos?. Puedes escuchar la conferencia y el debate aquí:
sábado, 1 de agosto de 2020
Conferencia de José Ramón Ubieto : "Niñez y Pandemia" 31 de Julio 2020
jueves, 23 de julio de 2020
Jóvenes invulnerables y grupo
«Los jóvenes se ven invulnerables»
Diari de Tarragona, 11 de Julio de 2020
"Hay una necesidad de contacto a ciertas edades. Esto les pilla en un momento en el que no es fácil aceptar esa restricción, va en contra del estado natural que ellos tienen: no aceptar ciertos límites, pensar que es algo que viene de los adultos y que por tanto es algo que se puede transgredir, sin atender a que es el propio virus el que impone sus propias leyes… El conjunto hace pensar que los podamos considerar como un grupo que exige una cierta atención."LEER ENTREVISTA COMPLETA
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ANGOIXA DEL NOU CONFINAMENT
Cadena Ser Catalunya, 23 de Julio de 2020
"No hi ha una experiència col·lectiva compartida, cadascú ho viu d'una manera. Trobem tres tipus d'efectes: la depressió, la inhibició social i la ràbia"
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jueves, 9 de julio de 2020
Jóvenes a cara descubierta
Jóvenes a cara descubierta. ¿Cómo animarles a protegerse?
The Conversation
¿Por qué debe preocuparles el coronavirus, si ellos ya tienen su propio virus con el que luchan día a día? ¿Cómo pensar en distanciarse de aquellos con los que pueden reconocerse, autoafirmarse, vivir de manera “auténtica”? ¿Cómo eso se considera problema si justamente esa es su solución?
viernes, 3 de julio de 2020
La brújula de la sorpresa. Una orientación en el trabajo en red
Cuando surge una crisis importante, como la actual de la
Covid-19, los marcos se desencajan y con ellos la jerarquía de prioridades de
cada uno/a, e incluso de la propia sociedad. Por eso, la primera pregunta que
deberíamos hacernos, en lo que respecta al trabajo en red, es ¿Qué es lo
esencial en nuestra propuesta, eso que constituye el hueso de Interxarxes?[1] Todo indica que no es la
coordinación entre profesionales, eso ya se hace de manera automática
(presencial o telefónica). Tampoco el uso de las redes telemáticas (protocolos,
mails, aplicativos) que ya hemos incorporado y se ha convertido desde hace un
tiempo en nuestro automaton. Ni
siquiera el hecho de reunirnos presencialmente, actividad que hacemos
habitualmente de dos en dos o en grupos más grandes.
Lo esencial, creo, es algo más ligero pero al tiempo más
consistente como revulsivo: el hecho de que la conversación –como procedimiento
central de nuestro “método”- da un lugar relevante a la sorpresa, ese factor que
contraría el funcionamiento automático, eso que hacemos sin pensar apenas. No
es poca cosa, sobre todo en un paradigma asistencial como el que tenemos, donde
la monitorización y la protocolización ahogan cualquier imprevisto, cualquier azar
y contingencia. El trabajo en red, en cambio, nos permite descubrir que un caso
que parecía negro tiene algunos detalles azules o incluso verdes. O que una
situación que no encontraba ninguna salida encuentra una, y también (hay
sorpresas menos agradables) que un caso -al que dedicamos muchos recursos y
esperamos mucho- sigue, sin embargo, sin cambios, fijado a una repetición
infinita.
La sorpresa es, de hecho, la verdadera causa de nuestra
conversación y de la elaboración colectiva de una nueva manera de ver los
casos, de captar algo que no estaba antes y que se ha producido en la conversación. [2]Y no solo en lo que se
refiere a los casos, también en nuestra propia organización del programa. Cuando,
p.e., descubrimos con alegría que un/a colega sin muchos galones ni experiencia
acumulada –pero con deseo y rigor- presenta un caso o se hace cargo de una
responsabilidad manteniendo y/o mejorando experiencias anteriores.
viernes, 26 de junio de 2020
Más allá de la zoomvida
La Vanguardia, 26 de junio de 2020
La fatiga zoom es un nuevo modo de cansancio, que se suma a otras
modalidades anteriores del agotamiento digital. La novedad de esta es que surge
en medio de una pandemia y con la pretensión de reemplazar los encuentros
presenciales. Esas circunstancias son claves para entender la fatiga. Por un
lado, la pandemia que comporta muchas incertidumbres -apenas tenemos una parte
del relato-, causa de miedos y tristeza por las pérdidas. El cansancio es un
signo muy característico del ánimo depresivo.
Por otra parte, lo virtual disloca tres registros que normalmente se anudan
en un encuentro cara a cara: la imagen, el cuerpo y la voz. Aquí el cuerpo está
en casa, fuera de la escena, la imagen rígida y a ratos congelada y la voz va y
viene, se encabalga o queda en silencio sin saber, a veces, cómo interpretar
esas pausas (forzadas por la conexión o simples vacilaciones).
martes, 16 de junio de 2020
El duelo por los abrazos
La Vanguardia, lunes 15 de junio de 2020
El abrazo es, pues, una suplencia a esa armonía imposible de encontrar en la cama o con las palabras. Su propia gestualidad rodea, con los brazos abiertos, el vacío que se abre para cada cual. Los abrazos cubren ese agujero y nos permiten la ilusión del amor, fórmula popular para mantener los lazos de pareja, familiares o sociales. Al igual que hablamos y escribimos, intentando decir lo que de todas maneras el lenguaje no alcanza, nos tocamos y abrazamos para tratar de bordear ese vacío central.
El duelo que nos espera hasta el año próximo es el asomarnos allí sin el recurso al abrazo, conformarnos con otros modos menos intensos y maneras nuevas que habrá que inventar. Quizás por ello, los encuentros alrededor de las mesas de las terrazas tienen tanto éxito, son otra forma de rodear el agujero central que se ha reabierto, con la pandemia, en nuestras vidas.
lunes, 8 de junio de 2020
Maneras de salir (o no) del confinamiento: entre el miedo y la irresponsabilidad
The Conversation, 7 de junio de 2020
¿Por qué entonces ese aparente miedo a salir, si todo –como nos dicen– será normal y, además, nuevo? ¿Qué de lo “viejo” nos seguirá acompañando, en forma de temores o expectativas?
Con su actitud, algunos pretenden ignorar que el problema no está en las normativas, sino en lo real de un virus -hasta la fecha sin control- y en los efectos que tiene en cada uno: afectos subjetivos (miedo, angustia) y pérdidas reales (muertes, trabajo, vínculos). Quizás no quieren pagar su parte de sacrificio porque esperan que sean otros (sanitarios, personas vulnerables, trabajadores esenciales) los que lo hagan por ellos.
Los más osados, como vemos en el terreno político con casos como el del líder brasileño Jair Bolsonaro, hacen gala, sin pudor, de un populismo negacionista, que incluye tintes megalomaníacos y una pasión indisimulada por “no querer saber”. Como si de esa manera pudieran eludir la muerte, que de todas maneras insiste. Las consecuencias están ya a la vista de todos: al final serán ellos mismos los sacrificados, si bien, mientras, otros más vulnerables se ven abocados a un No futuro.
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