Autor
José Ramón Ubieto
Psicólogo clínico y Psicoanalista. Miembro de la Asociación Mundial de Psicoanálisis y de la Escuela Lacaniana de Psicoanálisis. Colaborador docente de la Universidad Oberta de Catalunya.
Sinopsis
Niños movidos y desatentos en relación a los aprendizajes ha habido siempre. La novedad radica en la mentalidad contemporánea, ligada a la prisa y a una noción del tiempo que no contempla la espera ni el tiempo para comprender.
El libro quiere poner el énfasis en señalar la importancia de la subjetividad en todo el proceso de comprender el TDAH: la subjetividad de la época en primer lugar, ligada a lo fast. La subjetividad de los sujetos diagnosticados de TDAH, cuyos cuerpos agitados expresan así un malestar que confluye en unos síntomas, pero que responde a situaciones muy diversas. Y la subjetividad de los profesionales que intervienen: educadores y clínicos, que no pueden pensarse fuera del cuadro en el que se dibujan junto a los pacientes o educandos.
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Índice
INTRODUCCIÓN ................................................................................... 13
1. TDAH: CONSTRUCTO Y PATOLOGÍA .................................................. 19
Breve historia del TDAH .................................................................... 21
Criterios diagnósticos ....................................................................... 25
Aspectos etiológicos ........................................................................ 34
Paradojas “digitales” de la atención .................................................... 43
La venta del TDAH ........................................................................... 47
2. ABORDAJES TERAPÉUTICOS DEL TDAH ............................................. 55
Tratamiento farmacológico ............................................................... 59
Consultas y asesoramiento a los padres ............................................. 70
Trabajo en red: atención social, educación y salud ............................... 78
Cómo darse el tiempo de escuchar a los niños y adolescentes hiperactivos .................................................................................... 87
Caso 1: “TACHE” ..................................................................... 90
Caso 2: “DESPISTADO” ........................................................... 94
3. PERSPECTIVAS Y CONCLUSIONES .................................................... 99
BIBLIOGRAFÍA .................................................................................... 103
jueves, 19 de junio de 2014
Novedad: TDAH. Hablar con el cuerpo
lunes, 9 de junio de 2014
El voto del miedo
Votar es una decisión individual que sin embargo no sería
analizable sin tomar en cuenta la lógica colectiva en que se apoya. Hemos visto
el auge, en estas elecciones europeas, de los partidos “anti”, de aquellas
formaciones que propugnan un credo basado en el odio: a los inmigrantes, a
Europa, a la democracia. Han obtenido amplios apoyos en países con larga
tradición democrática como Francia, Reino Unido o Dinamarca.
Ese odio, que se proyecta en el otro, es en realidad el
odio de sí mismo, al que se refería Freud cuando reflexionaba, hace 100 años,
sobre las consecuencias de otra crisis, que supuso la mayor confrontación
bélica hasta entonces, la I Guerra Mundial. Cada uno de nosotros odia algo de
sí mismo, aquello que no le hace amable para el otro, aquello que expulsa fuera
y no reconoce como propio. Su impotencia
y sus dificultades para superar las crisis se las adjudica al otro como
culpable quedando él exento de responder de ellas.
Esta tesis la verificamos en cada sujeto, en los asuntos
de su vida cotidiana: trabajo, pareja, familia, y la misma lógica la
encontramos en los asuntos colectivos. La crisis económica, la desafección
política, la degradación de la convivencia o el impacto medioambiental son
algunas de las dificultades que nuestras sociedades “avanzadas” tienen que
resolver y para ello, previamente,
reconocer allí su responsabilidad.
Para muchos, sobre todo los más vulnerables, se impone el
miedo a no saber tratar con ese odio, a que el desamparo y la pobreza se les
impongan como destino frente al cual temen no poder reaccionar. Ese temor se ve
alimentado por la increencia en los líderes, algunos más preocupados de su
propia salvación y de sus intereses que del bien común.
Este voto del miedo no es ajeno al énfasis en las
políticas de austeridad extrema que inciden en la privación de derechos y
bienes (trabajo, vivienda, pensiones) a los más afectados, reforzando así su
temor al desamparo presente y futuro. La
política europea ha destacado por su afán normativizante pero los ciudadanos
han captado que el reverso de ese furor regulador era el abandono real y la
fragilidad en que iban quedando sus vidas.
domingo, 1 de junio de 2014
Violencia (s) y orgullo de casta
La Vanguardia | Domingo, 1 de
junio 2014
El
psicoanalista ingles Donald Winnicott en un breve escrito de 1964 a propósito
de los jóvenes pandilleros que alarmaban a la ciudadanía inglesa, concluía con
estas palabras: “Hoy en día desearíamos
más bien que la juventud durmiese desde los 12 hasta los 20 –parafraseando
el cuento de invierno de Shakespeare-
pero la juventud no dormirá. La tarea permanente de la sociedad, con respecto a
los jóvenes, es sostenerlos y contenerlos, evitando a la vez la solución falsa
y esa indignación moral nacida de la envidia del vigor y la frescura juveniles”
Los
sucesos de Can Vies y otros muchos nos muestran que la juventud –al menos parte
de ella- no duerme y provoca con su protesta más de una pesadilla. Pero ¿podría
ser de otra manera en una sociedad con un 50% de paro juvenil y un futuro
incierto para la próxima década? ¿Una sociedad con un 17% de familias –según
datos de esta semana del INE- que viven en la pobreza, incluidas algunas con
miembros que trabajan pero ni aún así llegan a fin de mes?
Qué
duda cabe que las expresiones de ese malestar incluyen a veces manifestaciones
de violencia injustificables que no representan al colectivo pero que enturbian
su protesta. El nihilismo y la pulsión de muerte, presentes también en algunos,
hacen acto de presencia y ya con una larga tradición. Resulta incomprensible
por ello que los dispositivos policiales y judiciales no hayan podido separar
el grano de la paja, que no sean capaces todavía –y tras muchos episodios
violentos- de identificar y detener a los delincuentes infiltrados en un
movimiento mayoritariamente pacífico. Las consecuencias de ello no son otras
que la criminalización generalizada de la protesta y el olvido mediático de sus
razones.
Se
habla mucho de la violencia de los encapuchados pero muy poco de la desigualdad
creciente, de la pobreza infantil y familiar, del No future de muchos de estos jóvenes estudiantes y graduados. Los
contenedores quemados iluminan la pantalla mediática que vela esta otra
violencia mucho más grave por las consecuencias extensas y profundas que está
teniendo en toda una generación. Su fogonazo nos ciega ante una realidad que
muchos prefieren no ver y así, como el ex presidente Felipe González, sentirse “orgulloso de pertenecer a esa
casta" de políticos que si bien consiguieron avances también han fracasado
en la transmisión de esa herencia.
Toda sociedad, decía
Hanna Arendt, debe poder acoger la novedad que las nuevas generaciones traen y
para ello debemos ayudarles a "hacerse un nombre", a tratar
sus malestares por la creación/invención para ponerse a cierta distancia de
esos pasajes al acto que hoy toman la forma de adicciones, robos o violencia
urbana.
Su lenguaje no es ni
será el nuestro. El suyo sólo puede ser provocativo, políticamente incorrecto
-a veces incluso obsceno- porque debe marcar una separación, un límite con el
mundo adulto. No es necesario que lo compartamos ni que nos entusiasme, basta
con darles la oportunidad de dar forma a sus creaciones. Eso supone invertir en
su futuro (formación, trabajo, vivienda) y dejarles un espacio para convivir en paz. Ellos tendrán que trazar sus
vías como lo hicieron todas las generaciones, expulsarlos es una solución falsa
que nos devolverá a la peor de las
pesadillas: el odio y la rabia de una generación perdida.
lunes, 26 de mayo de 2014
Cuerpos agitados y desatentos: ¿sujetos mudos?
Pubicado en català en El diari de l'educació. Blog de la Fundació Jaume Bofill
http://diarieducacio.cat/blogs/bofill/2014/05/23/cossos-agitats-i-desatents-subjectes-muts/
José Ramón Ubieto. Psicólogo clínico y psicoanalista. Autor de “TDAH. Hablar con el cuerpo”. EdiUoc, 2014 .
La Fundació Valld'Hebron
Institut de Recerca nos informa que, en una investigación de la que solo
conocemos resultados provisionales explicados en el congreso
reciente sobre el TDAH, ha detectado algún trastorno
de aprendizaje o psicopatológico en más del 20% de escolares catalanes. Las cifras – añaden - son comparables a las europeas,
pero aquí el 90% no está diagnosticado[1].
Esta previsto, con el apoyo de los Departamentos de
Benestar social, Ensenyament i Salut, que cuando se presenten los resultados
definitivos “haya un plan para ir resolviendo esa situación tan anómala de
alumnos con problemas sin diagnosticar ni tratar”.
Habrá que esperar, pues, a conocer los detalles de los datos
definitivos, así como la metodología utilizada y sobre todo las recomendaciones
que se sugieren para abordar estas problemáticas.
¿Qué podría añadir de nuevo este estudio? Sabemos que las
manifestaciones más importantes del padecimiento psíquico de los niños del
S.XXI giran alrededor de la escuela y de los aprendizajes. Lo cual no tiene
nada de extraño ya que la escuela es su principal foco socializador, tanto por
lo que se refiere a la adquisición de conocimientos y de hábitos como a la
interacción social con sus semejantes.
Buena parte de este
sufrimiento está ligado a los aprendizajes y a la relación que mantienen con el
saber, que no siempre es fácil y marcada por un deseo y un consentimiento a
aprender. Encontramos dificultades relacionadas a la carencia de recursos
personales o déficits cognitivos, dificultades vinculadas a la atención y
concentración y a veces rechazo directo de los aprendizajes (absentismo).
Algunas de las
dificultades en el ámbito escolar toman la forma del denominado TDAH (en los
EEUU el porcentaje es similar al que ofrece este estudio: 20% de alumnos de
secundaria), diagnóstico que sirve en muchos casos como cajón de sastre que
incluye verdaderas dificultades de atención vinculadas a conductas hiperactivas
y otras respuestas con etiología diferente.
Hoy además sabemos que ya
hay una nueva etiqueta para incluir aquellos trastornos que el TDAH no incluye
por no presentar los signos correspondientes de Hiperactividad. Se llama TLC:
Tempo Cognitivo Lento (SluggishCognitive Tempo) y cuenta
ya con más de dos millones de niños estadounidenses diagnosticados y medicados
con atomoxetina y psicoestimulantes[2].
También sabemos que el empuje de algunos a la
“detección” (y medicación) precoz no se detiene ante nada, ni siquiera ante las
pautas clínicas más elementales en paidopsiquiatría. Prueba de ello es que más
de 10.000 niños americanos (de clases desfavorecidas) menores de 3 años ya están
siendo diagnosticados y medicados por presentar (?) TDAH[3].El
propio Conners, profesor emérito de la Universidad de Duke y uno de los investigadores
y clínicos del TDAH más reconocido mundialmente, señaló recientemente, en una
entrevista para el New York Times, que el número de niños diagnosticados con
TDAH se había elevado a 3,5 millones (600.000 detectados en 1990). Él mismo
calificó estas cifras de "un desastre nacional de proporciones peligrosas”
y añadió diversas consideraciones en su blog[4].
El trastorno es ahora, en los EEUU, el segundo diagnóstico más frecuente a
largo plazo realizado en niños, muy cerca ya del asma.
Estamos de acuerdo en que
los aprendizajes hoy hacen síntoma para muchos niños/as y adolescentes. Y que
la lectura de ese síntoma no puede reducirse a unas estadísticas ni a la
invención de nuevas etiquetas que recojan los restos de las anteriores ni
tampoco al uso generalizado y al abuso de la medicación.
Por lo que se refiere a
nuestro país, en el Informe del año 2010 del Comité de Derechos del Niño,
organismo de Naciones Unidas que vela por la aplicación de la Convención
sobre Derechos del Niño, y en las recomendaciones dirigidas al Estado español,
en el apartado de “Salud y acceso a servicios sanitarios” ya se advertía
textualmente:
“El Comité
expresa también su preocupación por la información que indica un aumento, en un
período corto, en la prescripción de psicoestimulantes a niños diagnosticados
con un trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH)”
“El Comité
recomienda al Estado parte que examine con detenimiento el fenómeno de la
prescripción excesiva de medicamentos a los niños y adopte iniciativas para proporcionar
a los niños diagnosticados con un TDAH y otros trastornos del comportamiento,
así como a sus padres, madres y maestros, acceso a una amplia gama de medidas y
tratamientos educativos y psicológicos”[5].
Esta es, pues, la cuestión
que nos importa, más allá de las discusiones nominalistas o etiológicas:
¿sabremos leer esos cuerpos agitados y/o indolentes que hablan de un malestar
que interfiere en sus aprendizajes tomándolos como interlocutores? ¿O por el
contrario vamos a reducirlos a cuerpos deficitarios que exigen correcciones
bioquímicas o conductuales sin escuchar el sufrimiento subjetivo que implican?
¿Cómo entender las formas, particulares a cada uno, para agitarse o desatender
a sus profesores? ¿No estamos –como padres, docentes o clínicos- convocados a
este malestar y a su abordaje? ¿De que podemos hacernos responsables (responder
de) cuando está en juego la relación de un sujeto al saber y a su cuerpo?
[2]
http://www.nytimes.com/2014/04/12/health/idea-of-new-attention-disorder-spurs-research-and-debate.html?_r=0
[3]http://www.nytimes.com/2014/05/17/us/among-experts-scrutiny-of-attention-disorder-diagnoses-in-2-and-3-year-olds.html?_r=0
[4] ADHD World: http://adhd-world.blogspot.com.es/.
[5]Ver el citado Informe en el
siguiente enlace: http://www.unicef.es/sites/www.unicef.es/files/Observaciones.pdf.
miércoles, 14 de mayo de 2014
la intimidad que deja de serlo
La Vanguardia. Cultura(s) | Miércoles, 14 de mayo 2014
Dossier:
El porvenir de la intimidad
MIQUEL BASSOLS | ENRIC BERENGUER| JOSÉ R. UBIETO
La intimidad es una
noción que se afianza a lo largo del siglo XIX
en el marco de una cultura burguesa que hace de la vida privada y del yo su
referencia civilizatoria. Se acepta así que cada uno es conocedor y dueño de
sus secretos, tesis que empieza a desmontarse con el descubrimiento freudiano
del inconsciente. Hay secretos íntimos para nosotros mismos y la ilusión de ser
transparentes sólo se sostiene en ciertos momentos de la infancia cuando
pensamos que los padres leen nuestros pensamientos.
Hoy esta intimidad sufre una profunda
transformación y prueba de ello es la popularidad del concepto
de extimidad. Generalmente se usa como si fuera el reverso de la intimidad y se
asemeja al hecho de que hoy lo íntimo ha devenido público. Para Lacan, autor
del neologismo, extimidad tiene otro significado, alude a aquello más íntimo
que sin embargo es irreconocible para el sujeto porque se sitúa en en el exterior, como un cuerpo extraño. Se trata de
otra intimidad que a pesar de parecernos ajena, nos es tan familiar por
constituir el núcleo de nuestro ser. Es el interior intimo meo de San Agustín o ese odio que imputamos al otro –por su
extranjeridad o diferencia- y que sin
embargo nos constituye a cada uno.
El porvenir de la intimidad va hoy a la
par de las tecnologías digitales, que sostienen la ilusión de que se podría extraer la verdad del sujeto
incluso aquello más opaco. La previdencia de Minority Report cada día resulta menos ficción y ya se especula con
tecnologías capaces de leer nuestros pensamientos (!) o sistemas de
trazabilidad que no dejarían oculto ni un segundo de nuestras vidas, como
sucede con los objetos que incorporan un GPS. Tres psicoanalistas analizan en el
dossier estas transformaciones.
“El yo a cielo abierto”. José R. Ubieto.
lunes, 5 de mayo de 2014
TIC: afición y adicción
29 de abril de 2014. La Vanguardia
Noelia Conrado
Las
nuevas tecnologías de la información y la comunicación generan afición, pero
también adicción. El exceso de consumo de pantallas digitales preocupa cada vez
más a los padres
Unos
envian whatsapps, otros leen correos electrónicos, hay quien consulta el tiempo,
o busca el itinerario más eficaz para llegar a un lugar… El móvil es ya un
instrumento imprescindible sin el cual algunos no sabrían vivir. Su utilización
permanente y hasta compulsiva es preocupante. Lo habitual es realizar un
promedio de 150 consultas diarias.
Lo
dice el psicólogo clínico y psicoanalista José Ramón Ubieto, quien
sostiene que el móvil se ha convertido en una herramienta de trabajo, en una
linterna, en un GPS… “un instrumento multiuso que se puede utilizar con
frecuencia y al cual se pueden realizar 150 consultas diariamente sin que eso
suponga que seamos unos adictos a la tecnología, ya que la adicción no viene
determinada por el número de consultas sino por la necesidad de
hacerlas”.
Como
el móvil, el resto de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC)
–ordenadores, consolas, reproductores de audio y vídeo, etc.– están llamadas a
facilitarnos la vida, pero en ocasiones consiguen alterarla. El problema aparece
cuando pasa de ser una afición o una herramienta de trabajo a convertirse en una
obsesión. Ubieto distingue entre una adicción y un uso tecnológico muy
frecuente: “Los nativos digitales, por ejemplo, han nacido en la era tecnológica
y para ellos utilizar el móvil o internet a menudo es habitual, mientras que la
adicción es una condición singular de cada individuo, hay personas que son más
susceptibles de ser adictas a cualquier objeto, ya sea un móvil, un videojuego o
una máquina tragaperras”.
LOS
JÓVENES Y LAS TIC
Para
Ubieto vivimos en una “sociedad adictiva”, dependiente de los objetos,
donde todo incita a necesitar un producto determinado. Una conducta que es más
proclive en los adolescentes, que sucumben ante las novedades y todavía no
tienen forjada su personalidad.
Un
dato significativo es que en 2013 entre la población infantil (de 10 a 15 años)
el uso de las TIC fue muy elevado, nueve de cada diez niños utilizaron el
ordenador e internet y seis de cada diez de los menores disponía de teléfono
móvil, según datos del Instituto Nacional de Estadística.
Asimismo,
según el estudio Jóvenes y Comunicación: la Impronta de lo Virtual, realizado
por el Centro Reina Sofía sobre Adolescencia y Juventud, las TIC y las redes
sociales son entendidas por los jóvenes como el lugar en el que hay que estar y
en el caso de las personas más tímidas o inseguras les ayudan a perder la
vergüenza.
Datos
que corroboran que para los jóvenes la realidad virtual se ha convertido en una
nueva forma de integración social y disponer de una cuenta en las redes sociales
ya es imprescindible.
LA
OTRA CARA DE LAS TIC
El
consumo excesivo de las pantallas digitales –móvil, ordenador, tabletas,
videojuegos o televisión– en algunos casos genera “un cambio de comportamiento
como obsesión por las novedades, necesidad permanente de estar conectado,
aislamiento del entorno familiar o pérdida de contacto con la sociedad y más
amigos virtuales”, explica Enric Gómez, psicólogo del centro médico
Atlàntida de Barcelona.
Gómez sostiene que cuando
aparecen estos síntomas entre los adolescentes muchos padres acuden preocupados
a las consultas, ya que no saben cómo manejar la situación, cómo vencer el uso
compulsivo de las videoconsolas o cómo gestionar el tiempo que pasan utilizando
las TIC. Situación que, en parte, es agravada –según Gómez–, por la
ausencia de reglas, ya que no hay un manual sobre el uso adecuado de las redes
sociales y no está estipulado el tiempo recomendable de consumo tecnológico, lo
cual genera más incertidumbre.
Tanto
Gómez como Ubieto coinciden en destacar que el uso de las TIC no
se puede negar, la clave está en enseñar a utilizarlas correctamente. Para ello,
los padres deben convertirse en aliados de las tecnologías y controlar el uso
que hacen sus hijos de ellas.
Un
caso controvertido es el de Facebook. El psicólogo de Atlàntida explica que un
joven no puede tener Facebook hasta cumplir la mayoría de edad, ya que así lo
indica la red social. No obstante, si los adolescentes desean crearse una cuenta
los padres pueden llegar a un acuerdo. “Pueden proponerles que accedan a
Facebook a través de sus cuentas, y si los padres no tienen deberían
familiarizarse con el mundo digital, así sabrán qué es lo que quieren sus hijos
y qué buscan en las redes”. Estarán demostrando que confían en sus hijos y
ganarán su confianza, ya que les dejarán navegar, pero ellos controlarán la
situación, ya que esta inmersión en Facebook se hará a través de su
cuenta.
Además
de estas indicaciones, Ubieto añade que es importante no dejarles solos:
“Ellos aprenden rápido, pero nosotros tenemos que mostrarles las consecuencias
del uso tecnológico, ya que cualquier actividad en la red deja una huella
digital”. La red almacena todo –imágenes, vídeos, comentarios...– y “si no
hacemos un buen uso de la información después se puede volver en contra”,
sentencia.
domingo, 13 de abril de 2014
El futuro es femenino
La Vanguardia, Tendencias, 13 de abril de 2014
En un época de incertidumbres lo único cierto son las paradojas, signo de
una nueva era en la que ya no funciona únicamente la lógica que inauguro el
régimen patriarcal, donde todo estaba escrito y calculado en una misma clave.
“Estamos en la fase de salida de la era del padre, escribía el psicoanalista
Jacques Alain Miller, y lo femenino toma la delantera a lo viril”.
El factor más decisivo es el nuevo rol de la mujer que implica nuevas
maneras de hacer y sitúa lo femenino como la lógica que mejor convive con las
paradojas y la incertidumbre. Si lo fálico exige la previsión contable, cierto
conservadurismo y promueve vínculos jerárquicos, lo femenino se aviene mejor
con la improvisación, la horizontalidad de la red y una identidad en
construcción.
Basta echar un vistazo a los recientes movimientos sociales y políticos, a
los fenómenos de resistencia activa en los países islámicos, a las propuestas
de cambio social, donde el compartir se ofrece como alternativa al conflicto
directo, para percibir que el futuro es y será femenino. El liderazgo y la
presencia en ellos de muchas mujeres y hombres que coinciden en no rechazar lo
femenino que los constituye, anuncia esta nueva lógica del no-todo fálico,
opuesta a la idea de la norma-macho que definiría en exclusiva aquello que es
normal para hombres y mujeres. Lógica femenina que se expresa bien en las
prioridades, más cercanas al sufrimiento, a lo que no va, a lo que cojea en
cada uno y en cada comunidad.
La paradoja, decíamos, es el rasgo propio de la
hipermodernidad y por ello este cambio cohabita con el viejo paradigma
patriarcal: el totalitarismo en la política y el feminicidio en el ámbito de
las relaciones de pareja, son sus síntomas más claros.
"Para el hambre que dice usted estar pasando, la veo
bastante gordita". Esta frase, dicha por el periodista Alfonso Rojo a la
activista de la PAH Ada Colau rezuma un evidente machismo, aunque solo sea por
considerar que la “normalidad” de un cuerpo de mujer debería ser la delgadez.
Pero además Colau es una líder social atrevida, que no ha rehuido enfrentarse dialécticamente
a hombres poderosos, hecho también poco normal. No se trata de una simple anécdota
que condenar, llueve sobre mojado. Las leyes sobre el aborto y la educación, o
el auge en Europa de la extrema derecha son otras formas de “normalizar” esos
cuerpos femeninos agitados.
Si el
régimen del “todo fálico” supone que la mujer quede reducida a su condición de
objeto, en la escena sexual y en otros ámbitos de la vida, la propuesta actual
redefine los roles y torna problemático el papel del hombre. Para empezar ya no
puede servirse igual de la potencia que le otorgaba esa disimetría y su rol
central en la provisión de bienes. Hoy ya no son los hombres los únicos, y
pronto dejarán de ser los principales, sustentandores de la familia.
Algunos
leen este hecho, en su clave fálica, como la consecuencia de un cambio de
poder: ahora ellas quieren mandar. Eso les provoca desorientación, inhibición,
sentimientos de infantilización. Para otros el sentimiento de indignación y
rabia, mezclado con el afecto depresivo, alcanza formas de odio que llegan al
asesinato, tal como muestra la cifra de feminicidios.
El
duelo de este tiempo que se acaba, difícil para muchos y muchas, se prolongará
y en él mientrastanto asistiremos a la paradoja del retorno más feroz de modos
antiguos que resisten violentamente a un futuro que será femenino.
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