lunes, 16 de marzo de 2020

¿Un mundo en cuarentena?




La Vanguardia, viernes 13 de marzo de 2020


El COVID-19 –y cómo dice el chiste viral vendrá el 20 (y otros)- ha venido a recordarnos nuestra fragilidad, ahora que empezábamos a creernos dueños absolutos de nuestro propio destino, creyentes del poder sin límites de la tecnología. Lo cierto, es que todavía habitamos un cuerpo.

El COVID-19 es un nuevo nombre de lo real, que desde el principio no tiene un sentido completo, ya que no sabemos exactamente qué es y, aunque tratamos de compararlo con cosas anteriores (otros coronavirus), hay siempre queda un resto desconocido. Esto es lo que nos angustia y la primavera del pánico colectivo. Por el momento, es un solo significante - COVID 19 o Coronavirus - al que le falta la segunda parte: la historia completa que lo explicaría, lo localizaría y lo pondría "bajo control". Todavía estamos construyendo esa historia, no sin dificultades, ya que en medio de la crisis la narrativa está llena de falsificaciones, datos parciales, a veces alertas precisas, otras veces desproporcionadas. 

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A world in quatantine?  The Lacanian Review Online

Un mondo in quarantena?  Rete Lacan nº 3

jueves, 5 de marzo de 2020

El Algoritmo de miedo: v+d=m3






La confianza es clave en cualquier ámbito de la vida social: finanzas, política, salud, educación. Los clásicos llamaban affectio societatis, a ese pegamento social sin el cual la convivencia se resiente gravemente y aparece la desafección, la indiferencia o directamente la hostilidad ante las propuestas del otro. Hace ya algunas décadas que la confianza hace aguas y eso mina la credibilidad de los líderes pero también de los llamados sistemas expertos: docentes, médicos, científicos.

Ha bastado un pequeño pangolín (u otro pequeño animal) para que el sentimiento del miedo haya emergido como un temor colectivo y puesto de manifiesto esa crisis generalizada de confianza. Ni instituciones autorizadas como la OMS o científicos y profesionales reconocidos tienen ya la confianza plena de los ciudadanos para hacer frente a la infección viral. Ni tampoco, por supuesto, los media son de fiar. A todos se les puede “suponer” otros intereses ocultos que no serían los del bien común.

lunes, 17 de febrero de 2020

Políticas del miedo






La anulación del Mobile no ha sido un hecho aislado. Hace algún tiempo, desde el episodio del SARS (2003), se producen cancelaciones de eventos importantes: deportivos o ferias de negocios, sea por epidemias víricas o por atentados terroristas.

El sentimiento del miedo se viraliza rápidamente gracias a tres factores básicos: los discursos que agitan el pánico, sea con intencionalidad o por ignorancia; la movilidad cada vez mayor de la población que transporta así el virus o el explosivo y las tecnologías que permiten un flujo constante de imágenes, informaciones y cada vez más fakes. Según un estudio publicado en Elsevier[1], que analizaba diferentes noticias sanitarias escritas en múltiples redes sociales, el 40% de estas informaciones contenían errores o eran directamente falsas, y se compartieron 451.272 veces durante 5 años (del 2012 al 2017).  Y, en lo que se refiere al coronavirus,  sólo del 24 al 27 de enero se registraron más de 13.000 entradas en redes como Twitter, Facebook i Reddit que contenían desinformaciones. [2]

Podríamos añadir dos factores más recientes y cada vez más presentes: la judicialización de la vida cotidiana y el temor a dañar la imagen corporativa que convierten cualquier evento accidental en un motivo de reivindicación y de reclamación de daños.

viernes, 7 de febrero de 2020



La Vanguardia, viernes 7 de febrero de 2020

La epidemia del coronavirus nos confronta a una de las paradojas de nuestra sociedad: a pesar de ser la más segura de cuantas existieron, eso no nos ha librado del sentimiento subjetivo de inseguridad. Hoy tenemos apps y tecnología suficiente para controlar cualquier variable, desde antes del nacimiento hasta la muerte, y sin embargo uno de los malestares más frecuentes, y origen de muchas consultas y de un elevado consumo de ansiolíticos, lleva el nombre del miedo: panic attack. La sociedad del riesgo (Beck) es ya hoy la sociedad del miedo, donde el fantasma de la muerte se hace viral y planea sobre cada uno. Esa promesa de monitorización exhaustiva de nuestras vidas nos ha hecho, curiosamente, más vulnerables.

El desconocimiento y la incertidumbre siempre provocan temor y rechazo y la “infección viral” del miedo desata las peores tendencias xenófobas, como estamos viendo. Por eso, las personas necesitamos un relato para aproximarnos a ese enigma, una especie de intermediario y acompañante. Cuando lo logramos, el rechazo cede y lo extranjero se hace más familiar....

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jueves, 23 de enero de 2020


La Vanguardia, Opinión, 23/01/2020

Varones que han perdido privilegios, en muchos casos trabajo, y se sienten por ello humillados y ninguneados en una época donde ellas se hacen oír. El declive de lo viril, presente hace varias décadas, va parejo al declive de la autoridad paterna, especialmente de la fórmula del patriarcado.

Es hora pues -piensan algunos- de reconquistar ese lugar perdido. Nada mejor para ello que difundir fakes que apunten a esos temores de pérdida para   generar sentimientos colectivos de protesta. En los cuerpos de muchos de esos varones, y también de algunas mujeres, resuena con angustia la inquietud por los cambios y para ellos/as la propuesta de Vox del pin parental suena a refugio.