jueves, 19 de junio de 2014

Novedad: TDAH. Hablar con el cuerpo


Autor
José Ramón Ubieto
Psicólogo clínico y Psicoanalista. Miembro de la Asociación Mundial de Psicoanálisis y de la Escuela Lacaniana de Psicoanálisis. Colaborador docente de la Universidad Oberta de Catalunya.


Sinopsis
Niños movidos y desatentos en relación a los aprendizajes ha habido siempre. La novedad radica en la mentalidad contemporánea, ligada a la prisa y a una noción del tiempo que no contempla la espera ni el tiempo para comprender.
El libro quiere poner el énfasis en señalar la importancia de la subjetividad en todo el proceso de comprender el TDAH: la subjetividad de la época en primer lugar, ligada a lo fast. La subjetividad de los sujetos diagnosticados de TDAH, cuyos cuerpos agitados expresan así un malestar que confluye en unos síntomas, pero que responde a situaciones muy diversas. Y la subjetividad de los profesionales que intervienen: educadores y clínicos, que no pueden pensarse fuera del cuadro en el que se dibujan junto a los pacientes o educandos.


PVP + IVA: 12,00 €. De venta en librerias y online: Link de compra en nuestra webhttp://www.editorialuoc.cat/tdahhablarconelcuerpo-p-1355.html?language=es&cPath=12


Índice
INTRODUCCIÓN ................................................................................... 13


1. TDAH: CONSTRUCTO Y PATOLOGÍA .................................................. 19
Breve historia del TDAH .................................................................... 21
Criterios diagnósticos ....................................................................... 25
Aspectos etiológicos ........................................................................ 34
Paradojas “digitales” de la atención .................................................... 43
La venta del TDAH ........................................................................... 47


2. ABORDAJES TERAPÉUTICOS DEL TDAH ............................................. 55
Tratamiento farmacológico ............................................................... 59
Consultas y asesoramiento a los padres ............................................. 70
Trabajo en red: atención social, educación y salud ............................... 78
Cómo darse el tiempo de escuchar a los niños y adolescentes hiperactivos .................................................................................... 87
Caso 1: “TACHE” ..................................................................... 90
Caso 2: “DESPISTADO” ........................................................... 94


3. PERSPECTIVAS Y CONCLUSIONES .................................................... 99
BIBLIOGRAFÍA .................................................................................... 103



lunes, 9 de junio de 2014

El voto del miedo







Votar es una decisión individual que sin embargo no sería analizable sin tomar en cuenta la lógica colectiva en que se apoya. Hemos visto el auge, en estas elecciones europeas, de los partidos “anti”, de aquellas formaciones que propugnan un credo basado en el odio: a los inmigrantes, a Europa, a la democracia. Han obtenido amplios apoyos en países con larga tradición democrática como Francia, Reino Unido o Dinamarca.

Ese odio, que se proyecta en el otro, es en realidad el odio de sí mismo, al que se refería Freud cuando reflexionaba, hace 100 años, sobre las consecuencias de otra crisis, que supuso la mayor confrontación bélica hasta entonces, la I Guerra Mundial. Cada uno de nosotros odia algo de sí mismo, aquello que no le hace amable para el otro, aquello que expulsa fuera y no reconoce como propio.  Su impotencia y sus dificultades para superar las crisis se las adjudica al otro como culpable quedando él exento de responder de ellas.

Esta tesis la verificamos en cada sujeto, en los asuntos de su vida cotidiana: trabajo, pareja, familia, y la misma lógica la encontramos en los asuntos colectivos. La crisis económica, la desafección política, la degradación de la convivencia o el impacto medioambiental son algunas de las dificultades que nuestras sociedades “avanzadas” tienen que resolver y para ello, previamente,  reconocer allí su responsabilidad.

Para muchos, sobre todo los más vulnerables, se impone el miedo a no saber tratar con ese odio, a que el desamparo y la pobreza se les impongan como destino frente al cual temen no poder reaccionar. Ese temor se ve alimentado por la increencia en los líderes, algunos más preocupados de su propia salvación y de sus intereses que del bien común.


Este voto del miedo no es ajeno al énfasis en las políticas de austeridad extrema que inciden en la privación de derechos y bienes (trabajo, vivienda, pensiones) a los más afectados, reforzando así su temor al desamparo  presente y futuro. La política europea ha destacado por su afán normativizante pero los ciudadanos han captado que el reverso de ese furor regulador era el abandono real y la fragilidad en que iban quedando sus vidas.  

domingo, 1 de junio de 2014

Violencia (s) y orgullo de casta



La Vanguardia | Domingo, 1 de junio 2014


El psicoanalista ingles Donald Winnicott en un breve escrito de 1964 a propósito de los jóvenes pandilleros que alarmaban a la ciudadanía inglesa, concluía con estas palabras: “Hoy en día desearíamos más bien que la juventud durmiese desde los 12 hasta los 20 –parafraseando el cuento de invierno de Shakespeare- pero la juventud no dormirá. La tarea permanente de la sociedad, con respecto a los jóvenes, es sostenerlos y contenerlos, evitando a la vez la solución falsa y esa indignación moral nacida de la envidia del vigor y la frescura juveniles”

Los sucesos de Can Vies y otros muchos nos muestran que la juventud –al menos parte de ella- no duerme y provoca con su protesta más de una pesadilla. Pero ¿podría ser de otra manera en una sociedad con un 50% de paro juvenil y un futuro incierto para la próxima década? ¿Una sociedad con un 17% de familias –según datos de esta semana del INE- que viven en la pobreza, incluidas algunas con miembros que trabajan pero ni aún así llegan a fin de mes?

Qué duda cabe que las expresiones de ese malestar incluyen a veces manifestaciones de violencia injustificables que no representan al colectivo pero que enturbian su protesta. El nihilismo y la pulsión de muerte, presentes también en algunos, hacen acto de presencia y ya con una larga tradición. Resulta incomprensible por ello que los dispositivos policiales y judiciales no hayan podido separar el grano de la paja, que no sean capaces todavía –y tras muchos episodios violentos- de identificar y detener a los delincuentes infiltrados en un movimiento mayoritariamente pacífico. Las consecuencias de ello no son otras que la criminalización generalizada de la protesta y el olvido mediático de sus razones.

Se habla mucho de la violencia de los encapuchados pero muy poco de la desigualdad creciente, de la pobreza infantil y familiar, del No future de muchos de estos jóvenes estudiantes y graduados. Los contenedores quemados iluminan la pantalla mediática que vela esta otra violencia mucho más grave por las consecuencias extensas y profundas que está teniendo en toda una generación. Su fogonazo nos ciega ante una realidad que muchos prefieren no ver y así, como el ex presidente Felipe González, sentirse “orgulloso de pertenecer a esa casta" de políticos que si bien consiguieron avances también han fracasado en la transmisión de esa herencia.

Toda sociedad, decía Hanna Arendt, debe poder acoger la novedad que las nuevas generaciones traen y para ello debemos ayudarles a "hacerse un nombre", a tratar sus malestares por la creación/invención para ponerse a cierta distancia de esos pasajes al acto que hoy toman la forma de adicciones, robos o violencia urbana.

Su lenguaje no es ni será el nuestro. El suyo sólo puede ser provocativo, políticamente incorrecto -a veces incluso obsceno- porque debe marcar una separación, un límite con el mundo adulto. No es necesario que lo compartamos ni que nos entusiasme, basta con darles la oportunidad de dar forma a sus creaciones. Eso supone invertir en su futuro (formación, trabajo, vivienda) y dejarles un espacio para  convivir en paz. Ellos tendrán que trazar sus vías como lo hicieron todas las generaciones, expulsarlos es una solución falsa que nos devolverá  a la peor de las pesadillas: el odio y la rabia de una generación perdida.




lunes, 26 de mayo de 2014

Cuerpos agitados y desatentos: ¿sujetos mudos?





Pubicado en català en El diari de l'educació. Blog de la Fundació Jaume Bofill
http://diarieducacio.cat/blogs/bofill/2014/05/23/cossos-agitats-i-desatents-subjectes-muts/

José Ramón Ubieto. Psicólogo clínico y psicoanalista. Autor de “TDAH. Hablar con el cuerpo”. EdiUoc, 2014 .

La Fundació Valld'Hebron Institut de Recerca nos informa que, en una investigación de la que solo conocemos resultados provisionales explicados en el congreso reciente sobre el TDAH, ha detectado algún trastorno de aprendizaje o psicopatológico en más del 20% de escolares catalanes. Las cifras – añaden - son comparables a las europeas, pero aquí el 90% no está diagnosticado[1]. Esta previsto, con el apoyo de los Departamentos de Benestar social, Ensenyament i Salut, que cuando se presenten los resultados definitivos “haya un plan para ir resolviendo esa situación tan anómala de alumnos con problemas sin diagnosticar ni tratar”.
Habrá que esperar, pues, a conocer los detalles de los datos definitivos, así como la metodología utilizada y sobre todo las recomendaciones que se sugieren para abordar estas problemáticas.

¿Qué podría añadir de nuevo este estudio? Sabemos que las manifestaciones más importantes del padecimiento psíquico de los niños del S.XXI giran alrededor de la escuela y de los aprendizajes. Lo cual no tiene nada de extraño ya que la escuela es su principal foco socializador, tanto por lo que se refiere a la adquisición de conocimientos y de hábitos como a la interacción social con sus semejantes.

Buena parte de este sufrimiento está ligado a los aprendizajes y a la relación que mantienen con el saber, que no siempre es fácil y marcada por un deseo y un consentimiento a aprender. Encontramos dificultades relacionadas a la carencia de recursos personales o déficits cognitivos, dificultades vinculadas a la atención y concentración y a veces rechazo directo de los aprendizajes (absentismo).

Algunas de las dificultades en el ámbito escolar toman la forma del denominado TDAH (en los EEUU el porcentaje es similar al que ofrece este estudio: 20% de alumnos de secundaria), diagnóstico que sirve en muchos casos como cajón de sastre que incluye verdaderas dificultades de atención vinculadas a conductas hiperactivas y otras respuestas con etiología diferente.

Hoy además sabemos que ya hay una nueva etiqueta para incluir aquellos trastornos que el TDAH no incluye por no presentar los signos correspondientes de Hiperactividad. Se llama TLC: Tempo Cognitivo Lento (SluggishCognitive Tempo) y cuenta ya con más de dos millones de niños estadounidenses diagnosticados y medicados con atomoxetina y psicoestimulantes[2].

También sabemos que el empuje de algunos a la “detección” (y medicación) precoz no se detiene ante nada, ni siquiera ante las pautas clínicas más elementales en paidopsiquiatría. Prueba de ello es que más de 10.000 niños americanos (de clases desfavorecidas) menores de 3 años ya están siendo diagnosticados y medicados por presentar (?) TDAH[3].El propio Conners, profesor emérito de la Universidad de Duke y uno de los investigadores y clínicos del TDAH más reconocido mundialmente, señaló recientemente, en una entrevista para el New York Times, que el número de niños diagnosticados con TDAH se había elevado a 3,5 millones (600.000 detectados en 1990). Él mismo calificó estas cifras de "un desastre nacional de proporciones peligrosas” y añadió diversas consideraciones en su blog[4]. El trastorno es ahora, en los EEUU, el segundo diagnóstico más frecuente a largo plazo realizado en niños, muy cerca ya del asma.

Estamos de acuerdo en que los aprendizajes hoy hacen síntoma para muchos niños/as y adolescentes. Y que la lectura de ese síntoma no puede reducirse a unas estadísticas ni a la invención de nuevas etiquetas que recojan los restos de las anteriores ni tampoco al uso generalizado y al abuso de la medicación.

Por lo que se refiere a nuestro país, en el Informe del año 2010 del Comité de Derechos del Niño, organismo de  Naciones Unidas que vela por la aplicación de la Convención sobre Derechos del Niño, y en las recomendaciones dirigidas al Estado español, en el apartado de “Salud y acceso a servicios sanitarios” ya se advertía textualmente:

El Comité expresa también su preocupación por la información que indica un aumento, en un período corto, en la prescripción de psicoestimulantes a niños diagnosticados con un trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH)”

“El Comité recomienda al Estado parte que examine con detenimiento el fenómeno de la prescripción excesiva de medicamentos a los niños y adopte iniciativas para proporcionar a los niños diagnosticados con un TDAH y otros trastornos del comportamiento, así como a sus padres, madres y maestros, acceso a una amplia gama de medidas y tratamientos educativos y psicológicos[5].

Esta es, pues, la cuestión que nos importa, más allá de las discusiones nominalistas o etiológicas: ¿sabremos leer esos cuerpos agitados y/o indolentes que hablan de un malestar que interfiere en sus aprendizajes tomándolos como interlocutores? ¿O por el contrario vamos a reducirlos a cuerpos deficitarios que exigen correcciones bioquímicas o conductuales sin escuchar el sufrimiento subjetivo que implican? ¿Cómo entender las formas, particulares a cada uno, para agitarse o desatender a sus profesores? ¿No estamos –como padres, docentes o clínicos- convocados a este malestar y a su abordaje? ¿De que podemos hacernos responsables (responder de) cuando está en juego la relación de un sujeto al saber y a su cuerpo?



[2] http://www.nytimes.com/2014/04/12/health/idea-of-new-attention-disorder-spurs-research-and-debate.html?_r=0
[3]http://www.nytimes.com/2014/05/17/us/among-experts-scrutiny-of-attention-disorder-diagnoses-in-2-and-3-year-olds.html?_r=0
[5]Ver el citado Informe en el siguiente enlace: http://www.unicef.es/sites/www.unicef.es/files/Observaciones.pdf.


miércoles, 14 de mayo de 2014

la intimidad que deja de serlo




La Vanguardia. Cultura(s) | Miércoles, 14 de mayo 2014

Dossier: El porvenir de la intimidad
MIQUEL BASSOLS | ENRIC BERENGUER| JOSÉ R. UBIETO

La intimidad es una noción que se afianza a lo largo del siglo XIX en el marco de una cultura burguesa que hace de la vida privada y del yo su referencia civilizatoria. Se acepta así que cada uno es conocedor y dueño de sus secretos, tesis que empieza a desmontarse con el descubrimiento freudiano del inconsciente. Hay secretos íntimos para nosotros mismos y la ilusión de ser transparentes sólo se sostiene en ciertos momentos de la infancia cuando pensamos que los padres leen nuestros pensamientos.

Hoy esta intimidad sufre una profunda transformación y prueba de ello es la popularidad del concepto de extimidad. Generalmente se usa como si fuera el reverso de la intimidad y se asemeja al hecho de que hoy lo íntimo ha devenido público. Para Lacan, autor del neologismo, extimidad tiene otro significado, alude a aquello más íntimo que sin embargo es irreconocible para el sujeto porque se sitúa en en el exterior, como un cuerpo extraño. Se trata de otra intimidad que a pesar de parecernos ajena, nos es tan familiar por constituir el núcleo de nuestro ser. Es el interior intimo meo de San Agustín o ese odio que imputamos al otro –por su extranjeridad o diferencia-  y que sin embargo nos constituye a cada uno.

El porvenir de la intimidad va hoy a la par de las tecnologías digitales, que sostienen la ilusión de que se podría extraer la verdad del sujeto incluso aquello más opaco. La previdencia de Minority Report cada día resulta menos ficción y ya se especula con tecnologías capaces de leer nuestros pensamientos (!) o sistemas de trazabilidad que no dejarían oculto ni un segundo de nuestras vidas, como sucede con los objetos que incorporan un GPS. Tres psicoanalistas analizan en el dossier estas transformaciones.

“El yo a cielo abierto”. José R. Ubieto.

lunes, 5 de mayo de 2014

TIC: afición y adicción


29 de abril de 2014. La Vanguardia

Noelia Conrado

 
Las nuevas tecnologías de la información y la comunicación generan afición, pero también adicción. El exceso de consumo de pantallas digitales preocupa cada vez más a los padres
Unos envian whatsapps, otros leen correos electrónicos, hay quien consulta el tiempo, o busca el itinerario más eficaz para llegar a un lugar… El móvil es ya un instrumento imprescindible sin el cual algunos no sabrían vivir. Su utilización permanente y hasta compulsiva es preocupante. Lo habitual es realizar un promedio de 150 consultas diarias.
Lo dice el psicólogo clínico y psicoanalista José Ramón Ubieto, quien sostiene que el móvil se ha convertido en una herramienta de trabajo, en una linterna, en un GPS… “un instrumento multiuso que se puede utilizar con frecuencia y al cual se pueden realizar 150 consultas diariamente sin que eso suponga que seamos unos adictos a la tecnología, ya que la adicción no viene determinada por el número de consultas sino por la necesidad de hacerlas”.
Como el móvil, el resto de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) –ordenadores, consolas, reproductores de audio y vídeo, etc.– están llamadas a facilitarnos la vida, pero en ocasiones consiguen alterarla. El problema aparece cuando pasa de ser una afición o una herramienta de trabajo a convertirse en una obsesión. Ubieto distingue entre una adicción y un uso tecnológico muy frecuente: “Los nativos digitales, por ejemplo, han nacido en la era tecnológica y para ellos utilizar el móvil o internet a menudo es habitual, mientras que la adicción es una condición singular de cada individuo, hay personas que son más susceptibles de ser adictas a cualquier objeto, ya sea un móvil, un videojuego o una máquina tragaperras”.
LOS JÓVENES Y LAS TIC
Para Ubieto vivimos en una “sociedad adictiva”, dependiente de los objetos, donde todo incita a necesitar un producto determinado. Una conducta que es más proclive en los adolescentes, que sucumben ante las novedades y todavía no tienen forjada su personalidad.
Un dato significativo es que en 2013 entre la población infantil (de 10 a 15 años) el uso de las TIC fue muy elevado, nueve de cada diez niños utilizaron el ordenador e internet y seis de cada diez de los menores disponía de teléfono móvil, según datos del Instituto Nacional de Estadística.
Asimismo, según el estudio Jóvenes y Comunicación: la Impronta de lo Virtual, realizado por el Centro Reina Sofía sobre Adolescencia y Juventud, las TIC y las redes sociales son entendidas por los jóvenes como el lugar en el que hay que estar y en el caso de las personas más tímidas o inseguras les ayudan a perder la vergüenza.
Datos que corroboran que para los jóvenes la realidad virtual se ha convertido en una nueva forma de integración social y disponer de una cuenta en las redes sociales ya es imprescindible.
 
LA OTRA CARA DE LAS TIC
El consumo excesivo de las pantallas digitales –móvil, ordenador, tabletas, videojuegos o televisión– en algunos casos genera “un cambio de comportamiento como obsesión por las novedades, necesidad permanente de estar conectado, aislamiento del entorno familiar o pérdida de contacto con la sociedad y más amigos virtuales”, explica Enric Gómez, psicólogo del centro médico Atlàntida de Barcelona.
Gómez sostiene que cuando aparecen estos síntomas entre los adolescentes muchos padres acuden preocupados a las consultas, ya que no saben cómo manejar la situación, cómo vencer el uso compulsivo de las videoconsolas o cómo gestionar el tiempo que pasan utilizando las TIC. Situación que, en parte, es agravada –según Gómez–, por la ausencia de reglas, ya que no hay un manual sobre el uso adecuado de las redes sociales y no está estipulado el tiempo recomendable de consumo tecnológico, lo cual genera más incertidumbre.
Tanto Gómez como Ubieto coinciden en destacar que el uso de las TIC no se puede negar, la clave está en enseñar a utilizarlas correctamente. Para ello, los padres deben convertirse en aliados de las tecnologías y controlar el uso que hacen sus hijos de ellas.
Un caso controvertido es el de Facebook. El psicólogo de Atlàntida explica que un joven no puede tener Facebook hasta cumplir la mayoría de edad, ya que así lo indica la red social. No obstante, si los adolescentes desean crearse una cuenta los padres pueden llegar a un acuerdo. “Pueden proponerles que accedan a Facebook a través de sus cuentas, y si los padres no tienen deberían familiarizarse con el mundo digital, así sabrán qué es lo que quieren sus hijos y qué buscan en las redes”. Estarán demostrando que confían en sus hijos y ganarán su confianza, ya que les dejarán navegar, pero ellos controlarán la situación, ya que esta inmersión en Facebook se hará a través de su cuenta.
Además de estas indicaciones, Ubieto añade que es importante no dejarles solos: “Ellos aprenden rápido, pero nosotros tenemos que mostrarles las consecuencias del uso tecnológico, ya que cualquier actividad en la red deja una huella digital”. La red almacena todo –imágenes, vídeos, comentarios...– y “si no hacemos un buen uso de la información después se puede volver en contra”, sentencia.

domingo, 13 de abril de 2014

El futuro es femenino



La Vanguardia, Tendencias, 13 de abril de 2014


En un época de incertidumbres lo único cierto son las paradojas, signo de una nueva era en la que ya no funciona únicamente la lógica que inauguro el régimen patriarcal, donde todo estaba escrito y calculado en una misma clave. “Estamos en la fase de salida de la era del padre, escribía el psicoanalista Jacques Alain Miller, y lo femenino toma la delantera a lo viril”.

El factor más decisivo es el nuevo rol de la mujer que implica nuevas maneras de hacer y sitúa lo femenino como la lógica que mejor convive con las paradojas y la incertidumbre. Si lo fálico exige la previsión contable, cierto conservadurismo y promueve vínculos jerárquicos, lo femenino se aviene mejor con la improvisación, la horizontalidad de la red y una identidad en construcción.

Basta echar un vistazo a los recientes movimientos sociales y políticos, a los fenómenos de resistencia activa en los países islámicos, a las propuestas de cambio social, donde el compartir se ofrece como alternativa al conflicto directo, para percibir que el futuro es y será femenino. El liderazgo y la presencia en ellos de muchas mujeres y hombres que coinciden en no rechazar lo femenino que los constituye, anuncia esta nueva lógica del no-todo fálico, opuesta a la idea de la norma-macho que definiría en exclusiva aquello que es normal para hombres y mujeres. Lógica femenina que se expresa bien en las prioridades, más cercanas al sufrimiento, a lo que no va, a lo que cojea en cada uno y en cada comunidad.
La paradoja, decíamos, es el rasgo propio de la hipermodernidad y por ello este cambio cohabita con el viejo paradigma patriarcal: el totalitarismo en la política y el feminicidio en el ámbito de las relaciones de pareja, son sus síntomas más claros.
"Para el hambre que dice usted estar pasando, la veo bastante gordita". Esta frase, dicha por el periodista Alfonso Rojo a la activista de la PAH Ada Colau rezuma un evidente machismo, aunque solo sea por considerar que la “normalidad” de un cuerpo de mujer debería ser la delgadez. Pero además Colau es una líder social atrevida, que no ha rehuido enfrentarse dialécticamente a hombres poderosos, hecho también poco normal. No se trata de una simple anécdota que condenar, llueve sobre mojado. Las leyes sobre el aborto y la educación, o el auge en Europa de la extrema derecha son otras formas de “normalizar” esos cuerpos femeninos agitados.

Si el régimen del “todo fálico” supone que la mujer quede reducida a su condición de objeto, en la escena sexual y en otros ámbitos de la vida, la propuesta actual redefine los roles y torna problemático el papel del hombre. Para empezar ya no puede servirse igual de la potencia que le otorgaba esa disimetría y su rol central en la provisión de bienes. Hoy ya no son los hombres los únicos, y pronto dejarán de ser los principales, sustentandores de la familia.

Algunos leen este hecho, en su clave fálica, como la consecuencia de un cambio de poder: ahora ellas quieren mandar. Eso les provoca desorientación, inhibición, sentimientos de infantilización. Para otros el sentimiento de indignación y rabia, mezclado con el afecto depresivo, alcanza formas de odio que llegan al asesinato, tal como muestra la cifra de feminicidios.

El duelo de este tiempo que se acaba, difícil para muchos y muchas, se prolongará y en él mientrastanto asistiremos a la paradoja del retorno más feroz de modos antiguos que resisten violentamente a un futuro que será femenino.